sábado, 26 de dezembro de 2009

¿Queda algún «ecoalarmista»?

En el momento en que esto escribo, lo hago bajo una manta. Ha sido el regalo más preciado que he recibido esta Navidad. Hasta ayer era «ecoalarmista», o sea del club de quienes piensan que el cambio climático arrasará el planeta y que el calentamiento global nos devastará a todos. Pero, tras ver esta semana la imagen de Venecia a veinte grados bajo cero, me confieso conversa.

Confieso que, por segundo diciembre consecutivo, soy un témpano andante y mutante hacia una «ecoalarmista» con discurso congelado, o sea una ecologista sin letanía.

Escribo bajo un iglú hemisférico, codeándome por la ciudad con pingüinos semejantes a mí. ¿Qué es esto del calentamiento del planeta? Ni de niña recuerdo diciembres como los últimos. El tiempo siempre fue mutante por ciclos, por lo que no quiero imaginar que vayamos a entrar en el de los pingüinos, por veinticinco años. Razón tenía el famosísimo «Calendario zaragozano» cuando, para no mojarse más, pronosticaba «grandes fríos en invierno y grandes calores en verano». Confieso que soy de la época del zaragozano y de aquel meteorólogo que se afeitó el bigote porque no dio ni una. Lógico, como ahora: veinte grados sobre cero en noviembre y veinte bajo cero en diciembre, ¡como para acertarlo!

¿Es esto el calentamiento del planeta? ¿Cuarenta grados de diferencia, hacia abajo, en apenas unos días? En Copenhague se han reunido los Jefes de Estado y de Gobierno para hablar del asunto y lo más que han sacado ha sido la cabeza caliente y los pies fríos, una especie de calentamiento inverosímil como el del tiempo. Más a cuenta nos vendría que estas cumbres se hicieran con científicos, para que certificaran si hay calentamiento –o sólo ciclos– y si éste es el culpable de las alergias, las hambrunas, las sequías, los derrapes de 40 grados, la gripe A y hasta los atascos de tráfico, como hasta ahora habíamos creído. Ciencia, por favor.

Entretanto seguimos con el refranero: «Hasta el día de Navidad no es invierno de verdad». Lo que nos faltaba: como sigamos así vendrán los «negacionistas» con el enfriamiento global.

Gloria Lomana

www.larazon.es

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