La libertad peligra todos los días entre las democracias iliberales -urnas sin real Estado de Derecho- y un totalitarismo que en Cuba o Corea del Norte da sus últimas boqueadas mientras el pos-totalitarismo chino de una parte prepara el escaparate de la feria universal de Shangai y por otra mantiene la persecución religiosa. Mapa azaroso para una segunda década del siglo XXI. Sociedades abiertas frente a sistemas opacos: la democracia vive de sus propias tensiones, de sus crisis generativas.
Prosiguen los disturbios en Irán, especialmente en la capital, con ocho muertes, en un «crescendo» que supera la acción opositora de junio. Un resquebrajamiento del régimen teocrático que contribuyese a la caída de Ahmadineyad pudiera frenar la ambición atómica actual de Teherán siempre que Occidente no muestre apresuramiento en sancionar de tal modo que provocase una reacción nacionalista. Por ahora, lo que se manifiesta en la calle es un afán reformista a partir de la manipulación de las elecciones de junio. Estudiantes y clases medias protestan. Ahmadineyad caería, «a sensu contrario» del triunfo de la revolución teocrática de Jomeini hace tres décadas. Libertad gradual para los iraníes y alivio geopolítico global.
El socialismo para el siglo XXI de Hugo Chávez, cómplice explícito de ETA, ha generado unas carestías, especialmente de alimentos, que mantienen viva la protesta anti-chavista en la calle hasta el punto que «Newsweek» predice la caída del líder bolivariano en el año 2010. Hay datos como el gasto público elefantiásico, desbarajuste financiero, desmantelamiento del Estado de Derecho, merma de la libertad de expresión, acoso a la oposición democrática. Aumentan la criminalidad y el paro. En las encuestas, el descrédito del chavismo es intenso: un 61 por ciento lo considera antidemocrático y un 87 por ciento se niegan a que Venezuela siga el ejemplo de Cuba.
La implosión de la ya exangüe economía cubana pone a prueba en La Habana la capacidad represiva del castrismo contra la proliferación vital de grupos opositores y pro-derechos humanos. A la disidencia cubana sólo le queda un resquicio en Internet. Al final de un año de gran dureza para los cubanos, los pretorianos de La Habana intensifican sus técnicas represivas en el paisaje general de una corrupción de fin de época.
En Asia, la peculiar evolución del sistema chino pasa por episodios tan significativos como la detención y sentencia reciente del líder disidente Liu Xiaboo. En la lista de sistemas políticos sin respeto por los derechos humanos, China tiene la bula de su potencial económico, de su peso demográfico y de la ambigüedad de sus cambios políticos. Con todo, el partido comunista chino -de supervivencia etnológica- elige generalmente la opción de imponerse a toda costa, como ocurrió en las jornadas de Tiananmen.
En Corea del Norte, lo que predomina trágicamente son el hambre y el terror. En un régimen de suyo impenetrable, los indicios de inestabilidad ya son manifiestos. Las revueltas por hambruna son cíclicas y reprimidas con una brutalidad que no contradice un posible colapso de la tiranía de Kim Jong Il. Una revaluación de la moneda coreana ha creado ahora un descontento más demoledor que las sanciones que aplicase la comunidad internacional. Según «The Wall Street Journal», reaparecen los dos viejos objetivos: desnuclearización del Norte y eventual unificación Norte-Sur. La caída de otro muro. Más allá de la crisis económica, la libertad da pasos adelante y hacia atrás.
Valentí Puig
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