sexta-feira, 11 de setembro de 2009

11-s: lecciones sin aprender

La lección que nos dejó hoy hace ocho años el derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York, quizá la única indiscutida, fue la de que entrábamos en un nuevo siglo «bajo puertas de fuego», en acertada expresión del entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan. Hoy podemos decir, con desesperante certeza, que en sólo ocho años se han casi borrado en la opinión pública europea las trágicas enseñanzas derivadas de aquella barbarie. En sólo dos meses del otoño de 2001, Estados Unidos, sin apenas cooperación sobre el terreno del resto de Occidente, depuso el régimen talibán que propició la barbarie del 11-S y abrió la puerta a nuevas formas de Gobierno en aquel país.

En estos días en que todavía vemos el lento recuento de la primera vuelta de las elecciones presidenciales afganas, surgen muy justificadas cautelas sobre la probidad del régimen encabezado por Hamid Karzai. Occidente tiene el deber moral de exigir el cumplimiento de un proceso electoral limpio. Pero hemos de ser conscientes de que todo ello pasa por el cedazo de una sociedad en la que la democracia es un modelo político ignoto al que llevará décadas adaptarse.

Frente a ese esfuerzo de las nimias minorías ilustradas del país y frente al desencanto de una sociedad occidental que siente la necesidad de resultados inmediatos transmitidos en directo por la red y las cadenas de televisión globales, los talibanes siguen viviendo en la edad de piedra. Y aunque parezca contradictorio, es por ello que después de creernos que su derrota estaba garantizada, hoy van ganando esta batalla. Entre los europeos se ha extendido en los últimos días el afán de fijar un plazo tope a la retirada de nuestras tropas de Afganistán. Es exactamente lo que quieren oír los talibanes sentados sobre rocas, los que tienen un sentido bien distinto del paso del tiempo. Cinco años -como esta semana han sugerido algunos ministros de Defensa- suena a una eternidad para el español medio. Mas es pasado mañana para un talibán que dedica las horas a ver crecer la hierba y a ensalzar el nombre de Alá y su jihad. Mientras Occidente no complete el despliegue militar necesario para derrotar a todos los grupúsculos talibanes y reforzar el muy perfectible Gobierno central en Kabul, no se habrá ganado la guerra declarada contra todos nosotros el 11 de septiembre de 2001. Los terroristas que con el apoyo del entonces gobierno de Kabul provocaron la barbarie están ganando la guerra.

Editorial ABC
www.abc.es

Nenhum comentário:

 
Locations of visitors to this page