quinta-feira, 31 de dezembro de 2009

Dejar 2009 con una sonrisa


A pesar de que haya cosas, y no pequeñas, que no van bien e incluso que van mal o muy mal en el mundo y en cada uno de nosotros, hay motivos de sobra para dejar 2009 con una sonrisa.

Decía Miguel Hernández en sus “Nanas de la Cebolla” compuesta en la cárcel para su hijo: Ríete niño, que te traigo la luna cuando es preciso. Tu risa me hace libre, me pone alas. (…) Es tu risa la espada más victoriosa, (…) ríete siempre. (…) Siempre en la cuna defendiendo la risa pluma por pluma.

Si eso logra la alegría de un niño, sabemos que hará la alegría del Niño Dios “¡El gozo del Señor es nuestra fortaleza!” (dice el Espíritu Santo en el libro de Nehemías)

Si al mirar 2009 ves todo negro, ¡Cómprate unas gafas nuevas! Es como si una madre o un padre sólo contaran las penas de su trabajo, familia, amigos... se harían insoportables.

Al recordar a Juan Pablo II, el que fuera su portavoz decía: “El buen humor a los dieciocho o veinte años es una obligación biológica; a los cuarenta o cuarenta y cinco, ya requiere un cierto esfuerzo de la voluntad; a los setenta años, mantener el buen humor es un acto de virtud. Cuando esa actitud es sostenida hasta la muerte, con voluntad de olvidarse de la carga de pesadumbre y deterioro físico que nos van dejando los años, se trata de un auténtico milagro”.

Serrat elogiaba en una de sus canciones al que se sonrió con razón, como lo hacen los bobos sin ella. Es muy posible que tengas motivos de alegría interior. Pero es importante que también se trasluzca en el rostro.

Un motivo más es que la risa puede ser contagiosa:



¡Feliz año 2010!

http://opinionciudadano.blogspot.com

"Una de las tragedias de nuestro tiempo....."

"Una de las tragedias de nuestro tiempo es que todas las opiniones valen lo mismo, y se puede opinar de todo"

Juan Manuel de Prada y Libros Libres han conseguido, en una magnífica edición, poner de actualidad a un autor perfectamente desconocido en España, de una fastuosa inteligencia y un don poco común para escribir bellamente sin perder espíritu crítico ni habilidad para ir a la raíz de las cosas importantes. Hablamos del argentino Leonardo Castellani, de cuyos artículos, recogidos en este “Cómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI”, hablamos hoy con Juan Manuel de Prada.

Castellani resulta, para cualquiera que no lo conociera con anterioridad, un escritor muy culto, brillante en la expresión y políticamente incorrecto. ¿Hacen falta Castellanis en el mundo actual?

¡Y tanto que hacen falta! Yo creo que si algo llama la atención cuando leemos a Castellani es, además de eso que comentas, la capacidad para ir a la raíz de los problemas, de no perderse en juegos un poco vanos y estériles, y una gran capacidad para entender el meollo de los grandes asuntos de nuestro tiempo. Eso es lo que a mí me dejó estupefacto en él. Para esto hace falta ser un escritor que vaya a la verdad profunda de las cosas, y esto desgraciadamente en el mundo en que vivimos es muy difícil. Yo creo que ni los propios medios de comunicación ni la dinámica de la vida nos permiten taladrar esta especie de costra o de capa de confusión y de barullo en la que estamos metidos, y esto hace que un escritor como Castellani, tan lúcido, tan clarividente, sea cada vez más insólito. A ello naturalmente se suma la naturaleza especial de su vocación literaria que está muy íntimamente ligada con su vocación religiosa, con su fe. Esto ya lo convierte en un escritor insólito. Y sí, yo creo que en el ámbito católico necesitaríamos un escritor como Castellani, con la gracia de Castellani, con la cultura de Castellani (cultura revitalizada, no erudita, no muerta), y con la capacidad para diseccionar los grandes asuntos. Pero bueno, ante esto no hay más que esperar a que llegue.

El libro, que es una delicia para el lector, deja bien claro que el autor se atreve con todos, incluso con “popes” de la literatura y el pensamiento como Joyce u Ortega…, para atreverse a escribir así hay que tener las cosas muy claras, ¿no?

Sí, sin duda. Primero, hay que tener una concepción, no sólo de la literatura o de la estética, sino en general de la vida. Yo creo que Castellani tenía una visión de la realidad, y por tanto de sus múltiples facetas, absolutamente unificada por su fe en Cristo, y esto es algo que inmediatamente se percibe, escriba sobre lo que escriba, sobre política, sobre literatura, sobre educación, sobre cualquier asunto del que trate. Y es un escritor que no tiene miedo a nada, no acepta ninguna tiranía impuesta del pensamiento, no contemporiza, no se arredra ante nada…, esto a veces le hace ser arbitrario, con esa santa arbitrariedad que sólo tienen los grandes. E incluso podemos considerar que a veces se equivoca en su manera de repartir mandobles, o que se excede. Porque en él también hay ese rasgo casi rozando la locura, quijotesco, de arremeter contra molinos de viento, sin protección, a pecho descubierto. Pero todo esto es porque tiene el ardor de la verdad, y esto hace que la lectura sea muy atractiva, suculenta, es una lectura que constantemente te sorprende, te desmonta mitos que tienes encumbrados, te desenmascara mentiras que habían sido elevadas al rango de verdades, y eso hace que su lectura sea un festín para la inteligencia, porque constantemente está poniendo a prueba tu capacidad para rebelarte contra los tópicos heredados.

Castellani demuestra tener mucha y buena información sobre la España de la época, y en uno de los artículos dedicados a España toma partido de forma nítida por Franco en la Guerra Civil, ¿puede ser ésta una de las razones por las que este escritor ha sido ocultado en nuestro país, e incluso en el suyo propio?

Hombre, puede formar parte de las razones, pero yo creo que la razón es más profunda, yo creo que la razón es porque es un escritor antimoderno, él detesta lo que la modernidad ha traído, desde el liberalismo hasta todo lo que ha venido después, y por tanto es un escritor muy adverso a lo que es el pensamiento hegemónico hoy en día, a lo que yo llamo el “matrix progre”. Esto lo convierte en una especie de ácido sulfúrico para el pensamiento del matrix progre. Yo le he seleccionado dos artículos sobre la Guerra Civil, uno en el que pone pingando a Ángel Ossorio y Gallardo, a propósito de un libro que éste anota o traduce, y luego otro artículo, que es muy interesante, sobre tres modos católicos de ver la Guerra Civil española, que es un artículo escrito en plena guerra, y en donde él toma partido por Franco pero al mismo tiempo hace comentarios muy poco complacientes con el mismo Franco y con el bando nacional, incluso con la propia Iglesia española. Es un escritor muy difícil de encasillar, Castellani no es un escritor que actúe con ideas fijas, no es un escritor de prejuicios, sino que su escritura siempre es muy juiciosa, y tiene ese ardor denodado de buscar la verdad, de abrazarse a la verdad, que es lo que a mi modo de ver hoy resulta insufrible para un clima intelectual tan contemporizador con la mentira. Esto hace que Castellani sea un autor muy incómodo.

Da la impresión de que hoy los católicos estamos atemorizados por la corriente relativista que ha impuesto la izquierda, ¿nos falta valentía, audacia, o talento?

Quizá las dos cosas. Hay una herencia nefasta de contemporización con la época, es un mal que la Iglesiaarrastra desde hace décadas, o incluso siglos, es lo que Castellani llama el “modernismo religioso”. Eso se ha arrastrado durante siglos y ha hecho que en el seno de la Iglesia se haya impuesto también una contemporización con nuestra época. Y a veces escribir sobre determinados asuntos o afirmar determinadas cosas se considera improcedente, o de mal gusto, etc. Y luego yo creo que en el seno de la Iglesia católica ha ocurrido algo evidente, que ahora estamos pagando, y es que ha habido ámbitos que se han descuidado mucho, probablemente también como consecuencia del deterioro que ha sufrido el tejido de la Iglesia, por la falta de vocaciones, por la secularización, etc., ámbitos como el literario, artístico, intelectual, filosófico…, se han descuidado mucho y esto ha hecho que la Iglesia, en el debate cultural e intelectual, haya pasado a posiciones de retaguardia, no tiene grandes artistas ni grandes pensadores que defiendan sus postulados, ni entre el clero ni entre los seglares, y esto ha empobrecido a la Iglesia y la ha situado en una posición difícil en este momento especial que vivimos. Yo, por eso, creo que la lectura de escritores como Castellani, como Chesterton, escritores que tienen un pensamiento muy atractivo, que son además fieles a la ortodoxia y que escriben de una manera literariamente hermosa son una lectura muy buena para los católicos. Yo creo que este tipo de escritor, que es insólito en nuestro tiempo, trasmite una vibración especial, transmite un optimismo, unas ganas de pensar que lo que ellos mismos defienden se puede seguir defendiendo con la capacidad argumentativa que ellos tienen y con los primores del estilo que tienen.

Castellani habla en varios de sus artículos de la educación que, por ejemplo, en España está en manos de la izquierda o de los nacionalismos. ¿Se puede creer verdaderamente en un país mejor el día de mañana, teniendo en cuenta que las nuevas generaciones se educarán en el sistema actual?

