Brasil es hoy el único país emergente de la América Latina del siglo XXI. Te conozco muy bien: de norte a sur y desde la Amazonia a tus maravillosas playas. Su gente, cultura, literatura, política y sobre todo tu música. ¿Quién no ha bailado o escuchado alguna vez una bossa-nova? Vinicius Da Moraes, Toquinho... Antes de morir Vinicius tenía un bar que arrogantemente llamó «Cirrosis». Este tiene que ser tu siglo. Después de Getulio Vargas, los milicos, las inolvidables «malufetas», el tancredismo, te llegó la estabilidad democrática quizás por la solidez de tus instituciones.
Y vino desde el noreste un inmigrante a Sao Paulo, por supuesto sindicalista y trostkista como Lula da Silva. Lo conocí en el Madrid de los 90 con un discurso áspero de tornero mecánico, de sindicalista fundador del Partido de los Trabajadores en 1980 y que quería ser tu presidente. Tuvo que intentarlo un par de veces y en 2003 lo consiguió: dirigir el gran gigante del Cono Sur latinoamericano. Nada más ni nada menos que 8,5 millones de kilómetros cuadrados, con una población de 179 millones de habitantes. Ocupa el primer lugar en América Latina y el octavo en el mundo, con un clima tórrido (el Ecuador pasa por la desembocadura del río Amazonas y el trópico de Capricornio por Sao Paulo) tienes una gran variedad de climas, debido a los vientos, a la altitud, las lluvias (nunca olvidaré cómo quedábamos a tomar un cafezinho después de las lluvias en Pernambuco, con el Cónsul Honorario) y la distancia al mar.
En esos tiempos estabas muy mal; tenías una inflación del 15% y tu real no valía nada frente al dólar. Hoy has crecido: son más de 190 millones de brasileños (eres el quinto más poblado de la Tierra y tus índices macroeconómicos son de miedo). Tu «Fome Zero» ha sido un éxito (Lula vente un ratito por España). ¿Qué más te puedo pedir? Continúa así, pero que sepas que hay un gallego que te añora.
Martín Prieto
www.larazon.es
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