domingo, 31 de janeiro de 2010

¿Gili... integral? No lo parece...

ABC recordaba ayer la metedura de pata de José Bono en enero de 2004, cuando fue pillado por un micrófono abierto llamando al primer ministro británico y correligionario suyo «gilipollas integral». Días después, el 13 de enero, me reunía en Portculis House, Londres, con Peter Mandelson, dos veces ministro con Blair, después comisario europeo y hoy ministro de Comercio e impotente salvavidas de Gordon Brown. Recuerdo que Mandelson me dijo de los socialistas españoles: «They are a hopeless lot» -son imposibles.

El supuesto gilipollas compareció el viernes ante la comisión Chilcot, creada para «establecer de la manera más exacta posible lo que ocurrió e identificar las lecciones que puedan aprenderse». En esta comisión, que se ha convertido en un juicio sumarísimo al ex primer ministro, lo que más ha sorprendido ha sido el número de altos funcionarios británicos que sirvieron bajo Blair en los días de Irak y que ahora declaran contra él. Destaca entre ellos el que era embajador en Washington, Christopher Meyer. Él declaró ante la comisión que en abril de 2002 Bush y Blair «firmaron un pacto de sangre» para derrocar a Sadam en el rancho de Crawford. El hecho de que Meyer fuera excluido de aquella reunión sí nos puede enseñar una lección útil para el futuro: Si marginas al embajador de la reunión, no está comprometido por el secreto de la misma y puede decir lo que le dé la gana, lleno de resentimiento por su exclusión.

Pero lo más relevante de la intervención de Blair fue la firme defensa que hizo de su decisión: «No hubiera ido a Irak si no hubiera creído que era lo correcto. Punto. Es una decisión que tomaría de nuevo.» José Bono, en cambio, está igual de orgulloso de haber sacado a nuestras tropas corriendo. Quizá Bono quiera decirnos qué armamento podría tener Irak hoy con Sadam en el poder y los precios del petróleo que hemos tenido desde 2003.

Ramón Pérez-Maura

www.abc.es

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