El consuelo que nos queda es que la Historia nos demuestra que en todo hay un movimiento pendular, y que la degeneración de las cosas lleva al vacío. En ese sentido, podemos pensar que el estado actual de degeneración de la educación no va a ser infinito, o no va a ser posible que continúe indefinidamente. Tal y como están hoy las cosas, las expectativas son francamente muy sombrías. Es curioso, porque los artículos de Castellani sobre tema educativo son especialmente actuales, si hay una sección del libro por la que parece que no ha pasado el tiempo es precisamente ésta. Algunas de las cosas que él dice en sus artículos las estamos viendo hoy, por una parte una educación sin principios, sin una armazón intelectual que conduzca a unos primeros principios que sirvan para dar coherencia a la realidad, se da información dispersa, información deslavazada, información desvinculada y además dependiente de cada pequeño reino de taifas, y luego la perversión de la inteligencia y del sentimiento a través de la educación. Es la ideologización de la educación, que es un proceso muy largo que ahora corona con Educación para la Ciudadanía. Evidentemente, las expectativas son malas pero también es cierto que la Historia pega muchos revolcones y no podemos caer en el pesimismo aciago. Ahora, evidentemente el diagnóstico que podemos hacer con una educación como la actual es pavoroso, con varias generaciones formadas en los contravalores ideológicos que se les quiere inculcar para convertirlos en remesas de votantes futuros y con unas expectativas para determinados ámbitos de la supervivencia social que hasta la fecha sobrevivían, como el Derecho, ¿no? Qué jueces y qué abogados pueden surgir de una educación como ésta, cuando se para uno a pensarlo es algo escalofriante. O sea, que sí, efectivamente, los tiempos que vienen son sombríos, pero bueno, dice Castellani que el demonio dispone de mejores armas para el mundo que los buenos, pero dice también que siempre se le olvida cerrar la tapa de la olla, y hay que esperar eso, que se les olvide cerrar la tapa de la olla. En eso consiste la esperanza del cristiano.

Hablando de la política de hoy, es curioso cómo la izquierda ha conseguido imponer sus mentiras de consenso a la sociedad, y cómo la derecha, ante eso, mantiene un silencio cómplice realmente desolador. ¿Hasta cuándo, en su opinión, durará ese complejo de la derecha española?

Durará mientras no postule otra visión alternativa de la realidad. El gran problema de la derecha, que se inicia trasla Revolución Francesa, y de forma muy marcada tras la Segunda Guerra Mundial en Europa, y en España tras la dictadura de Franco, es asumir que los valores o contravalores de la izquierda son el terreno de juego en el que se tiene que desarrollar el partido. De tal manera que la derecha se ha convertido en una especie de pelele, de payaso de las bofetadas que lo único que puede hacer es correr detrás del balón y esperar a que el árbitro, que naturalmente se rige por unas normas de juego marcadas por la izquierda, detenga el partido, le pite falta, le pite fuera de juego, le pite lo que le dé la gana, ¿no? Una de las cosas más desternillantes que uno se pueda imaginar es precisamente ver cómo la derecha está obsesionada con ser de centro, cosa que es imposible porque el centro siempre lo va a determinar la izquierda, el centro siempre va a ser lo que la izquierda dictamine que sea. Hace 30 años, ser de centro era ser partidario del divorcio, 30 años después ser de centro es ser partidario del aborto, y dentro de 30 años ser de centro será…, pues yo que sé, arrojar bombas nucleares al paso de los niños a la salida del colegio si quieren…, el centro siempre estará donde a la izquierda le dé la gana. Y esto es un problema que tiene diversas expresiones a lo largo de la Historia Moderna y Contemporánea, pero que tiene su origen claramente en eso que Castellani denuncia en varios de sus artículos, y concretamente con el artículo fastuoso con el que se abre el libro, que es sobre el liberalismo, considerar que el orden que debe regir en las relaciones sociales es el orden que nace en la revolución. La derecha se ha convertido en la conservadora del orden revolucionario, esencialmente.

Usted participa en algunas tertulias, y es fácil observar cómo algunos gritones logran imponer sus alaridos al intento que Vd. hace por razonar; hay alguna referencia también a esta cuestión en su introducción al libro…

Esa es una de las tragedias de nuestro tiempo. Durante la Historia de la Humanidad sí hubo la posibilidad de determinar a través de la razón, qué era lo bueno y lo malo, de establecer juicios objetivos sobre determinadas cuestiones pre-políticas o de Derecho Natural, cuestiones que eran previas al debate ideológico. Hoy en día esto se ha roto, la razón ha enloquecido, todas las cuestiones se discuten, pero además todas las opiniones valen lo mismo. Tú te has podido tirar toda tu vida estudiando a Homero, y entonces llega un señor analfabeto, que no ha leído a Homero en su puta vida, y dice que Homero es una puta mierda, y aunque tú digas que Homero es la quintaesencia de la maravilla, pues da igual, su opinión vale lo mismo que la tuya. Esto es una cosa pasmosa que ha ocurrido en nuestra época, y que ha provocado la absoluta destrucción y degeneración del pensamiento: todas las opiniones valen lo mismo y además se puede opinar sobre todo, porque todo es opinable. De tal manera que vamos directamente caminando hacia el caos y por supuesto dispuestos a ser engullidos por él. Éste es el gran problema de nuestra sociedad, como no hay posibilidad de encontrar soluciones a través de una razón colectiva, y puesto que todos opinan (no importa su preparación ni nada de nada) vamos a una sociedad infinitamente conflictiva, una sociedad de todos contra todos, a la greña, como estamos viendo en todos los órdenes sociales, desde el orden administrativo (unas regiones revueltas contra otras, queriéndose apropiar del agua de los ríos y hasta del flamenco si es necesario), hasta el orden familiar, la familia convertida en un campo de Agramante donde el divorcio y todo tipo de brutalidades, desde los malos tratos hasta el aborto, triunfan. Esa es la enfermedad de nuestra época.

Por último, ¿qué debe aprender un periodista o un escritor católico de Castellani, qué ejemplo debe tomar en su trabajo diario?

Castellani nos ofrece muchos ejemplos, algunos desgraciadamente no están a nuestro alcance, porque su gracia escribiendo, su talento, su genialidad, es una cosa que uno no puede aprender. Se puede admirar pero no aprender. Fuera de eso, Castellani es un escritor que ante todo nos puede servir como ejemplo de lo que es la lealtad y la altura de miras, la adhesión profunda a unos valores que para él estaban representados en la fe que profesaba. Castellani lo pasó muy mal en vida, él fue expulsado de la Compañía de Jesús cuando tenía 50 años, y en años muy difíciles, en los que no pudo ejercer públicamente el ministerio sacerdotal, se mantuvo fiel. Luego, en los años ´60 fue restituido, y pudo volver a decir misa hasta el final de su vida, pero hubo unos años muy difíciles para él. Y él se mantuvo en las dificultades más extremas siempre ortodoxo. Lo pasó muy mal, pasó necesidad, humillaciones, trabajó en oficios manuales para poder vivir, y nada de esto lo arredró, nada de esto lo alejó de la fe. En ese sentido, creo que es un ejemplo. Y también creo que es un ejemplo su capacidad para ir a la esencia de las cosas. Yo creo que en esta sociedad tan consumidora como tenemos hoy en día, tan enloquecedoramente conflictiva, en la que todo toma inmediatamente un sesgo ideológico, Castellani es un ejemplo que aparta toda esa maleza, esa hojarasca, se abre paso entre toda esa cochambre y llega hasta el fondo de las cosas, que es algo que hoy desgraciadamente los hombres de nuestro tiempo, incluidos los católicos, no somos capaces de hacer, nos perdemos, nos enredamos en esa maleza, en esa hojarasca con las que los que nos quieren confundir a veces logran confundirnos.

Rafael Nieto

www.diarioya.es (23-12-2009)

"El País" ya no está en vilo

Pocas veces ha quedado mejor retratada la indigencia moral e intelectual de esos bípedos que llamamos progres como en aquella portada de El País tras la masacre de las Torres Gemelas. Con miles de cuerpos carbonizados entre los escombros aún humeantes del World Trade Center, el diario de Prisa abría así su edición del 12 de septiembre de 2001: El mundo en vilo a la espera de las represalias de Bush. Ni el mismísimo obispo Setién obró el milagro de convertir víctimas en verdugos en tan poco tiempo.

La bomba del terrorista nigeriano que volaba de Ámsterdam a Detroit no estalló. Por suerte y por la valiente respuesta de la tripulación, no por esos controles de seguridad tan molestos y, como se ha demostrado, absolutamente ineficientes. Nada más peligroso que un político con coartada para recortar nuestras libertades, es que les encanta, oiga. Los ciudadanos terminaremos subiendo a los aviones en pelotas sin que, no lo duden, logren impedir que algún terrorista más embarque armado hasta los dientes.

Pese al final feliz, la reacción del presidente de los Estados Unidos no ha podido ser más contundente: "No descansaré hasta apresar a los responsables", "utilizaremos toda nuestra fuerza como nación para vencer a los terroristas", "este intento sirve para recordarnos la grave amenaza contra nuestro país". Ojeo El País en busca de un titular acorde con las palabras del comandante en jefe del ejército del Imperio: "Terror en el globo ante la venganza de Obama", imagino. Nada, no lo encuentro. Escudriño las páginas, pero no hay suerte. A lo mejor están en cuadro por las vacaciones de Navidad, pienso, pero en esa casa no celebran fiestas tan retrógadas. Mi desconcierto aumenta.

¿Qué habrá cambiado? No es la primera vez que me hago la pregunta. Estos tipos, los progres, reparten alegremente certificados de buena conducta moral pero no son muy amigos de los espejos. Eso les permite defender una cosa y la contraria sin despeinarse. Determinan que una guerra es justa (Afganistán) o injusta (Irak) por un papelito de la ONU, que depende del chalaneo pecuniario entre Estados, como todas las decisiones de esa gran casa de la corrupción universal. Siguen siendo marxistas, pero se han pasado de Karl a Groucho, por aquello de los principios. Finalmente veo la luz, claro que ha cambiado algo: Obama es negro. Sí, también son racistas.

Raúl Vilas

Nota: El autor autoriza a todo aquel que quiera hacerlo, incluidas las empresas de press-clipping, a reproducir este artículo, con la condición de que se cite a Libertad Digital como sitio original de publicación. Además, niega a la FAPE o cualquier otra entidad la autoridad para cobrar a las citadas compañías o cualquier otra persona o entidad por dichas reproducciones.

