Hemos cerrado 2009 y prácticamente no se ha celebrado el bicentenario de los que conspiraron contra la dominación francesa ejecutados en junio de 1809. Incluso la plaza denominada hoy de Garriga i Bachs, junto a la catedral, era conocida como la de los mártires.
Naturalmente, estos mártires cívicos estorbaban para la actual propaganda separatista, pues murieron por una causa netamente española; de ahí su silencio. Ahora, el día 23 de este mes, se beatificará en Mataró al párroco de 1936, el Dr. Josep Samsó asesinado por los compinches de Peiró, que según parece se llevó un gran disgusto, aunque posteriormente, el 5 de septiembre, escribió: «La destrucción de la Iglesia es un hecho de justicia». Los mártires de la guerra civil española, bajo Pablo VI en 1966, sufrieron un parón en sus causas de beatificación. Después, una serie de antiguos prelados franquistas convertidos al progresismo quisieron olvidarlos, pero Juan Pablo II, que venía del comunismo, no les hizo caso en contra de la opinión de obispos tipo Tarancón, Jubany, Cirarda, Oses, etc., y despejó el camino a los altares a centenares de asesinados, reconociendo el carácter martirial de la persecución y, en consecuencia, el odio a la fe de los republicanos españoles, unos por acción y otros por omisión.
Así ya tenemos una serie de beatos y santos mártires catalanes ejecutados bajo el gobierno de Companys. Ahora el Papa decide legítimamente que algunas beatificaciones se celebren en el lugar del martirio. Con esto, al clero «trabucaire» y separatista, ensalzadores de Companys y los suyos se les va a atragantar la fiesta.
Eduard Escartín
www.larazon.es
Nenhum comentário:
Postar um comentário