terça-feira, 22 de dezembro de 2009

Los 10 mitos del cambio climático


Unos piratas informáticos asaltaron recientemente los emails de científicos de la Universidad de East Anglia, desde donde se generan muchos de los datos sobre el cambio climático que luego dan la vuelta al mundo. Encontraron manipulación de cifras, invención de gráficos, explícitas invocaciones a la mentira… Ha llegado el momento de demoler toda su mitología.

Mito 1

Estados Unidos se ha quedado solo en cuanto a Kioto y al calentamiento global

Tonterías. Estados Unidos, junto con ciento cincuenta y cinco países más (que representan la mayoría de la población mundial, de la actividad económica y del crecimiento futuro) rechazan el plan de racionamiento de energía que impone el Protocolo de Kioto. Kioto es un tratado de Europa con una docena de países más, ninguno de los cuales está, de hecho, reduciendo sus emisiones. De un modo similar, las afirmaciones de que el ex presidente Bush hizo descarrilar alguno de los esfuerzos de Clinton-Gore por ratificar Kioto son falsas en todos los sentidos.

Mito 2

Las propuestas sobre el calentamiento global tienen que ver con el medioambiente

Sólo si esto significara que empeorarían las cosas, dado que “más rico equivale a más sano, y a más limpio”. Incluso aceptando el supuesto ecologista económico y alarmista subyacente, nadie se atreve a decir que el carísimo protocolo de Kioto modificará el clima de una forma que resulte detectable. Imagínese lo caro que debe de ser el pacto, tanto a nivel de costes económicos como humanos, para racionar de la forma que exigen los verdes el consumo de energía. En cambio, los proponentes admiten con franqueza su deseo de controlar el estilo de vida de los demás, las empresas que lo apoyan esperan sacar millones de dólares del tratado, y el comisionado de medioambiente europeo admitió que Kioto “tiene que ver con la competencia, con equilibrar el terreno de juego para los grandes negocios de todo el mundo” (sacándonos de apuros, por ejemplo).

Mito 3

Calentamiento global equivale a tormentas más frecuentes y más fuertes

Una afirmación que ni siquiera apoya el Panel del Cambio Climático de las Naciones Unidas. Las tormentas son cíclicas y, dicho esto, no son más frecuentes ni más fuertes que en el pasado. Por suerte para Al Gore, los periodistas pocas veces disponen de datos reales.

Mito 4

El cambio climático es la mayor amenaza para los pobres del mundo

El clima, o más exactamente, las condiciones meteorológicas, sigue siendo uno de los mayores retos de los países pobres. Pero el cambio climático no añade nada nuevo a la situación. El clima y las condiciones meteorológicas siempre han cambiado y siempre cambiarán. Y el hombre lo ha afrontado siempre mediante la adaptación y los avances tecnológicos… y también con las supersticiones que le han ayudado a buscar culpables. Las sociedades más avanzadas, o más ricas, han sido las que mejor se han adaptado. Siempre es preferible enfrentarse al mismo tipo de tormenta en Florida que en Bangladesh. Las instituciones, las infraestructuras y el acceso a la energía, y no el racionamiento del consumo energético, son los factores básicos para gestionar un clima en cambio constante.

Mito 5

El cambio climático está haciendo subir el nivel del mar

El nivel del mar sube en los periodos interglaciares, como el que vivimos en este momento. Al Gore extrapola y profetiza un Manhattan bajo las aguas. Incluso el distorsionado Panel del Cambio Climático de las Naciones Unidas rechaza afirmaciones al no encontrar un cambio estadístico significativo en el porcentaje de subida del pasado año. Es decir, el nivel del mar lleva mucho tiempo subiendo y bajando gradualmente; y ni la industria, ni el aumento de temperaturas, ni el aumento de CO2 han afectado a ese crecimiento de forma relevante. Los pequeños países-islas que buscan bienestar y refugio para sus ciudadanos en, por ejemplo, las generosas Australia y Nueva Zelanda, no han visto subir el nivel del mar y, en algunos casos, incluso lo han visto bajar. El verdadero problema de estas sociedades es, normalmente, que su situación es desastrosa. Es frecuente que un país archipiélago dilapide el dinero para ejercer presión sobre la Unión Europea y obtener dinero para así construir complejos hoteleros en la costa y, al mismo tiempo, se dedique a pregonar que está inundándose y a punto de ser engullido por las aguas.

Mito 6

¡Los glaciares se derriten!