Libertad Digital

www.libertaddigital.com

La ignorancia respecto a nuestra cultura

Juan Fabra me oyó en una tertulia la historia de la franja morada con la que se recompuso la bandera española durante la última República. Me pide don Juan que le ilustre esa historia. No tiene mayor secreto. Es un producto más de la ignorancia. Algunos creyeron que la auténtica bandera de la vieja Castilla fue de color morado. Pero la realidad es que era de color rojo, pero, con el tiempo, ese color se destiñó y pasó a ser morado. Así pues, el color morado nada tiene que ver con la enseña castellana. Por tanto, la reinvención de la bandera española durante la II República fue una ridiculez. La combinación del rojo con el amarillo obedeció en su día al diseño de una bandera que se destacara sobre el azul del mar. Esa fue la bandera de la Armada.

José María Navia-Osorio aplaude la idea de un colegio de monjas de Oviedo que ha prohibido a los niños que lleven gorros de Papá Noel por ser una "tradición pagana" frente la cristiana de los Reyes Magos. Alto ahí. Papá Noel no es más que una derivación de Santa Claus, que, a su vez, es la traducción de San Nicolás, un obispo cristiano de lo que hoy es Turquía. La tradición cristiana era que San Nicolás llevaba dulces y naranjas a los niños como anticipo de la Navidad. En cambio, los Reyes Magos eran paganos, provenían de Irán o Afganistán. Es decir, en el lenguaje actual serían más bien "talibán" (abates, clérigos). Precisamente la hermosa tradición de los Reyes Magos es la de que los paganos también reconocieran a Jesús. Ese es el fundamento de la religión "católica" (= universal), no étnica, como la de los judíos. San Nicolás simboliza también esa religión católica que da alegría a los niños de la Europa septentrional y central, recién cristianizada. Las monjitas de Oviedo deberían leer un poco más.

Don José María se apunta a la campaña en pro de los Reyes Magos porque:

  1. Los Reyes Magos son un símbolo de la multirracialidad y nunca han tenido problemas de inmigración.
  2. Los Reyes Magos son fashion total, su elegancia en el vestir no ha pasado de moda en dos milenios.
  3. Si no existiesen los Reyes Magos, las vacaciones se acabarían el 2 de Enero.
  4. Los Reyes Magos son ecológicos, utilizan vehículos de tracción animal que con su estiércol contribuyen a fertilizar el suelo patrio (nada de trineos volando ni gilipolleces que no existen...).
  5. Los Reyes Magos generan un montón de puestos de trabajo entre pajecillos, carteros reales y multitud de gente que va en la cabalgata.
  6. De Papá Noel puede hacer cualquier pelagatos, pero para hacer de Reyes Magos se necesitan al menos tres.
  7. Los Reyes Magos fomentan la industria del calzado y enseñan a los niños que las botas se deben limpiar al menos una vez al año. Por contra, el gordinflas exige que se deje un calcetín, prenda proclive a servir de acomodo de la mugre, cuando no de indecorosos 'tomates'.
  8. Los Reyes Magos planifican concienzudamente su trabajo y se retiran discretamente cuando acaban la función.
  9. Santa Claus vive en el Polo Norte y por eso es un amargado, los Magos son de Oriente, cuna de la civilización y por ello de una elegancia no decadente.
  10. Los Reyes Magos tuvieron un papel destacado en la Navidad, Santa Claus es un trepa que trata de aprovecharse del negocio y que no participó en nada en los acontecimientos de la Navidad.
  11. Los Reyes Magos son de los poquísimos usuarios que mantienen en pie la minería del carbón en Asturias. No lo han cambiado por gas natural ni por bombillitas horteras.
  12. Los Reyes Magos lo saben todo. Santa Claus no sabe otra cosa que agitar estúpidamente una campanita.
  13. Santa Claus es un zoquete que no respeta los sentimientos de los renos de nariz colorada. No hay documentado ningún caso de maltrato psicológico por parte de los Reyes Magos hacia sus camellos.
  14. Los Reyes Magos son agradecidos, siempre se zampan las golosinas que les dejamos en el plato.
  15. Sin los Reyes Magos no se habría inventado el Roscón de Reyes.
  16. Finalmente, Santa Claus se pasa la vida diciendo "¡Jo, jo, jo!". Risa forzada y sin sentido. Señal de estupidez.

Respecto a los símbolos navideños, Agustín Fuentes protesta de la última moda, la de hacer que el Rey Baltasar sea de raza negra. Si se sigue ese principio (razona don Agustín) se puede llegar al ridículo de hacer queMadame Butterfly tenga que ser japonesa. Por otra parte, si el Rey Baltasar provenía de Irán o de Afganistán, no se colige que tenga que ser de raza negra. Lo del color negro fue una licencia de la iconografía para indicar su origen exótico.

Una deliciosa transposición de los símbolos navideños: la izquierda tiende a hablar más de Año Nuevo que de Navidad. Bueno, ambos símbolos proceden del mundo clásico, luego cristianizado. Lo de no creer en la Navidad es como no creer en las constelaciones. La fiesta de la Navidad no es más que la cristianización de la fiesta del nacimiento de Apolo o Helios. Jesús era el Sol de la nueva era cristiana. Por eso también el Año Nuevo se trasladó al mes de diciembre en lugar de marzo, donde estaba al principio.

Amando de Miguel

www.libertaddigital.com

2009, año demoledor para España

El año 2009 concluye poniendo a España ante un futuro inmediato lleno de incertidumbres e inseguridades. La realidad no justifica ningún otro pronóstico. Baste comprobar que la salida de la crisis económica en España se confía a la recuperación de los principales países europeos, más que a nuestras propias capacidades, limitadas por el Gobierno a subvencionar sin límite el fracaso de su política con un gasto público que hace imposible la regeneración de la economía productiva.

A pesar de todo, y aunque habrá que aceptar que lo que el Gobierno llama recuperación consiste, sencillamente, en no caer más, el verdadero problema de España es que se encuentra en un estado de decadencia que nos impedirá recuperar las ambiciones y los protagonismos que se han ido alcanzando en estas últimas décadas, hasta la llegada del PSOE al poder en 2004. Desde entonces, el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha manejado los intereses nacionales con escaso rigor político y nula profesionalidad en la gestión, tomando decisiones -inmigración, política exterior, autonomías, economía- que ahora nos retratan como el nuevo «enfermo de Europa».

Zapatero puede negarlo una y otra vez con ejercicios de «optimismo antropológico» como los que ayer demostró de nuevo al hacer balance de un año demoledor para España. Pero el optimismo no resuelve por sí mismo los conflictos. De hecho, este deterioro sólo ha sido un reactivo para que den la cara las carencias acumuladas en nuestro sistema político y social. El modelo educativo falla en sus aspectos esenciales de formación, profesorado y homogeneidad. La Justicia se resiente de los efectos de la crisis, pero su situación interna de politización y penuria de medios venía de antes. La organización autonómica del Estado está infiltrada por el soberanismo separatista, que ha sabido aprovechar la renuncia de la izquierda española a mantener su compromiso nacional. La Constitución atraviesa su peor momento gracias a unos pactos estatutarios desleales con la nación española. La política exterior nos ha situado en terreno de nadie mientras otros salen de sus crisis, mantienen sus liderazgos y recogen frutos de su coherencia como aliados. El «efecto Obama» fue un espejismo para el Gobierno, y el Parlamento se ha convertido en un mercado de apoyos que el Ejecutivo paga a las minorías a precio de oro. Y desde 2004, no ha vuelto a haber un pacto de Estado entre Gobierno y el PP. Esa es la realidad -y su percepción por cada vez más ciudadanos, según las encuestas-, y no la que Zapatero se empecina en dibujar.

Editorial ABC

www.abc.es

2010 - ¿El principio del fin del progresismo?

La arrogancia letal –Hayek dixit–, símbolo del progresismo posmoderno, toca a su fin. Pasen y vean.

Economía: Bajo el lema de lo demasiado grande para quebrar, y del riesgo –odiosa palabra– sistémico, hemos transferido los peligros privados al sector público en la confianza, errónea, de que los Estados no quiebran. La resaca por el exceso de líquidez artificial, generado por la conjunción de políticos irresponsables y bancos centrales actuando al dictado del poder, puede ser gloriosa.

Europa: La UE se ha empeñado en todas las acciones políticamente correctas imaginables. Especialmente deplorable la entrada en vigor como sea de su constitución light o tratado de Lisboa. Lo que nos lleva a España, o más bien a Z, que se dispone a asumir la presidencia. ¿Por qué hay dos presidencias, la del inane Van Rompuy y la del nocivo Z? ¿No hay que ahorrar? ¿Qué agenda prevalece? ¿A qué viene gastarse millones en mobiliario para el evento, de exclusivo interés publicitario para Z? Y, por fin, ¿a qué políticas se va a dedicar? ¿A relanzar la economía? ¿Es broma? Cómo multiplicar por dos el número de parados en apenas un año, título del primer seminario. ¿A desvincular las relaciones con la dictadura castrista de la evolución de los derechos humanos en Cuba? ¿A fomentar medidas –léase subvenciones– para evitar el llamado cambio climático?

Políticamente, Europa ha muerto. Es hora de constatarlo, para intentar salvar lo bueno que aún mantiene.

Islamismo: Volviendo al mundo real, cualquiera –menos un progre convenientemente aleccionado– diría que estamos en plena guerra mundial. Hay dos enfrentamientos en Irak y Afganistán, donde radicales islámicos luchan mediante constantes atentados contra civiles, y combates convencionales. Hay ataques suicidas en Pakistán, Yemen –donde hay además una guerra civil, como en Sudán– o Arabia Saudí. Irán sigue intentando hacerse con un arma nuclear mientras abastece a sus huestes en el sur del Líbano –¿no estaba allí la ONU?– y en Gaza. No le impide llevar una represión atroz contra su propio pueblo, mientras las declaraciones y el respaldo a la población que quiere liberarse de la tiranía teocrática brillan por su ausencia, o peor, por sus melindres, en cancillerías y medios de comunicación. Se reservan para inventadas teocracias en Occidente insultando a la Iglesia católica, la última vez por hacer una misa al aire libre en Madrid.

