domingo, 20 de dezembro de 2009

De la dignidad y la vida

Algo más de un año después desde que el gobierno anunciara su intención de abrir la puerta al aborto libre,-no existe otra forma de definir una legislación que permite, en las primeras 14 semanas de gestación y sin ningún tipo de justificación, someterse a un aborto- el Congreso ha aprobado un texto tremendamente radical, fundamentado en argumentos tan endebles como la supuesta defensa de los derechos de la mujer o la necesidad de homologar la legislación española a Europa.

Ninguno de estos argumentos supera una mínima reflexión. Ni puede ser convertido en derecho un acto que puede conllevar consecuencias físicas y psicológicas para la mujer, ni las legislaciones europeas -tan solo aquellas provenientes de los países comunistas del este de Europa- ignoran que tras un aborto se esconde el fin de una vida.

Pero ni al gobierno ni a sus socios les interesa abrir el debate sobre la defensa de la vida. Es preferible cerrar los ojos ante una realidad que constatan argumentos médicos y científicos. Es preferible disfrazarse bajo un halo de progresismo trasnochado ignorando los problemas reales a las que se enfrentan la mujer de hoy.

Si no que alguien me explique qué alternativa presenta este gobierno para las mujeres que tras un embarazo imprevisto quieren -en ocasiones con serias dificultades familiares y económicas- seguir adelante con el mismo. Qué respuesta se da a todas las adolescentes -privadas del apoyo de sus familias gracias a un gobierno que pretende convertir en clandestinas las relaciones entre padres e hijos-, cuando ante una situación tan complicada, el único camino que se les ofrece es el de la clínica abortista. Qué ocurrirá cuando pasados los años, muchas de esas mujeres que se vieron abocadas al aborto por una legislación engañosa y un gobierno impregnado de sectarismo ideológico quieran pedir explicaciones. A quién se dirigirán? ¿A Zapatero?, ¿ a sus portavoces ¿a alguno de esos partidos políticos impregnados en un manto de hipocresía que se creen más legitimados en poner y quitar obispos que en defender algo tan fundamental como el derecho a la vida?

No hay nada más digno para un político que defender la vida, defender a los más débiles, trabajar por y para quien espera de nosotros la solución de problemas y no discursos propios del siglo pasado. No hay nada más digno que defender lo que uno cree, sin complejos ni hipotecas. Esta es la verdadera dignidad de la política.

Sandra Moneo

www.abc.es

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