sexta-feira, 11 de setembro de 2009

11 de Septiembre

Hoy, además de ser el aniversario del ataque contra las Torres Gemelas y además de celebrarse la Diada por parte del entorno nacionalista catalán, se cumplen cinco años y medio de los atentados de Madrid.

Y, como todos los días 11 de cada mes, un grupo de víctimas del 11-M han convocado una concentración en la Plaza de Cervantes de Alcalá de Henares, a las 8 de la tarde, junto al kiosco de música. La Plataforma Ciudadana Peones Negros (que, por cierto, no convoca ningún tipo de concentración en ninguna parte) apoya, como no podía ser menos, esa única concentración que las víctimas convocan en Alcalá de Henares, la ciudad de la que partieran tres de los cuatro trenes de la muerte en la mañana del 11 de marzo.

Después de una semana informativamente tan intensa - con la economía en caída libre, con un Zapatero rindiendo pleitesía a dictadores de opereta, con un sorprendente brote de violencia gratuita en uno de los municipios más ricos de Madrid y, sobre todo, con una escalada de la presión destinada a que se termine de aprobar un Estatuto catalán que deja la Constitución en papel mojado - es un buen día para echar la vista atrás y recordar lo que han sido estos cinco años y medio para aquellas personas que perdieron a alguno de sus familiares en el mayor atentado que ha sufrido nuestro país.

Cinco años y medio en los que esas personas han visto cómo los poderes públicos iban, uno tras otro, dándoles la espalda. Cinco años y medio en los que han comprobado cómo la clase política iba cerrando filas para tratar de silenciar las investigaciones acerca de un atentado cuya versión oficial ni siquiera se molesta en identificar a los supuestos autores materiales. Cinco años y medio en los que los mismos medios de comunicación que jaleaban el "Queremos saber" pasaron a intentar ridiculizar de una forma sorprendentemente rastrera (¿se acuerdan ustedes de las chanzas a costa del ácido bórico o de la cinta de la Orquesta Mondragón?) cualquier intento de investigar lo que sucedió. Cinco años y medio, en fin, en los que la elite dirigente de este país ha demostrado no estar a la altura de las circunstancias, ni de lo que las víctimas del atentado merecían.

Ni siquiera se han molestado los poderes públicos en pretender decirnos quién puso las bombas. Les encantaría que la sociedad española se conformara con una especie de nebulosa donde todo cabe y que nada explica:

- ¿Quién ha sido?
- Los moros
- ¿Pero qué moros?
- ¡Ah, no sé! Pero han sido los moros.
- ¿Y por qué lo hicieron?
- Pues por la Guerra de Irak.
- ¿Y cómo lo sabes?
- Pues porque son moros.
- ¿Pero cuáles eran sus nombres?
- No tengo ni idea.
- ¿Entonces como sabes que eran moros?
- Pues porque lo hicieron por la Guerra de Irak, así que israelíes no eran.
- ¿Pero no tenemos derecho al menos a conocer quiénes, con nombre y apellidos, cometieron los atentados?
- Tú lo que pasa es que estás empeñado en que fue ETA. Pero fueron los moros.

Nada le gustaría más a los poderes públicos, decía, que el que la sociedad española se conformara con las "no explicaciones" que hasta el momento nos han dado. Pero la lógica y la razón son imposibles de vencer. Se las podrá ignorar, pero no son derrotables. Y algunos, entre ellos muchas víctimas del atentado, continúan luchando porque se llegue a saber lo que pasó.

Puede que parezca a veces que la atención informativa sobre el 11-M disminuye. Puede que parezca en ocasiones que son demasiado gruesos los muros que se ponen en el camino de la verdad. Puede que muchos días parezca espesarse la negrura en un túnel que ya nos parecía suficientemente oscuro... Pero no se ha conseguido el propósito de que la sociedad olvide. Y todavía hay medios de comunicación que siguen, que seguimos, en la brecha. Y todavía hay víctimas que se reúnen el 11 de cada mes en Alcalá para recordar que siguen sin obtener justicia. Y todavía hay asociaciones que continúan intentando la batalla judicial. Y aún hay personas que continúan trabajando en silencio, día a día, para que podamos disponer de más material con el que hacer avanzar las investigaciones.

Evidentemente, no todo el mundo podrá acudir hoy a la Plaza de Cervantes de Alcalá de Henares para estar con esas víctimas que siguen conmemorando a quienes murieron ese día. Pero seguro que todo el mundo puede encontrar, a lo largo del día de hoy, un breve hueco para decir, pensando en lo que aquel día fatídico pasó, que no vamos a olvidar lo inolvidable.

Porque no lo vamos a olvidar. Por mucho que los poderes públicos hayan decidido que ya no deberíamos querer saber.

Luis del Pino
http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m

http://www.peonesnegros.es

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