Hispanoamérica: Entre los afortunados está Honduras. Heroico y pequeño país que defendió pacíficamente su Constitución contra los embates de la pomposamente llamada comunidad internacional, dando un mensaje al mundo: cuando se quiere, se puede. Panamá, otro país chico, en plena ampliación de su gran canal, también celebró elecciones con naturalidad –votando a la derecha– demostrando que la expulsión de Noriega por Bush padre –que fue mucho menos bueno que su hijo, pero esto lo hizo bien– marcó la última época de inestabilidad en el istmo. Méjico y Colombia, frente a problemas gravísimos, el primero por la violencia de los traficantes de droga, y el segundo por el terrorismo vinculado a esta, los abordan con seriedad y firmeza. Merecen todos los elogios que no les prodigan los medios, que andan preocupados por cosas serias: Calderón no gusta de los matrimonios homosexuales. Mientras, mueren 15.000 personas por la guerra de los cárteles en 2009. Chile, por fin, uno de los lugares más tranquilos del continente, decidió que la experiencia socialista moderada debía llegar a su fin, y espera el desenlace de sus elecciones en una segunda vuelta en enero. La derecha es favorita. En otro orden de cosas, varios siguen esperando los tratados de libre comercio con Estados Unidos, porque ya se sabe: hay demasiados ricos, demasiados pobres, pero la tierra...es de Obama, mientras le financien su deuda.

Israel: Una advertencia: no se es favorable a Israel, ni a los judíos en general, por enseñar el ticket del Corte Inglés de la última versión Blu-ray de La lista de Schindler. La ministra de Exteriores europea, Ashton, atacó hace nada los asentamientos, a los pocos días de que el Parlamento Europeo dijera que Jerusalén sería una buena capital para el Estado palestino. Suponemos que todos tenían su resguardo de compra, pero, ¿a qué viene esto? No hay mucho que hacer, y no les hacen mucho caso de todos modos, así que darles un trompazo a los judíos viene bien porque es gratis y, además resulta vistoso en las noticias. Esta tendencia debe acabar, por no hablar de los rebrotes antisemitas en importantes naciones como Inglaterra, en donde los medios, incluidísima la BBC, son casi tan intransitables en este asunto como los españoles.

¿Envidia? Porque Israel culmina un buen año que empezó con la guerra de Gaza, pero que ha logrado terminar en vida –y van 61, enhorabuena– y con crecimiento económico, mientras se prepara para reaccionar contra Ahmadineyad, si nadie mueve un dedo antes.

Obama: Comenzó el año con casi un setenta de aceptación y termina por debajo del cincuenta por ciento. Las razones: indecisión sobre Afganistán, nulidad en mostrar una sola cifra de recuperación económica, y empeño en financiar públicamente la sanidad sobre una marea de deuda, con modos y maneras impopulares. En cuanto a Irán, fracaso absoluto. Un auténtico momento histórico en el que, como en sus buenos tiempos en el Senado, ha decidido ser neutral. A lo que hay que añadir: el atentado de Fort Hood –primer ataque terrorista en suelo americano desde el 11S– y la absurda, banal, plana y burocrática reacción –¿"extremista aislado"?– al intento de volar un avión el día de Navidad. Guantánamo sigue abierto, y Bagram, también.

Ah, y de la cumbre del clima en Copenhague, ¿quién se acuerda?

La fuerza del progresismo –idolatría de nuestro tiempo, fascinado como narciso consigo mismo– está empezando a cansar. Pura publicidad sin poder real, salvo contra los débiles; el castillo de naipes empieza a desmoronarse. ¡Feliz 2010!, porque promete.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.

La imaginación y el humor de ZP

El Gobierno irrumpe en la Puerta del Sol. Las campanadas de Fin de Año se tiñen de azul, porque se abre la Presidencia española de la Unión Europea. Espectáculo de luz y sonido, al más puro estilo de Zapatero, que, cuando ve las cosas mal recurre, a las operaciones de imagen. Aunque la puesta en marcha del Tratado de Lisboa, con un presidente permanente de la Unión, difuminará su papel en el exterior, el jefe del Ejecutivo confía en estos seis meses para recuperarse en las encuestas.

Las fotos planetarias con Obama, la cumbre con América Latina o la del Mediterráneo, los Consejos Europeos, etcétera, jalonarán el semestre y llevarán las fotos de Zapatero a medios de comunicación de todo el mundo, pero no son el bálsamo de Fierabrás ni le van a dar muchos más votos en España.

Además, el prestigio internacional se gana demostrando seriedad y competencia en el día a día. Zapatero perdió una gran ocasión de liderar el proceso europeo al comienzo de su Gobierno, cuando ni la Francia de Chirac, ni la Alemania de Schröder, eran capaces de hacer funcionar la locomotora de Europa. Ahora, nada se puede hacer sin la aquiescencia de Merkel o Sarkozy.

Zapatero ha dicho que España es hoy más fuerte en el mundo, porque nos invitan al G-20 y hasta al G-8, pero lo cierto es que la política exterior española está salpicada de incidentes que no muestran que se nos tenga un respeto acorde con ese peso internacional. Las autoridades de Venezuela, Cuba, Guinea Ecuatorial, Marruecos o Gibraltar no han respondido precisamente con gestos amistosos a la mano tendida por el Gobierno español.

Por eso, a las palabras de Zapatero les viene bien el dicho atribuido a Churchill de que «la imaginación consuela a los hombres de lo que no han podido ser y el humor les consuela de lo que son». La cuestión está en saber si lo de Zapatero es humor o imaginación. O ambas cosas.

Luis Ayllón

www.abc.es

quarta-feira, 30 de dezembro de 2009

Un mito de la fotografía

Ernö Andrei Friedmann nació en 1913 en Budapest y murió en 1954 al pisar una mina en Indochina mientras seguía a los paracaidistas franceses. En Berlín conoció a Gerda Taro, que sería su amante colega. Ella le cambió el nombre por el de Robert Capa haciendo una síntesis de Robert Taylor y Frank Capra. Siempre crece la yedra de la leyenda en la biografía de estos dos monstruos que inventaron el fotoperiodismo moderno. Testimonios de la época suponen que Gerda era mejor fotógrafa que Capa, y que muchas fotografías firmadas por éste son en realidad de ella. Tras la II Guerra Mundial se descubrió en un hotel de Argel una maleta con negativos sin revelar que podía pertenecer a alguno de los dos.

Ambos descartaron las grandes máquinas de trípode para acercar sus objetivos con pequeñas cámaras manuales. Capa sostenía que, si la imagen te había salido mal, significaba que no te habías acercado lo suficiente. Gerda lo llevó al extremo durante la Guerra Civil española y, cuando se colocó detrás de un carro blindado soviético, desconociendo que tenía marcha atrás, fue aplastada por éste. La polémica imagen de un miliciano en el justo momento que abre los brazos recibiendo un tiro mortal ha sido ensalzada y denostada hasta el aburrimiento. Los fotógrafos más avezados siguen sosteniendo que, por el contraluz y la posición, Capa hizo un montaje.

Quizá huyendo de la atroz muerte de Gerda, Capa cubrió la invasión japonesa de China y saltó a Londres para involucrarse en el conflicto mundial. Walter Conkrite, el gran comunicador americano, se negó a acompañar a los bombardeos de Berlín o desembarcar con la primera oleada en Normandía. Debió de tener bastante con el blitz. Robert Capa, por el contrario, parecía un suicida militar y, para su gusto, le tocó desembarcar en la playa de Omaha con los «rangers». La artillería naval estadounidense erró el tiro miserablemente, bombardeando el interior de las líneas alemanas y dejando las defensas costeras intactas. Fue una carnicería que Capa registró magistralmente. Tras horas pegados a las arenas, con el general muerto de un infarto, un teniente coronel se irguió entre las balas gritando: «¡Aquí sólo hay dos clases de hombres, los que van a morir en la playa y los que morirán allí arriba, así que marchémonos de aquí!».

Steven Spielberg utilizó el trabajo de Capa para convertir en un documental los primeros diez minutos de «Salvar al soldado Ryan». En 1947, Capa fundó la agencia Magnum junto a Cartier-Bresson, David Seymour y George Rodger. La agencia Magnum celebra su 60 aniversario con la publicación de un libro, «Magnum-Magnum» (Lunwerg), que ha logrado una obra conmemorativa y de colección en este lujoso volumen de 150 euros ampliamente justificados. Cuando una fotografía está en un libro, en una camiseta o en internet, se produce un intercambio con quien la mira, algo que no ocurre con la televisión. La fotografía es como una voz compleja, un trabajo que no pertenece al fotógrafo.

Otra faceta de la leyenda de Capa fueron sus amores con Ingrid Bergman, fruto de la prensa del corazón, que arrasa con los conejos como la mixomatosis, enfermedad inventada por un médico loco francés. Capa y Bergman no pudieron coincidir en un mismo espacio físico. Acabada la guerra, ella estaba ya con Rossellini, huidos ambos de la furia asesina de Anna Magnani, que les obligó a exiliarse de Italia. Esa historia fue inventada por su apologetas.

Si no hubiera muerto a los 47 años sobre una mina de un vietcong, ¿qué habría sido de Capa como productor televisivo?

Martín Prieto

www.larazon.es

La codicia como mal menor

Leszek Kolakoswski falleció a mediados de julio, sigilosamente y sin que la prensa, máxime la española, se diera apenas por enterada. Los fastos con que hace semanas se celebró la caída del muro de Berlín no han servido para remediar la omisión. «El tiempo aprieta a los muertos en el olvido», escribió Tasso en el canto último de la Gerusalemme liberata. Pero no, no es tolerable que dejemos pasar este año del gracia del 2009 -un año desparramado, avieso y tristísimo- sin rendir un homenaje último a Kolakowski. Kolakowski hizo aportaciones decisivas a la comprensión del primer Marx y publicó estudios memorables sobre las ramificaciones sectarias del cristianismo heterodoxo. Mucho más importante: por encima de la erudición y de las hazañas librescas, fue un hombre íntegro y un testigo.