Por muy buena suerte que tengan, las cosas congeladas se derriten o, como mínimo, menguan cuando los periodos de enfriamiento llegan a su fin. Aún así, la retirada de los glaciales sobre la que tanto hemos leído era selectiva. Los glaciales también están avanzado, incluyendo algunos situados en lugares muy próximos a los que están retirándose. Si la retirada de los glaciales fuese una prueba del calentamiento global, el avance de los glaciales lo sería del enfriamiento global; es imposible que ambas cosas sean ciertas y, de hecho, ninguna de las dos lo es. Además, la retirada no parece estar siempre relacionada con el calentamiento. Por ejemplo, las cumbres nevadas del Kilimanjaro están retirándose, pese a las varias décadas de enfriamiento que vive Kenya, y ello se debe a la utilización de la tierra que se hace ahora en la zona y cambios en la humedad atmosférica.

Mito 7

El clima era estable hasta que llegó el hombre

Tragarse este embuste significa quemar prácticamente todos los textos existentes de ciencia e historia, igual que en épocas pasadas se quemaron ‘brujas’ como venganza por los cambios del clima. La perfecta representación de este concepto es un gráfico que recuerda un palo de hockey y que ha quedado desacreditado y borrado del repertorio alarmista de Naciones Unidas.

Mito 8

La ciencia lo ha establecido: el CO2 provoca el calentamiento global

Históricamente se sabe que el CO2 atmósferico aumenta después de que se inicie el calentamiento, y no antes. La iniciativa más común para esquivar un debate real sobre las causas del calentamiento global consiste en decir que el debate ya se desarrolló en su día y se dio por cerrado en un “consenso”. De estar realmente cerrado, ¿por qué entonces los científicos no renuncian a los cinco mil millones de dólares que reciben anualmente del bolsillo de los contribuyentes norteamericanos y que se destinan a la investigación del clima? Los científicos llegaron a un acuerdo en muy pocas cosas y en apenas nada en lo que a calentamiento global provocado por el hombre se refiere. A saber, llegaron a un acuerdo en que:

1 La temperatura global media actual es, probablemente, 0,6 grados más elevada que hace un siglo.

2 Los niveles de CO2 han aumentado en torno al 30 por ciento en los últimos doscientos años.

3 El CO2 es un gas de efecto invernadero y, si todos los demás factores continúan inalterables (y ha quedado demostrado que no es el caso), el aumento de los gases de efecto invernadero debería de tener un efecto de calentamiento. De todos modos, el “consenso” es un asunto de los políticos. Significaría finalizar el debate para poder “seguir adelante” con cuestiones prácticas. Sin embargo, restringir el debate es intrínsecamente anticientífico.

Mito 9

La década de 1990 fue la más cálida hasta la fecha

Esta afirmación, que tiene como objetivo a los perezosos intelectuales y a los que se asustan con facilidad, ignora diversos factores evidentes. Naturalmente, la expresión “hasta la fecha” hay que entenderla por “desde que desarrollamos mediciones de temperatura fiables”, lo que en general significa un periodo de tiempo muy corto. Además, en 2006, la National Academy of Sciences puso en evidencia esta afirmación. Más aún, antiguamente las estaciones meteorológicas rurales habían registrado temperaturas más cálidas después de décadas de crecimiento. La medición de “temperaturas medias globales” se vio afectada también cuando cientos de estaciones meteorológicas (muchas de ellas en la zona ártica de la Unión Soviética) quedaron desconectadas a principios de la década.

Mito 10

¡Aquí hace calor!

Cuando al cómico Henny Youngman le preguntaban “¿Cómo está su esposa?”, él siempre respondía: “¿en comparación con qué?”. Los más críticos adoptarían la misma respuesta en relación a la temperatura. Las temperaturas actuales son cálidas si las comparamos, por ejemplo, con las décadas de 1970, o con las de la Pequeña Edad de Hielo (desde aproximadamente 1200 a.C. Hasta finales del siglo XX), o a las de hace miles de años. Pero su seleccionamos otros puntos de partida y las comparamos, por ejemplo, con las temperaturas de la década de 1930 o con 1998, veríamos que, de hecho, son más frías. El enfriamiento dibuja una imagen mucho más aterradora, pues una nueva edad de Hielo sería verdaderamente catastrófica, mientras que los periodos cálidos que ha vivido la historia han supuesto prosperidad. Tal vez por ello los verdes lo intentaron primero con el “enfriamiento global”.

Christopher C. Horner, autor de la Guía políticamente incorrecta del calentamiento global, publicada por Ciudadela Libros.

http://www.albadigital.es

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