Barack Obama Obama acaba de cumplir un año mientras Europa hace frente a difíciles problemas estructurales. Dejemos la celebración (?) de la Casa Blanca a los sabios mientras volvemos a este lado del Atlántico. La UE, perdonen, ha conseguido tener instituciones, lo que refuerza sus esperanzas de no morir en el siglo XXI. Son cinco rocas, Consejo, Parlamento, Comisión, Banco Central, Tribunal de Justicia. José Luis Rodríguez Zapatero, último presidente en el turno semestral de la UE, ha arriesgado demasiado al hablar del «carácter transformador de la presidencia española». Probablemente no haya transformación. J .I. Torreblanca (Política Exterior, enero 2010) cree que España dirigirá una presidencia de gestión, lo cual no ha de ser motivo de alarma; España, añade, tiene experiencia política y administrativa para desempeñar con eficacia las tareas de coordinación. Además, el momento político internacional, europeo y nacional es lo bastante malo como para no tomar grandes decisiones... Europa está en fase de consolidación, no de transformación.
Además, creemos nosotros, Europa necesita no sólo políticas y administraciones, sino proyectos. Dos ejemplos, Galileo, el sistema global de navegación por satélite, a punto de nacer; y el A400M, el gran avión de transporte militar de EADS, que acaba de volar. Construido en Francia, Alemania, Reino Unido, España, el gigantesco avión compite sobre todo con la industria y la tecnología americanas (no usamos el barbarismo estadounidense, inexistente en inglés, alemán, francés...).
El GPS de nuestros taxis es de origen militar. Proyectado por Estados Unidos hace treinta y tantos años, se comercializó al final del siglo. Hoy nos ayuda a localizar calles y plazas. Quizás el Pentágono no interrumpa el servicio «por necesidades estratégicas» y nuestros taxis puedan ver y localizar. En el caso del navegador americano y su réplica soviética, Glonass, no cabe reclamar ante un error. En el Galileo, por contra, se podrá pedir responsabilidad. La Agencia Espacial Europea y la Comisión responderán de la precisión e integridad del sistema. Integridad: veracidad de la información, incluida la alarma en caso de error.
Galileo, réplica europea de los sistemas de navegación por satélite, garantizará la interoperabilidad: es de carácter civil y de cobertura mundial (el GPS fallaba en latitudes muy altas, en Europa, por ejemplo, en los países escandinavos). Galileo, dice su agitprop, no quiere ser un competidor sino un complemento del GPS. El cliente podrá recibir en un único receptor los dos sistemas.
Otro proyecto es el gran avión de transporte militar que volaba por primera vez el 11 de diciembre 2009, en Sevilla, en presencia del Rey Juan Carlos I, de siete ministros europeos y de los fabricantes. Ese proyecto ha devuelto a Europa al centro del sector aeroespacial, dominado por Estados Unidos. EADS (European Aeronautic Defence and Space company), sociedad madre de Airbus, tendrá que responder de más de dos años de retraso y de un 25 por ciento de sobreprecio. Pero no es imposible que los gobiernos europeos faciliten en estos días un acuerdo con el constructor. Siete países, Alemania, Francia, Reino Unido, España, Turquía, Bélgica, Luxemburgo, compran 180 aviones. El A400M movilizará 40.000 puestos de trabajo en Europa; se ensamblará en Sevilla; España construirá además una parte de los motores, del timón y de las alas. El avión, con autonomía de 8.700 kilómetros, puede aterrizar en menos de 800 metros, en una mala pista de tierra, con maquinaria y equipos frente a catástrofes como la de Haití.
Los gobiernos democráticos deben someterse al voto popular cada cuatro o cinco años. El A400M como el Galileo son piezas distintas del mismo modelo: victorias de la continuidad y el largo plazo, mantenidas día a día durante décadas.
Darío Valcárcel
www.abc.es
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