Enemistado con el régimen comunista polaco en el 68, se transpuso a Montreal y los Estados Unidos y luego sentó sus reales en Oxford. No padeció las tentaciones mesiánicas de Soljenitsin, y a diferencia de Hayek, prefirió no extraer del desastre del comunismo un antídoto milagroso para salvar a la Humanidad. Sus ensayos y artículos reflejan una sabrosa complejidad, una obstinada vocación lateral. Ello no quita para que pudiera ser mordaz, y en ocasiones, feroz. En 1989 publicó en el Times Literary Supplement un artículo sobre el thatcherismo al que dio por título «Greed is good for you» («La codicia le conviene»). Cito un párrafo impresionante: «Si dejando a un lado a la señora Thatcher, vamos a lo esencial de los dos fenómenos históricos conocidos como capitalismo y socialismo, podemos afirmar lo siguiente: el capitalismo es la naturaleza humana en acción, es decir, la codicia; el socialismo es un intento por asegurar la solidaridad humana valiéndose de la fuerza. Sin duda, la codicia es mala y la solidaridad es buena; pero tanto el sentido común como una evidencia histórica aplastante, sugieren que la vida es incomparablemente mejor para todos -incluidos los pobres- en una sociedad movida por la codicia que en sociedades basadas en la solidaridad obligatoria».

Nótese que no asevera Kolakowski que el capitalismo sea el summum bonum; no pretende, tan siquiera, que se trate de un sistema atractivo o simpático; se limita a observar que es mejor que el comunismo, y que, ante el dilema de elegir entre los dos, está claro dónde hay que poner el dedo. Por descontado existen, entre los modelos puros, zonas grises, intermedias. A ésas se apuntó Kolakowski, quien rehusó negar al socialismo, en sentido laxo, el pan y la sal. En un precioso ensayo breve recogido en la antología Modernity on Endless Trial, Kolakowski se declaró simultáneamente socialista, liberal y conservador. A los socialistas les concede que la libertad económica no puede ser absoluta. Pero apostilla que «poner límites a la libertad supone justamente eso, limitarla; no hermoseemos esa disminución invocando una forma de libertad superior» (la frase fue conmemorada recientemente por Tony Judt en una necrológica que dedicó a Kolakowski en la New York Review of Books). Advierte, polemizando ahora con los liberales, que el hecho de que la igualdad sea imposible, o incluso indeseable, no debe servir de coartada para resignarse ante cualquier clase de desigualdad. Por último, expone el punto de vista conservador. Existen multitud de costumbres cuya función no acertamos a comprender con claridad. No obstante, resultaría insensato borrarlas del mapa sólo porque no cuadran con un diseño racional de la sociedad. «Desconocemos» escribe Kolakowski, «lo que sucedería si se suprimiera la familia monógama o el viejo hábito de enterrar a los muertos se substituyese por el reciclado de éstos con fines industriales. Hay razones, me temo, para esperar lo peor».

El ensayo está encabezado por un título irónico: «Cómo ser liberal-conservador-socialista. Un credo». El apartado reservado al pensamiento conservador es especialmente interesante. ¿Por qué? Porque en él encontramos una censura simultánea del liberalismo y del socialismo, en sus versiones más crudas. Las trifulcas del siglo pasado, y el horror de los experimentos soviéticos o chinos, nos han hecho olvidar que socialismo y liberalismo tardaron mucho, muchísimo, en aparecer como categorías perfiladas y contrapuestas en el pensamiento europeo. Lo que suele observarse antes de que las aguas se dividieran a la altura, más o menos, de la Revolución francesa, es una tendencia acusada al utopismo entre filósofos y reformadores políticos. El utopismo alimentó la fantasía de que los grandes conflictos humanos consienten una solución sencilla y definitiva, e impulsó diseños de ingeniería social inspirados por lo que Pascal había denominado un siglo antes l´esprit de géométrie, el espíritu de geometría. Helvecio relata, a este respecto, un lance divertido. Cuenta que en cierta ocasión dieron a leer a un matemático la Ifigenia de Racine, y que el matemático la devolvió diciendo que no le interesaban los libros en los que no podía encontrarse una sola demostración. El pasado es al racionalista petulante, lo que la obra de Racine al matemático. La reflexión vale igualmente para los liberales que han erigido el mercado en su punto de referencia único.

El mercado es estupendo, asigna los recursos con mayor eficiencia que las economías planificadas, y frena la propensión de Leviatán a meterse en las casas de sus súbditos y ponerlos a todos en estado de revista. Pero una cosa es celebrar el mercado, y otra convertirlo en un fetiche. La vida colectiva es mucho más que un conjunto de productores y consumidores que operan atendiendo sólo a las leyes de la oferta y la demanda. Es tanto más, que no sabemos realmente qué es. Saber que no se sabe, obliga a una contención en los juicios y en las acciones poco grata a quienes quisieran encerrarlo todo en el perímetro de una fórmula perfecta. En último extremo, la noción de que el mercado es un mecanismo capaz de organizar por sí solo a la sociedad, está endeudada moralmente con el simplismo liquidador de la Ilustración dogmática.

Dentro de la especie política, la variedad más dañina está compuesta sin duda por quienes juegan a reinventar al ciudadano desde la posición preeminente que les ha concedido la intriga, la violencia, o el voto democrático -sí, el voto democrático: las ejecutorias fetén no avalan por fuerza a la persona-. El azar de su nacimiento estrelló a Kolakowski contra el brote más monstruoso del utopismo ilustrado: el socialismo real. Pocas líneas antes de llegar a su proclama final, el Manifiesto Comunista reza así: «Los comunistas apoyan todo movimiento revolucionario que tenga por objeto derribar el orden actual de las cosas, en lo político y lo social». En qué concluyó esa promesa de salvación absoluta, lo sabemos ya. Kolakowski, gran estudioso, como se ha dicho, del Marx temprano, vio a la criatura de cerca y quedó vacunado para siempre contra el peligro que en sí esconden los adanismos políticos. Las principales corrientes del marxismo, la obra magna de Kolakowski, se cierra con un aviso a navegantes: «El endiosamiento del hombre, al que el marxismo dio expresión, termina como todos los intentos personales o colectivos de endiosamiento: como una escenificación, en clave de farsa, de la insuficiencia humana». Se empieza creyendo en el Brillante Porvenir, y se termina administrando la tiranía. Voltereta infausta, que los hombres han repetido una y otra vez a lo largo del tiempo. A Isaiah Berlin le gustaba citar una frase de Kant: «De la madera viciada con que está hecha la Humanidad, no se puede sacar nada a derechas». Todo lo más, ir tirando. Habría añadido Kolakowski, cuando aún soportaba en Polonia las bendiciones del socialismo real: los que quieran saber lo que la ebanistería da de sí, que se pasen a este lado del muro.

Álvaro Delgado-Gal

www.abc.es

París (I)

Desde hace tiempo mantengo la costumbre de pasar los últimos días del año en una nación extranjera. El distanciamiento me permite ver con cierta perspectiva el año que acaba de concluir y, a la vez, me facilita establecer comparaciones –no siempre odiosas– con lo que sucede en España. Para hacer balance del 2009, he optado por un país de la Unión Europea y, más en concreto, Francia. Eh bien..., se preguntarán inmediatamente algunos ¿cómo están viviendo los franceses eso de la crisis?

Desde luego mucho mejor que nosotros porque a diferencia de lo que sucede al sur de los Pirineos ya están saliendo mientras que a los pobres españolitos de a pie nos queda por pasar lo peor. Sin embargo, en eso me detendré en otra entrega. En ésta voy a centrarme en una de sus características más notables y beneficiosas: el sentido de patria. No me refiero con ello, por supuesto, a su más que conocido chauvinismo o a la presencia de la bandera nacional en todas partes. No, eso es más que sabido. Permítanme ponerles un ejemplo bien revelador.

El año 2009 ha sido el centenario del nacimiento de Juan Calvino, uno de los reformadores más importantes del s. XVI. Mientras que en España de la fecha no se ha enterado nadie –una muestra más de la cultura de nuestros medios de comunicación y, en especial, de las secciones de religión–en Francia lo han celebrado por todo lo alto. Aparte de exposiciones, seminarios y ciclos de conferencias, una encuesta pública lo proclamó el segundo francés más importante de la Historia. Teniendo en cuenta que la teología de Calvino se halla en la base del desarrollo del capitalismo en el norte de Europa –como muy bien supo ver el catedrático español Prados Arrarte– y que es el punto de origen de las revoluciones puritanas del s. XVII en Inglaterra y de la independencia y constitución de Estados Unidos, la conclusión tiene lógica. Pues ahí quiero detenerme.

Francia en términos políticos es un Estado laico y con mayoría sociológica católica. Sin embargo, no tiene problema alguno en considerar que el segundo personaje más importante de su Historia es un protestante que, por cierto, este año ha obtenido un lugar en la magnífica colección de «La Pleiade», de Gallimard, al lado de Moliere, de Victor Hugo o de Balzac.

La «grandeur de la France» está por encima de divisiones religiosas o políticas. Puede honrar a Luis XIV –lo ha hecho con una gran exposición este año– y a los protagonistas de la Convención que decapitaron a Luis XVI, puede tener una estatua dorada de Juana de Arco a unos pasos del Louvre y considerar que sólo ha habido un francés más importante que Calvino, puede sentirse orgullosamente republicana y, a la vez, asimilar los logros de la pasada monarquía.

Buena lección para nosotros, que ni tenemos una colección literaria como «La Pleiade», que hemos logrado convertir en misión imposible el poder leer a algunos de nuestros clásicos – si es que no los hemos expulsado del sistema educativo– y que consentimos que un resentido aniquile la Historia y a la nación porque a uno de sus abuelos lo fusilaron los del bando al que pertenecieron buena parte de los padres de sus compañeros.

Lo de Francia es «grandeur», lo nuestro, la mezquindad que explica nuestros fracasos.

César Vidal

www.larazon.es

Brasil te amo

Brasil es hoy el único país emergente de la América Latina del siglo XXI. Te conozco muy bien: de norte a sur y desde la Amazonia a tus maravillosas playas. Su gente, cultura, literatura, política y sobre todo tu música. ¿Quién no ha bailado o escuchado alguna vez una bossa-nova? Vinicius Da Moraes, Toquinho... Antes de morir Vinicius tenía un bar que arrogantemente llamó «Cirrosis». Este tiene que ser tu siglo. Después de Getulio Vargas, los milicos, las inolvidables «malufetas», el tancredismo, te llegó la estabilidad democrática quizás por la solidez de tus instituciones.

