sexta-feira, 18 de dezembro de 2009

La Memoria Histórica como el queso emmental


¡Bravo, señores, en España ya se ha implantado la censura histórica! No, no se crean que me he vuelto loco (aunque motivos hay los), simplemente que hoy he podido constatar con admiración y estupor alguno de los efectos derivados de la famosa Ley de Memoria Histórica. Verán ustedes la historia de la humanidad está repleta de hechos, la mayoría de los cuales no son precisamente ejemplares aunque hay otros que redimen al hombre de los primeros. ¡Allí, en aquellas crónicas, están recogidos, reseñados, especificados y debidamente constatados cuantos sucesos tuvieron lugar a través de los siglos y que son los que constituyen el acervo histórico de la Humanidad! Un archivo recogido documentalmente para que, las sucesivas generaciones que se vayan sucediendo, puedan tener constancia de aquellos hitos que han ido jalonando, a través de los tiempos, todos aquellos momentos importantes del transcurso del tiempo, debidos a la intervención de los hombres, desde la prehistoria hasta nuestros días.

De ellos y de las enseñanzas que se pueda sacar de su estudio, las nuevas generaciones de hombres podrán obtener las enseñanzas que les permitan evitar caer en los errores de sus antepasados o imitarlos, si a ello dieren lugar. No recuerdo que, en mis años mozos, en aquel inolvidable colegio de Montesión, donde tuve la fortuna de educarme, se nos prohibiera, a los alumnos, que en nuestros exámenes de historia, se mencionara a personajes como Robespierre , el gran guillotineur de masas, o al propio Napoleón, el gran dictador que dominó con puño de hierro, no solamente Francia sino a casi toda Europa y, vean por donde, también se hablaba en los textos de Troski, de Lenín y, como no, del señor José Stalin, sin olvidarnos de Hitler y Mussolini; todos ellos personajes que habían dejado huella en la Historia, ya fuera para bien o ya fuera por sus genocidios y maldades. Si se omitían en la prueba seguramente se cosechaba un hermoso “cate”

Pero, déjeme que los comente algo que está sucediendo, en la actualidad, en nuestro propio país. Todos sabemos que el Ejecutivo del señor Rodríguez Zapatero puso todo su empeño en la aprobación de una ley de Memoria Histórica; pero lo que puede que ustedes ignoren es que, esta ley, lo que se propone es construir una Historia nueva, no actualizada y recogiendo datos que, anteriormente, no se habían incorporado a ella, fuere por negligencia de los historiadores o fuere debido a que se desconocían cuando fue escrita. En realidad, y a los hechos me remito, la intención de quienes han pergeñado tamaño dislate, es “recortar”, “cercenar”, “obviar” y destrozar, con la intención más aviesa, el ánimo más malévolo y la conciencia más negra; los hechos reales, tal cual acontecieron; en los que participaron soldados, jefes, oficiales del ejército del general Franco y a él mismo; para eliminarlos de los textos históricos como, a veces ocurre, con las parejas de novios que, cuando se distancian, cometen la estupidez de recortar, de sus fotografías, la imagen de aquella persona con la que han roto; con lo que, el resultado, es la destrucción de la fotografía cuyo vacío imborrable se constituye en un recuerdo más significativo que la propia imagen que anteriormente ocupaba el hueco.

