quinta-feira, 26 de agosto de 2010

Más caídos en una guerra silenciada

El capitán de la Guardia Civil José María Galera, el alférez Abrahm Leoncio Bravo y el intérprete nacionalizado español, Ataollah Taefi Kalili, han fallecido este miércoles en el noroeste de Afganistán después de que un talibán infiltrado, que trabajaba desde hacía cinco meses como chófer del jefe de la policía afgana, les disparará con un fusil de asalto durante una clase de formación a policías afganos.

Aunque lo primero que hagamos sea transmitir el pésame a las familias y unirnos al merecido elogio que el Gobierno y el principal partido de la oposición han hecho de la labor que lleva a cabo todo el contingente destinado en Afganistán, no podemos dejar de criticar la ausencia de la ministra de Defensa en la rueda de prensa que, abierta a muy pocas preguntas, ha ofrecido Rubalcaba, no sin antes haber dado la primicia de la noticia a la cadena SER.

Es cierto que la Benemérita es un cuerpo dependiente del Ministerio del Interior, pero no es menos cierto que los guardias civiles han caído en Afganistán, en el interior de una base militar y llevando a cabo una misión de adiestramiento de la OTAN. El hecho de que Chacón no haya comparecido junto a Rubalcaba, al margen de sus muy desiguales capacidades, no es más que un intento –uno más– de disimular la situación bélica que padece Afganistán y en la que participan nuestros soldados. Otro tanto se podría decir del intento del Gobierno por silenciar las informaciones sobre el posterior intento de asalto de la base española por parte de un nutrido grupo de integristas, y que nuestros soldados habrían repelido abriendo fuego y causando una veintena de heridos.

Lo que es evidente es que Rubalcaba no debe remplazar a Chacón en lo que a la ministra de Defensa le compete ni, menos aun, al presidente del Gobierno, quien debe dar una inmediata explicación en el Congreso, no ya sólo para ofrecer detalla información de lo que ha ocurrido, sino también para que los ciudadanos tengan todos los criterios para valorar el sentido de permanecer o no en Afganistán. Como bien ha señalado el portavoz de CiU, el Gobierno, y especialmente Zapatero y Chacón, actúan "como si el Ejército hiciera de ONG en Afganistán e ignorando la existencia de una guerra que muy posiblemente la comunidad internacional tenga perdida".

No sabemos si perdida, pero desde luego la de Afganistán es una guerra y, ciertamente, hemos de advertir que la decisión del Gobierno de Obama de fijar en 2011 la fecha de la retirada no augura nada bueno. Como recientemente advertían nuestros analistas del GEES, "lo cierto es que no hay guerra en el mundo que se haya ganado con fecha de caducidad".

Es por ello por lo que Zapatero debe dar inmediatas explicaciones sobre la presencia española y sobre el nivel de coordinación con nuestros aliados, muy especialmente con los EEUU. Nosotros, a diferencia de los socialistas y de los que les secundaron, no salimos ahora con el "no a la guerra", como sin duda ellos estarían haciendo en estos mismos momentos si el PP estuviera en el Gobierno. Seguimos considerando que esta guerra es justa y que ganarla es esencial tanto par el futuro de los afganos como para la seguridad del mundo libre. Pero, para que el sacrificio de nuestros soldados y guardias civiles no resulte estéril, nuestro Gobierno, como el conjunto de los gobiernos aliados, debe demostrar que hay voluntad y determinación a la hora de hacer de Afganistán un sitio más libre y más seguro. Gracias a ellos se ha podido celebrar elecciones en el país, tal y como las que se celebrarán el próximo septiembre. No son las primeras, esperemos que no sean las últimas.

http://www.libertaddigital.com

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