Y vino desde el noreste un inmigrante a Sao Paulo, por supuesto sindicalista y trostkista como Lula da Silva. Lo conocí en el Madrid de los 90 con un discurso áspero de tornero mecánico, de sindicalista fundador del Partido de los Trabajadores en 1980 y que quería ser tu presidente. Tuvo que intentarlo un par de veces y en 2003 lo consiguió: dirigir el gran gigante del Cono Sur latinoamericano. Nada más ni nada menos que 8,5 millones de kilómetros cuadrados, con una población de 179 millones de habitantes. Ocupa el primer lugar en América Latina y el octavo en el mundo, con un clima tórrido (el Ecuador pasa por la desembocadura del río Amazonas y el trópico de Capricornio por Sao Paulo) tienes una gran variedad de climas, debido a los vientos, a la altitud, las lluvias (nunca olvidaré cómo quedábamos a tomar un cafezinho después de las lluvias en Pernambuco, con el Cónsul Honorario) y la distancia al mar.

En esos tiempos estabas muy mal; tenías una inflación del 15% y tu real no valía nada frente al dólar. Hoy has crecido: son más de 190 millones de brasileños (eres el quinto más poblado de la Tierra y tus índices macroeconómicos son de miedo). Tu «Fome Zero» ha sido un éxito (Lula vente un ratito por España). ¿Qué más te puedo pedir? Continúa así, pero que sepas que hay un gallego que te añora.

Martín Prieto

www.larazon.es

Otro año

Nostalgia, morriña, deseo. Esto es lo que todos tenemos en común: los que celebramos con gusto las fiestas, los que están solos o enfermos, los que echan de menos a los seres queridos y hasta los que huyen en un avión a una playa lejana. Porque no se van sólo por el follón comercial o los compromisos pesados: se van –o nos quedamos– por ese halo, ese tufo, ese aguijón que exhala la Navidad y que recuerda el carácter inconmensurable del deseo humano, que nada consigue satisfacer ni nada consigue extirpar. Navidad es alegre, pero es también un poquito dolorosa, porque toca la llaga abierta sobre el sentido de las cosas que los hombres llevamos en el corazón.

Lo intuyó Federico Nietzsche, que escribía en 1864: «Me quedo solo, levanto mis manos al Dios desconocido. Quiero conocerte a ti, el Ignoto, que penetras mi alma hasta el fondo y como tempestad sacudes mi vida. Inaferrable y, sin embargo, semejante a mí». El hombre puede aturdirse con el trabajo o las prisas, poner música estruendosa o largarse al Caribe, pero en todas partes le espera esta pregunta que le persigue como a Caín.

El Papa Ratzinger explicaba el otro día en París que precisamente fue esta búsqueda fundamental el origen del monacato occidental y, con él, de la cultura europea. ¿Acaso hay alguien que no haya pensado alguna vez en dedicar la vida entera a buscar? ¿Y si hubiese respuesta? ¿Y si llevásemos la pregunta clavada justamente porque hubiese respuesta, del mismo modo que experimentamos la sed porque existe el agua que la sacia? Nochebuena ha susurrado la semana pasada este misterio, esta arrolladora, enloquecida, hermosa, definitiva posibilidad: que el infinito que deseamos se haya hecho cercano y cognoscible y la nostalgia pueda convertirse en paz. ¡Hermosa aventura del ser humano amado por un Dios humano!

A la luz de la Navidad, el año 2010 deja de ser «otro año más» y recobra el sabor de una oportunidad. Estupendo: enhorabuena a todos porque acaban de ser agraciados con 365 nuevos días sin escribir. Casi todo lo que va a ocurrir nos resulta todavía inimaginable.

Cristina L. Schlichting

www.larazon.es

Iglesia en España, 2010

Nos encontramos a punto de alcanzar el umbral de 2010. Un nuevo año que, a pesar de las incertidumbres y crisis del que ya está finalizando, se abre una puerta a la esperanza.

La Iglesia, en España, se siente convocada de manera especial a ser en él testigo y aliento de esperanza. A lo largo de sus 365 días va a tener delante de ella la figura del Apóstol Santiago por ser «Año Santo Compostelano»; celebrará, en Toledo, un nuevo Congreso Eucarístico Nacional; e intensificará la preparación de la Jornada Mundial de la Juventud con la visita del Santo Padre, Benedicto XVI, a Madrid, el año siguiente.

Santiago Apóstol que, según la tradición, evangelizó España, y los otros dos acontecimientos mencionados, amén de la situación que estamos viviendo, invitan a la Iglesia a evangelizar sin echarse atrás ni arredrarse. Para los grandes desafíos de hoy y de siempre no hay otro camino verdadero que Cristo. Es a Él a quien los hombres buscan, a veces incluso por vías contrarias a la suya. Ofrecer y propiciar el encuentro con Él es la clave para una apasionante renovación de nuestro mundo. De ahí surge un hombre nuevo, un mundo nuevo, una nueva civilización del amor, una nueva cultura de la solidaridad, una nueva esperanza para todos: la victoria sobre la muerte y sobre una cultura de muerte. Hay que aventurarse y atreverse con la ayuda de Cristo, a vivir la más noble y bella aventura que pueda vivirse hoy: llevar el Evangelio a los hombres de nuestro tiempo que viven en unas especiales condiciones de vida que todos tenemos ante nuestros ojos.

Nos espera un verdadero renacer, una apasionante tarea que implica a todos: evangelizar de nuevo; evangelizar como en los primeros tiempos, como cuando evangelizó el Apóstol; y dejarse «ganar» por Cristo, como el mismo Apóstol y su hermano, para que los hombres crean y pueda haber una Humanidad abierta al futuro y hecha de hombres nuevos a los que Él ha devuelto su dignidad, su libertad y su esperanza. Urge y apremia que los cristianos en la Iglesia seamos anunciadores y testigos incansables del Evangelio.

El desplome del cristianismo y de la fe en Occidente, la inmensa masa de hombres que incluso entre nosotros no le conocen reclama que nos entreguemos prioritariamente al servicio del anuncio misionero del Evangelio. Así nos lo recordaba el Papa Benedicto XVI en su importante discurso navideño a la Curia Romana este año. La hora presente debe ser la hora del anuncio gozoso del Evangelio, así será también la hora de renacimiento moral y espiritual de nuestra sociedad, la hora de la esperanza que no defrauda. No vivimos un tiempo para la simple conservación de lo existente, sino para proponer de nuevo, y ante todo a Cristo, el centro del Evangelio.

La sola conservación y mantenimiento es a todas luces insuficiente; aún más, hoy es también culpable. No podemos caer en esa culpabilidad. Por ello apremia a la Iglesia su gran e irrenunciable servicio de una nueva evangelización: «Nueva en su ardor, nueva en sus métodos, nueva en su expresión»; como dijo tantas veces el venerable Juan Pablo II. «El ardor tiene que ver con la conversión, es decir, con la mirada a Cristo.

Los métodos y la expresión serán nuevos en la medida en que Cristo sea encontrado por hombres de este mundo, de esta cultura, que expresan el drama de la existencia. Los métodos y la expresión no son nada si falta el ardor de un encuentro con Jesucristo que toque el centro de la persona». Esto cabe esperar de la Iglesia; esto le aguarda en el nuevo año.

Antonio Cañizares

www.larazon.es

Lo que Al Qaida nos enseña

El reconocimiento por el Gobierno yemení de que el terrorista Omar Faruk Abdulmutalab estuvo en Yemen desde el pasado mes de agosto hasta hace sólo unos días confirma la peor de la hipótesis. El terrorista abandonó el país coincidiendo con la ofensiva militar yemení -en colaboración con Estados Unidos- contra las bases de Al Qaida allí. Y con ello se apunta la lógica escalofriante de que este asesino en potencia estuviera durante meses siendo preparado por Al Qaida para poder reaccionar de forma rápida contra un nuevo golpe en la guerra contra el terror. ¿Guerra contra el terror? En realidad ésta ya no existe. Y la Administración Obama lo ha demostrado en este caso. Pese a que Abdulmutalab reconoció abiertamente desde el primer momento que era miembro de Al Qaida, las autoridades federales lo arrestaron y leyeron sus derechos, tras lo que fue acusado de intentar destruir un avión. Nada de terrorismo, ni asociación con criminales, ni conspiración. Es decir, el terrorista de Al Qaida Abdulmutalab tendrá el mismo tipo de procesamiento legal que cualquier otro acusado por no importa qué crimen. Las ventajas que esto aporta en la lucha contra un islamismo al que no parece que el anunciado cierre de Guantánamo haya incitado a la contención criminal no resultan muy evidentes.

Como sabemos desde el 11-S -y Detroit nos lo ratifica- la cantilena de que el terrorismo tiene su germen en la pobreza e incluso miseria de ciertos pueblos es una rotunda falsedad. Una vez más nos encontramos con un terrorista suicida surgido de una familia más que acomodada que fue guiado a una deriva terrorista sin que sus condiciones de vida sirvieran como disuasivo.

Y hay una lección más que debemos aprender de esta barbarie felizmente frustrada. La reacción inmediata ha sido la de endurecer las restricciones a todos los pasajeros. De inmediato se anunció restricciones a los movimientos dentro de la cabina durante la última hora de los vuelos a Estados Unidos. Es decir: compliquemos el viaje de los pasajeros. ¿Es que antes de hacer ese tipo de anuncio no podrían haberse enterado de que el terrorista intentó detonar su explosivo sentado en su asiento? ¿Qué ventaja tiene prohibir a todos usar los lavabos si el terrorista mata sin levantarse? La reacción no es que sea desmedida, sino ineficaz. Urgen medidas preventivas, no torpes ocurrencias.

www.abc.es

Lenguas - Ya está bien de tonterías

No existen lenguas romances. En el rigor del lingüista. Llamamos, muy metafóricamente, francés, español, italiano, a las específicas evoluciones de una sola lengua, el latín, en geografías e historias concretas. Lo mismo sucede con el valenciano, catalán, portugués, mallorquín o ibicenco. La jerga que contrapone lenguas y dialectos inventa cobertura simbólica de apariencia respetable a una sórdida guerra que se juega en otra parte: la de los intereses -cuando no privilegios- económicos, sobre cuya intangibilidad el nacionalismo impone sus pringosas necedades sentimentales de parvulario. Así fue siempre: dar nombre de lengua a un habla es alzar una mitología coherente, al final de la cual siempre existen beneficiarios: aquellos «imbéciles felices por haber nacido en algún sitio», contra cuyo letal peligro prevenía Georges Brassens en una hilarante canción de cuando yo era joven.