El hecho de que, en España, tengamos un Gobierno destructor, vengativo, rencoroso e incapaz es, sin duda alguna, la fuente de este reguero de afrentas al Ejército y a todos los españoles que amamos la patria. El nombramiento de la señora Chacón para el cargo de ministra de Defensa, puede que sea el acto más premeditado, intencionado y vejatorio con el que se pueda querer degradar el buen nombre de nuestras fuerzas armadas. La señora Chacón no es, en realidad, una ministra de Defensa, por su falta de conocimientos sobre la materia, por su aversión a la guerra y por sus antecedentes de militante contraria a la guerra de Irak. No, señores, esta señora fue impuesta a los mandos del Ejercito para que, rodeada de algunos jefes a los que, posiblemente, el cargo y las prebendas les puedan haber impedido recordar cual es su deber para con su patria, fue puesta, por Zapatero, para que, a través de una labor sorda, destructiva y trapacera, fuera socavando los cimientos de la milicia, intentando privarla de su espíritu castrense y su amor por la bandera y España para, poco a poco, a base de escatimar medios técnicos, de reducir salarios, de favorecer la incorporación de inmigrantes en las filas de la tropa, de implantar leyes desfavorables e injustas y de olvidarse de la escala de ascensos; pretende, sin prisas pero sin pausas, ir convirtiendo lo que quede de un Ejército disciplinado, bien armado, prestigiado en todo el mundo, y orgullo de los españoles, en algo amorfo, carente de principios, burocrático, menguado y dirigido, no por militares capaces y expertos en su oficio, sino por chupalevitas, vendidos y traidores a la patria que consienten que España sea entregada, atada de pies y manos, a aquellos que no fueron capaces de enfrentarse, con todo a su favor, a las menguadas tropas del general Franco.

Díganme ustedes si, el papel que se les asignó a las fragatas españolas en el caso del Alakrana, impidiéndoles intervenir, criticando sus ofertas de enviar comandos para, finalmente, sancionar a los militares de helicóptero por ametrallar a los piratas que huían; tienen otra explicación plausible que la de anteponer el politiqueo, los intereses del PSOE, las ambiciones políticas del Gobierno y el oscurantismo de las autoridades civiles; a la búsqueda de una solución satisfactoria,.al prestigio de la nación, el honor de los españoles y la dignidad de nuestras fuerzas armadas. Pagaron como mercaderes y, una vez más, nuestra honra como españoles y la de nuestra armada, se quedó a la altura de las neuronas de quienes gobiernan España ¡por los suelos! Pero, la señora Chacón, ha colocado la guinda al pastel de la paciencia de los buenos españoles. Constituida en la KGB, no deja de vigilar, de espiar y de intrigar para conseguir hacer desaparecer, de todos los acuartelamientos, los recuerdos de lo que fue el orgullo de todos los militares. Ahora, en el Museo del Ejército de Toledo, ha armado el cisco, aplicando una censura estricta a los textos que recuerdan la heroica defensa del Alcázar de Toledo por el general Moscardón (colección que fue suprimida para no “agraviar” ni hacerles pasar más vergüenza a los herederos de quienes fueron incapaces de derrotarlos). Pero, ha ido más lejos cuando, por medio del Subdirector del Patrimonio Artístico de Defensa, hizo que se “reprimiese a los responsables del museo porque, junto a los nombres de Franco y Primo de Rivera, no aparecían los de Martínez Campos. Prim etc.” Y, ¿por qué no, digo yo, los de Durruti, García Atadell o los “chequistas” Angel Galarza, Ariño Ramis, Uribarri o el judío alemán conocido como Walter?

Pero, no contenta con emborronar nuestra Historia, como si ella sola fuera capaz de borrar dos siglos de la crónica española, advirtió al responsable del Museo que se evitara mencionar el nombre del general Franco y “si se menciona expresamente a Franco, en un texto de este tipo, debería ser: porque mantuvo a España fuera de la Segunda Guerra Mundial” ¡menos mal que no lo niegan! Otra “perla”: “si se quiere citar el desembarco de Alhucemas, se citará sin referencia expresa al dictador (Franco). Algo que honra: al coronel encargado del equipo del museo: solicitó, con firmeza, ser relevado del cargo por negarse “a participar en la ocultación o tergiversación de la historia”. Siempre habrá hombres de honor.

Miguel Massanet Bosch

www.diarioya.es

2 comentários:

jaramos.g disse...

Sirva este primer comentario en tu blog para mostrate mi acuerdo la crítica que haces y complacido por la forma en que lo haces. Por esas cosas del azar, acabo de subir a mi blog un artículo sobre el mismo tema y en términos bastante similares. Si tienes tiempo y ganas, te invito a que lo leas y me digas tu opinión. Gracias por escribir cosas como esta.

jaramos.g disse...

Después de subir el comentario, me he dado cuenta de que procede de otro señor y de otro medio. Pido excusas por el despiste, pero eso no cambia ni una coma de mi valoración.

 
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