quinta-feira, 21 de janeiro de 2010

Llamazares y el pelo de la dehesa

Es chusco y admito que misterioso que el FBI eligiera los pelos de Llamazares para hacerse su «petit point» digital de Ben Laden, habiendo tantas opciones en Google. Tenían todos los pelos del mundo para elegir. Tenían la fronda quirúrgica de Bono y la escobilla pop-art de Teófila Martínez. Tenían el bucle melancólico y parabólico de Anasagasti. Tenían el pubis de la frente de Madrazo, que cuando piensa hace la danza del vientre… ¿Por qué fueron a elegir justo el pelo de Llamazares? ¿Qué electricidad tiene el pelo de Llamazares que no tenga el de Pitita Ridruejo? No digo que no sea éste un asunto peliagudo, pero más misterioso y más chusco me parece todavía el hecho de que lo hayan descubierto. ¿Quién es el sujeto que se ha podido dar cuenta de una cosa así? ¿Qué hay en su oscura mente? ¿De dónde viene y adónde va? ¿A qué dedica el tiempo libre? Yo que Llamazares le tendría más miedo a ese tipo que al FBI. A mí personalmente lo que me daría yuyu es que exista un individuo que se ha fijado de esa manera tan detenida, tan obsesiva, tan freudiana en mi flequillito. Si yo fuera Llamazares dormiría con una redecilla puesta en la sesera dado que mi cuero cabelludo despierta tal atención y semejantes pasiones internacionales. Si yo fuera Llamazares, en fin, es que sencillamente no dormiría tranquilo sabiendo que existe alguien por ahí que se conoce mi pelo con pelos y señales, valga la redundancia.

El tercer hecho insólito –y más chusco aún que los otros dos– es el pollo que ha montado Llamazares, ese peligro que dice que corre su seguridad y que está un tanto traído por los pelos. Con el debido respeto, a mí me parece que eso es ya pasarse un pelín y rizar el rizo. ¿Cree Llamazares de veras que en Estados Unidos hay multitudes que van a reconocer sus caracolillos? ¿Cree que su mechón le convierte en diana? ¿Cree eso el hombre que apuntó a su partido a todos los Lizarras y que se ha caracterizado por una absoluta insensibilidad hacia las verdaderas dianas del terror en el País Vasco? Y es que oponerse a los pactos con ETA o a los planes de Ibarretxe es lo que de verdad ha constituido una amenaza de muerte en este país. Meterse con el Presidente de los Estados Unidos es algo que sale gratis. En Euskadi he conocido a más de un columnista que se enfrentaba todas las semanas valientemente con los Estados Unidos y sus presidentes, pero que de ETA y del nacionalismo no decía ni Pamplona.

Llamazares no tiene pelos en la lengua, como esos columnistas vascos que hacen temblar al Imperio. Quiere «explicaciones al más alto nivel, no de funcionarios de medio pelo» y nunca mejor dicho dada la naturaleza capilar del asunto. Quizá lo que sucede es que el comunismo español tiene un problema de caspa. Ahora es el pelo de la dehesa de Llamazares y antes fue la peluca de Carrillo. La caspa del comunismo español es la megalomanía y su paranoia recurrente de que el imperialismo yanki le sigue los pasos. Llamazares quiere que rueden cabezas y ya se pueden ir preparando los Estados Unidos para la lluvia de dimisiones que les espera en el FBI, la Casa Blanca, el Pentágono… Ya pueden rezar, sí, los americanos porque aquí va a arder Troya. Éste es un tema de Obama para arriba, no les digo más.

Iñaki Ezquerra

www.larazon.es

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