Muy pocas lenguas hoy tienen un horizonte laboral seguro: el inglés, por supuesto, y el chino casi en la misma media; el español, después; escasas otras. Y da casi pudor que un partido político, el PP, tenga que reivindicar la enseñanza del español en España. Y da algo que es muy corto llamar bochorno, constatar que eso le sea reprochado por el partido gobernante como una refinada variante de fascismo. Catalán y gallego son formas geográficamente restringidas de evolución del latín. Su área de uso e influencia es muy limitada. Su rentabilidad laboral, nula. El vascuence es una bella reliquia. Que debemos mimar como se mima a las Cuevas de Altamira. Empecinarse en hacer de su uso instrumento comercial cosmopolita es como armar un F18 con hachas de sílex. En una economía global, desterritorializada, todo aquel que renuncie a la posesión de una lengua vehicular universal está ya muerto antes de entrar en el duro combate del mercado. Una enseñanza monolingüe en catalán o en gallego o menorquín o valenciano -del vascuence, mejor ni hablo- es un deliberado suicidio.

Otra cosa está en juego. Porque cuando una necedad triunfa con tal aplomo es que bajo la necedad fluye algo de muy distinta envergadura: el mito de la nación, ese invento de la Europa moderna, que exige identificaciones simbólicas cuya invulnerabilidad sólo las leyendas de la lengua común blindan. Yo confieso estar ya tan hasta las narices de monsergas sobre pequeñas naciones y lenguas humilladas, que prefiero de buena gana afrontar el problema. Si una región -eso de autonomía no es más que una solemne cursilada- desea independizarse -más bien, si los ciudadanos de una nación desean independizarse-, sigamos el procedimiento perfectamente legal que la Constitución regula en su artículo 168:

«1.Cuando se propusiere la revisión total de la Constitución o una parcial que afecte al Título preliminar, al capítulo II, Sección primera del Título I, o al Título II, se procederá a la aprobación del principio por mayoría de dos tercios de cada Cámara, y a la disolución inmediata de las Cortes. 2. Las Cámaras elegidas deberán ratificar la decisión y proceder al estudio del nuevo texto constitucional, que deberá ser aprobado por mayoría de dos tercios de ambas Cámaras. 3. Aprobada la reforma por las Cortes Generales, será sometida a referéndum para su ratificación».

No es, al fin, tan complicado. No, si todos aceptamos las reglas del juego.

Y se acabó. No hay tragedia. Ni siquiera drama. Independencia, sí. Pero completa. Bajo el principio básico, sobre el cual la regla del juego constitucional se funda: una nación, un mercado. Sin ninguna excepción, sin ningún privilegio. Y, de una maldita vez, dejemos ya de hablar de tonterías.

Gabriel Albiac - Catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid

www.abc.es

La legitimidad de la teocracia

Irán es hoy un campo de batalla en el que la teocracia imperante ha perdido -por méritos propios- toda la legitimidad que le reconocían muchos iraníes. Y la ha perdido por su propia brutalidad provocada por el pánico. Al invadir mezquitas -como el sábado, cuando el ex presidente ayatolá Jatamí fue desalojado de una mezquita en la que se dirigía a los fieles-, al atacar a familiares de clérigos destacados como el gran ayatolá Sanei, y al dar la orden de asesinar en el día de la Ashura en que los chiíes conmemoran el martirio de Hussein, el nieto del profeta. Con ello el Líder Supremo ha violado reglas hasta ahora sacrosantas. La legitimidad de la teocracia iraní se desmorona.

Pero hay más. En Youtube tenemos muchos vídeos de las revueltas. Incluidos los de Al Yasira en las últimas horas -cosas veredes, amigo Sancho... Un estudio detenido de esos vídeos nos muestra la enorme cantidad de mujeres que se ve protestando en los mismos. Podría decirse que esto es algo lógico dado el carácter claramente misógino de esta teocracia. Mas precisamente por esa misoginia es doblemente remarcable que las mujeres se hayan atrevido a salir a confrontar a los basij. Y de estos basij obtenemos otra muestra de la debilidad del régimen. Los basij son la milicia paramilitar fundada por Jomeini en 1979 y que obedece directamente al Líder Supremo, el ayatolá Jamenei. En las imágenes de televisión podemos ver cómo estos otrora todopoderosos matones ahora practican la represión enmascarados. Ya no deben sentirse cómodos cuando vuelven a sus casas cada noche. Por no hablar de lo significativo que es que los habitantes del sur de Teherán, las clases más humildes, se hayan sumado a la revuelta, que ahora tiene una base muy amplia. La teocracia iraní está herida de muerte.

Ramón Pérez-Maura

www.abc.es

El annus horribilis de ZP

Los antimilitaristas profesionales se han convertido en los grandes amigos del Ejército. Los que hacían favores a los terroristas, les persiguen hasta debajo de las piedras. Los que prometían a los nacionalistas darles lo que pidieran, no se hablan con ellos. Los republicanos de toda la vida, brindan por el Rey. Sólo les falta proclamarse católicos apostólicos romanos para pertenecer a la derechona española. Que todo se andará, si es necesario para ganar las próximas elecciones. Yo, que Rouco, me andaría con cuidado, no fuera a encontrarme cualquier día con la familia Rodríguez Zapatero en el Vaticano. Ropa negra ya tiene.

Lo peor de todo no es que sea una mentira. Los políticos mienten por naturaleza. Lo peor de todo es que la farsa no sirve para nada. Como esos saltimbanquis que dan dos volteretas para caer como estaban, las cabriolas que está haciendo el equipo Zapatero no sirven para resolver los problemas de España, bastantes creados por ellos. Tras cinco años engañando, ya no engañan a nadie. «No piensa en la sucesión», dice Leire Pajín. Cuando un portavoz oficial dice algo, lo cierto suele ser lo contrario. Zapatero no piensa en la sucesión. Tiene pesadillas con ella y volver a la nada de donde vino. De ahí su agitado moverse de un sitio a otro, su chorreo de vaciedades, su patético abrir de brazos.

2009, que iba a ser su año triunfal, se ha convertido en su annus horribilis. Todo le ha salido mal. Perdió Galicia, perdió las elecciones europeas, perdió la pinza anti-PP en el País Vasco. La crisis económica devora sus planes antes de que surtan efecto, el déficit se dispara y el paro no cesa. Piratas y secuestradores no le dan tregua. El estatuto catalán le ha salido un petardo, que puede estallar en cualquier momento, y hasta los de la ceja le miran cejijuntos. En un año, ha pasado de sitiador a sitiado, de dueño del cotarro a chantajeado incluso por los nacionalistas canarios, de poner en la calle a los ministros superfluos a que los ministros vivales se le vayan, de dar patadas al PP a implorar su ayuda. A estas alturas, sólo le queda envolverse en la bandera y proclamarse el mayor patriota de España. Empieza ya a hacerlo, ¿no lo notan en sus parrafadas?

Aunque, ¿saben una cosa? Conociéndole como ya le conocemos y visto que echar las culpas al PP ya no funciona, puede vaticinarse que terminará echándoselas al pueblo español, que no ha sabido entender sus planes para resolver los problemas culturales, territoriales y económicos que tiene este país desde tiempo inmemorial. O sea, que los antiespañoles somos nosotros. Cuando un inútil es incapaz de reconocer sus errores reacciona así.

En cualquier caso, ¡adiós 2009, y que no vuelvas! Lo de «próspero año nuevo» habrá que dejarlo para cuando ZP pertenezca a esa historia que deseaba borrar.

José María Carrascal

www.abc.es

terça-feira, 29 de dezembro de 2009

Mitos e atritos

O DEUS HOMEM: Detalhe da escultura Pietá, de Michelangelo. Os atributos humanos não condizem com a natureza indecifrável de Deus.


GUERRAS SANTAS: Cartaz do aiatolá Khomeini em manifestação no Irã. A secularização repentina acabou levando os clérigos radicais xiitas ao poder.


REAÇÃO: Um casal muçulmano em trajes típicos, na Índia. O combate ao uso do véu acabou transformando-o num dos principais símbolos da integridade islâmica.


Sete questões capitais sobre Deus – e seu impacto no mundo e em nossa vida.


1. DEUS ESTÁ MORTO

Definitivamente, não. Embora muita gente ainda questione a relevância das religiões em sua vida, um novo debate se impôs globalmente: Deus é benéfico para o mundo? Para os novos ateus, como Dawkins, Hitchens, Harris e Dennett, ele não passa de um delírio – e, caso de fato existisse, deveria ser executado em praça pública. Para esse grupo, feroz e irredutível em seus argumentos, a religião é um fenômeno retrógrado e perverso, que conduz à ignorância, a disputas amargas e a guerras. Karen Armstrong se opõe a essa visão. Num extrato de seu livro, publicado na revista Foreign Policy, ela parte para o ataque. “Os novos ateus não estão errados apenas quanto à religião e à política. Eles se enganam quanto à própria natureza humana”, diz. “Enquanto os cães, até onde se sabe, não especulam sobre sua condição canina nem se preocupam com a própria efemeridade, nós, seres humanos, mergulhamos facilmente no desespero caso não encontremos um sentido para nossa vida.” Resumindo: Deus vive. O que não quer dizer que, figuradamente, seu óbito não possa ser atestado. “Mesmo para os que creem, Deus morre”, diz o rabino Nilton Bonder, da Congregação Judaica do Brasil (CJB). “Mas não sua essência. O que falece é nossa percepção sempre inacabada de sua natureza.” Para o xeque Jihad Hassan Hammadeh, um dos líderes da comunidade islâmica brasileira, o que morre são as ideias teológicas formuladas pelos homens. “Mas não ‘Ele’. A crença em Deus é um acessório original de fábrica do ser humano, e não um item opcional. Todos nascem crendo”, diz Jihad. Para as grandes tradições religiosas e a enorme maioria da humanidade, Deus não parece estar indo a parte alguma – uma razão a mais para que encontremos um modo equilibrado e profundo de conviver com sua presença.


