La cifras manejadas hasta ahora sobre el número de personas ejecutadas en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau (sur de Polonia) durante la II Guerra Mundial oscilaban entre uno y dos millones. Sin embargo, según la información que se conserva en los archivos del FSB, el antiguo KGB, las SS mataron en Auschwitz a más de cuatro millones de reclusos, judíos en su inmensa mayoría. El testimonio de un superviviente, que figura también entre los documentos de los servicios secretos rusos, sostiene que fueron seis millones.
Así lo asegura el historiador ruso Vladímir Makárov, especialista del Archivo Central del FSB, en una entrevista a la agencia Interfax, ofrecida en la víspera del 65 aniversario de la liberación de los confinados en Auschwitz por las tropas soviéticas. «Comenzando en 1940, al campo llegaban cada día diez trenes con unos 40 o 50 vagones cada uno. En cada vagón había entre 50 y 100 personas, de las que el 70% eran exterminadas nada más llegar», asegura Makárov.
Sólo 2.819 supervivientes
Según sus palabras, «sólo una pequeña parte de los reclusos, los más sanos, eran utilizados en las factorías militares nazis o como cobayas para experimentos médicos, pero al final eran también aniquilados». Hasta que, el 27 de enero de 1945, unidades de la División número 100 del Ejército Rojo, bajo el mando del general Krasávina, entraron en Auschwitz y liberaron a los 2.819 prisioneros que quedaban con vida.
La evacuación del campo había comenzado diez días antes, debido a la proximidad de las tropas soviéticas. Hasta el último momento, los alemanes estuvieron dinamitando las cámaras de gas y los crematorios en un intento de borrar las huellas del horror. «No lo lograron del todo», afirma Makárov. Inmediatamente, empezaron a trabajar sobre el terreno investigadores de la inteligencia militar soviética, la «Smersh».
«Había en funcionamiento cinco hornos crematorios con una capacidad de incineración de 270.000 cadáveres al mes», constata el historiador ruso. Cada uno de los crematorios disponía de su propia cámara de gas, camuflada bajo la apariencia de duchas colectivas, además de otras dos complementarias en el exterior. El gas empleado era el Zyklon B, elaborado a partir de un compuesto del cianuro. Makárov subraya que «el flujo de cadáveres era mayor del que podían absorber los crematorios, por lo que muchos cuerpos eran quemados en hogueras encendidas en fosas dentro del campo... La comisión calculó más de cuatro millones de personas exterminadas», señala el historiador.
Uno de los testigos interrogados por los agentes soviéticos, un tal Anton Honkish, prisionero de la localidad polaca de Kozy que trabajó en la construcción de Oswiecim (Auschwitz), cree que en las cámaras de gas perecieron al menos seis millones de infelices, incluyendo niños, mujeres y ancianos. Auschwitz-Birkenau, construido por orden de Heinrich Himmler, convertido ahora en museo, ha recuperado en su entrada la placa robada hace dos meses con la frase «Arbeit macht frei» (el trabajo te hace libre).
Rafael M. Mañueco - Moscú
www.abc.es
Nenhum comentário:
Postar um comentário