segunda-feira, 2 de agosto de 2010

¿Quién mató a mi hermano, Señor Zapatero?

Según Rubalcaba, los terroristas que cumplen condena en Nanclares de Oca por pertenencia a banda armada no son de ETA. O este hombre se cree que los españoles somos tontos de baba o tiene una poca vergüenza que traspasa todos los límites. Presos que responden al nombre de Andoni o al apellido de Astarloa no pueden ser terroristas que matan inocentes en nombre del dios del Islam, y si están en la cárcel por delitos terroristas, me puede usted, señor ministro, explicar a mí y a media España por qué de la noche a la mañana, gracias a su benevolencia, estos asesinos etarras han dejado de serlo y, por consiguiente, salen a estudiar o trabajar, según les plazca, saltándose el tercer grado y disfrutando de la vida en libertad de la que no pueden gozar aquellos a los que ellos mataron cuando quizás fueran de ETA. Me imagino que no se atreverá usted a decirle en la cara a las víctimas de estos etarras (yo sí les llamo etarras, ayer, hoy y mañana) que quienes acabaron con los sueños de sus maridos, hijos y hermanos no lo hicieron en nombre de ETA y de esa tierra prometida que tantos españoles han defendido con su sangre. Deberíamos saber la identidad de estos siete etarras privilegiados y también conocer la de sus víctimas. Aunque la mala conciencia prefiera el anonimato, es muy importante ponerle cara al dolor de las víctimas que no prescribe y que se consuela al calor de la justicia, desesperándose cuando, como ahora, ésta se pliega a los intereses de gobernantes que pretenden que un vergonzoso e injusto pacto con la ETA les ayude a recuperar la confianza de su pueblo. No es abriendo las cárceles para que salgan los etarras disfrazados de laboriosos ciudadanos de bien como usted va a salir reelegido, señor Zapatero, por mucho que sus ministros, fiscales y jueces afines le ayuden en esa ingrata y repugnante tarea. A usted ya no puede ayudarle ni una ETA colaboradora ni nadie, porque ha perdido el crédito mínimo que un gobernante necesita para afrontar un nuevo ciclo de poder, así que váyase con gloria y no se arrastre de nuevo ante esas alimañas que tanto daño le han hecho a su nación, porque España es, a su pesar, su única nación. No tengo ni idea de cuál es la nueva estrategia antiterrorista del Gobierno, pero lo que veo es que dista mucho de esa proclamada derrota de la que tanto presume Zapatero. ¿Acaso se derrota a ETA permitiendo que los terroristas abandonen la cárcel y vivan como usted y yo, que no hemos matado ni a una mosca? ¿Cree Rubalcaba que la intención de pagar las indemnizaciones a sus víctimas es suficiente aval para librarse de una condena que debería ser cumplida íntegramente y sin beneficios? Todo este baile de etarras que juegan a buenos y malos es una humillación constante, no sólo a las víctimas, sino a todos los españoles. Nadie se salva en España de la confusión, nada es lo que parece, no lo fue la crisis, que se ocultó bajo el eufemismo de desaceleración, no lo es el camino hacia la independencia a la que se llama nación política y no lo son los crímenes de ETA, los que dejan de serlo simplemente porque sus asesinos pidan un perdón que al parecer solo sabe el señor ministro, porque sus víctimas declaran que a ellos nadie les ha pedido perdón. Esta es nuestra España de hoy, donde se detiene a etarras para luego soltarlos. No me negarán que las víctimas tienen todo el derecho del mundo a estar indignadas y a seguir reclamando justicia en la calle o donde quiera que alguien las escuche. Porque si se callan, como quieren quienes desean apagar las luces mientras hacen el golpe de magia de librar a los etarras de sus culpas, dentro de poco no quedara un terrorista preso y bastarán un par de líneas con un falso «cuanto lo siento» para que se les abran las puertas de la libertad y de la respetabilidad. Es como si los nazis que gasearon a millones de judíos dejaran de serlo por el simple hecho de haberse arrepentido de sus actos. No sabía que el arrepentimiento fuese un atenuante tan potente. ¡Cómo se enteren los reclusos no va a quedar nadie dentro! Me pongo en la piel de las víctimas de estos etarras de Nanclares de Oca y pienso en el día que Rubalcaba o el de turno tengan el valor de decir que quienes dispararon por la espalda a mi hermano y a su mujer no son de ETA. Reconozco que mi paciencia tiene un límite y este Gobierno sin valores, sin decencia y sin vergüenza la esta agotando. Y no solo la mía, sino la de todos los españoles de bien que como yo ansían un mañana sin ETA y sin terroristas que asesinan, pero ese escenario vendrá cuando los asesinos sepan con seguridad que no aparecerá ningún ministro ni nadie a abrirles las puertas de sus celdas en las que cumplirán íntegras las condenas que el juez les impuso en su día y lo harán sin gozar del más pequeño de los beneficios.

Teresa Jiménez Becerril

www.abc.es

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