2. AS RELIGIÕES ESTÃO RENASCENDO

Ao que tudo indica, sim. “Vivemos um período de grandes inquietudes e de uma tremenda ebulição existencial e espiritual nas mais diversas tradições religiosas”, diz o rabino Bonder. “A questão é se essas religiões terão grandeza e flexibilidade para não aplicar velhas respostas a essas novas demandas.” Para o bispo dom Dimas Barbosa, secretário-geral da Conferência Nacional dos Bispos do Brasil (CNBB), esse fenômeno é particularmente intenso nos países do Leste Europeu. “Após décadas de um ateísmo totalitário, seus habitantes estão com a fé à flor da pele.” O lama Padma Samten, diretor do Instituto Caminho do Meio – Centro de Estudos Budistas Bodisatva, de orientação tibetana e sediado em Viamão, no Rio Grande do Sul, endossa essa tese. “As religiões estão renascendo, pois os conhecimentos que brotam da ciência, da economia e da política tornaram-se filosoficamente muito limitados.” Segundo Samten, as religiões, em especial o budismo, hoje oferecem uma compreensão bem mais profunda e refinada da realidade. “Ouso dizer que, hoje, os cientistas tornaram-se religiosos, e os budistas céticos”, diz ele. Em The case for God, Karen Armstrong salienta outro fenômeno interessante. Cada vez mais pessoas acreditam nos ensinamentos e práticas de mais de uma religião. “É inevitável que, hoje, se busque inspiração em mais de uma tradição religiosa”, afirma. “É parte da globalização.”


3. POR QUE UNS CREEM ,E OUTROS NÃO

Eis uma questão delicada. De acordo com as principais tradições monoteístas, todas as pessoas nascem crendo. “Até o ateu, mesmo que inconscientemente, busca o criador”, diz o xeque Jihad. “De um modo ou outro, todos correm atrás do prejuízo causado pela ausência de Deus.” O rabino Bonder concorda com a tese com um quase aforismo. “Há os que creem e há os que creem que não creem”, diz. Para o teólogo e pastor Ed René Kivitz, da paulistana Igreja Batista de Água Branca, “o paradoxo da fé é exatamente ela ter como objeto algo que transcende a racionalidade”. A crença, para o lama Samten, é um traço imanente aos seres humanos. “Mesmo que as pessoas não se deem conta, os elementos espirituais estão presentes e atuantes nelas.” Por essa razão, ele argumenta, a prática é tão essencial. Karen segue a mesma trilha. “A religião é uma alquimia ética”, diz ela. “É um exercício de comportamento sistemático que muda as pessoas e seus valores, pois lhes abre as portas para a intimidade com o sagrado.” De acordo com dom Dimas, “as pessoas encontram os sinais da fé em si próprias e tomam suas decisões nesse campo com o coração”.


4. DEUS E POLÍTICA NÃO COMBINAM

Depende. Segundo Karen Armstrong, no Ocidente o secularismo foi bem-sucedido e essencial para a consolidação da política e da economia modernas. Mas foi alcançado gradativamente, ao longo de três séculos. Isso permitiu que a nova ideia de governo se cristalizasse em praticamente todos os níveis da sociedade. Em outras partes do mundo, no entanto, a secularização ocorreu com tamanha rapidez – e, muitas vezes, de modo tão agressivo – que gerou ressentimentos em populações ainda fortemente ligadas à religião. Como reação, esses povos passaram a considerar as instituições ocidentais, entre elas a democracia, modelos impróprios para sua vida e seu país. Por ter liderado essa universalização do secularismo com a fúria de um rolo compressor, o Ocidente acabou enfrentando sérios reveses. Quando, apoiado pelos Estados Unidos, os xás do Irã torturaram e exilaram os religiosos que se opunham ao regime, alguns clérigos, como o aiatolá Khomeini, concluíram que a participação dos líderes islâmicos no governo deveria ser rapidamente fortalecida. Os resultados dessa mudança de postura dos muçulmanos xiitas, que por séculos consideraram a distância do poder um princípio sagrado, são bem conhecidos.


5. DEUS SEMEIA A VIOLÊNCIA

Ele não. Os homens, sim. “Deus é justo e prega a paz. As pessoas é que interpretam a religião segundo seus interesses e a desvirtuam”, diz o xeque Jihad. “Isso acontece porque Deus deu ao ser humano o livre-arbítrio, que tanto pode servir ao bem quanto ao mal.” O católico dom Dimas concorda: “O livre-arbítrio é a glória e, ao mesmo tempo, a miséria dos seres humanos”, diz. “Essa liberdade é minha dignidade; mas, ao mesmo tempo, se mal usada, pode ser meu flagelo.” Karen aborda o tema por uma ótica ligeiramente distinta. Não é Deus ou as religiões que semeiam as atrocidades, mas sim a violência inerente à natureza humana. “Como espécie, sobrevivemos matando outros animais e também nossos semelhantes”, diz. Essa violência está tão impregnada em nossa vida que é relatada, em termos assustadores, em praticamente todos os livros sagrados. Felizmente, segundo Karen, ela é contrabalançada por outros textos que promovem a compaixão e sua regra de ouro: “Trate os outros como você gostaria que tratassem a você mesmo”. Apesar de inúmeras falhas ao longo dos séculos, essa regra se manteve no centro de todas as principais tradições religiosas – e é um sólido ponto de partida para o ecumenismo.


6. DEUS OPRIME AS MULHERES

Infelizmente, sim. “É verdade que nenhuma das principais religiões do mundo tem sido boa para elas”, afirma Karen. “Mesmo que, em seus primórdios, algumas tenham se mostrado generosas com as mulheres, como o cristianismo ou o islamismo, em poucas gerações os homens as transformaram num patriarcado.” De acordo com o rabino Bonder, “todo Deus manipulado pelas ideias humanas é nocivo para as minorias, em especial as mulheres; os homens ostentam uma espécie de inveja uterina”. Uma das maiores conquistas da modernidade ocidental foi a emancipação feminina. Mas os fundamentalistas, em sua luta contra o espírito contemporâneo, tendem a enfatizar a igualdade de gêneros como uma ameaça a repelir. Parece ter surtido efeito. Onde quer que governantes modernizadores tenham tentado banir o uso do véu em países islâmicos, as próprias mulheres passaram a adotá-lo em maior número, com um fervor redobrado. Em 1935, os soldados do xá Mohammad Reza Pahlavi dispararam contra centenas de manifestantes desarmados que protestavam contra o uso obrigatório de trajes ocidentais. Desatinos desse tipo acabaram transformando o véu, cujo uso até então não era disseminado, num símbolo da integridade islâmica. Muitos muçulmanos hoje clamam que, enquanto a moda ocidental é sinônimo de riqueza e privilégio, as vestimentas islâmicas enfatizam o igualitarismo contido nos capítulos do Alcorão, conhecidos como suratas.


7. CIÊNCIA E FÉ SÃO EXCLUDENTES

Não. Elas apenas operam em dois planos distintos, que, até o século XIX, eram vistos como complementares. “Fé e razão são duas asas pelas quais o entendimento alça voos em busca da verdade”, diz dom Dimas, citando uma passagem da encíclica Fides et ratio (Fé e razão) , de João Paulo II. “A fé sem a ciência é ingênua”, diz. “E a ciência sem a fé, muito fria e desumana.” Enquanto a ciência avança pelas planícies da razão, a fé busca iluminar os desfiladeiros do mito. Karen deixa essa fronteira clara numa das mais belas passagens de seu livro, quando diz que a ciência pode diagnosticar o câncer – e até mesmo curá-lo –, mas não pode ajudar na consternação causada pelo diagnóstico nem ensinar a morrer bem. Para Karen, desvendar a origem do Universo não é papel da religião, e sim da ciência. A missão da religião seria nos ajudar a lidar com os aspectos da vida para os quais raramente estamos preparados, como a morte. “Como espécie, caímos facilmente em desespero se não conseguimos enxergar algum tipo de significado em nossa existência. A religião enfrenta questões que não podem ser resolvidas de uma vez por todas”, escreve Karen. É a essa magnífica e penosa tarefa que chamamos fé. O resto é razão.


CINCO ESTRADAS NA BUSCA DO SAGRADO

 Reprodução Xeque Jihad Hassan,
líder da comunidade islâmica

“Toda pessoa nasce com fé. A crença em Deus é um acessório original de fábrica do ser humano, e não um item opcional. Todos nascem crendo”
Adriano Machado Dom Dimas Barbosa,
secretário-geral da CNBB

“Vivemos um período de grandes inquietudes e de uma tremenda ebulição existencial e espiritual nas mais diversas tradições religiosas”
arq. Ag. O Globo Rabino Nilton Bonder,
da Congregação Judaica do Brasil

“Há os que creem e há os que creem que não creem. Viver é sempre tomar partido, e crer ou não é um ato além da racionalidade”
arq. Ag. O Globo Lama Padma Samten,
do Centro de Estudos Budistas Bodisatva

“Os conhecimentos da ciência tornaram-se limitados. Ouso dizer que, hoje, os cientistas tornaram-se religiosos, e os budistas céticos”
Filipe Redondo Ed René Kivitz,
pastor da Igreja Batista de Água Branca

“O que gera a violência é o fator Deus, e não ele próprio. Diante do dilema de matar ou morrer, Jesus escolheu deixar-se matar por seus oponentes”


José Ruy Gandra

Época - Ed. 605 (19-12-2009)

http://revistaepoca.globo.com

 
Locations of visitors to this page