sexta-feira, 11 de dezembro de 2009

Cementerios bajo la luna

El sí del Gobierno al agravamiento de la Ley del Aborto, propuesto por Izquierda Unida y Esquerra Republicana de Cataluña, llega a lo demoniaco, esto es, al disfrute del placer que produce el Mal. La implicación de la sociedad, de las jóvenes y de sus padres, de los educadores y de los profesionales de la Medicina, me trae a la memoria las denuncias que hacía Georges Bernanos de aquellos adultos que necesitan comprometer a otros, especialmente menores, en la transgresión del Bien. Necesitan que todo se corrompa. Que nada se salve. Los partidarios del aborto están haciendo lo imposible no sólo para encaminar a las jóvenes hacia el crimen, acallar a los padres y romper desde dentro las familias, sino que tratan de instalar la práctica del aborto en el plano de lo vulgar, de lo cotidiano, de la educación, desde la infantil a la universitaria. Ante este asalto bárbaro a la «normalidad» ni siquiera los profesionales que estén en torno a las liquidaciones de los fetos podrá echar mano de la objeción de conciencia.

Ante esto ¿qué pueden decirle a la sociedad los Bono y los Ibarra? ¿Qué, los teólogos de la liberación? Liberación ¿de qué y de quiénes? Debo decir que me repugna el comportamiento de los parlamentarios que van a aprobar esta Ley. En todos estos meses temí que la cobardía, el relativismo moral y el embotamiento al que han llegado las inteligencias de aquellos permitirían el éxito del texto socialista. Uno les conoce bien. No pensé, sin embargo, que fueran capaces de superar las cotas de infamia que necesita Zapatero para asegurarse los votos de BNG y CiU y poner a toda la izquierda a la «altura» de Joan Tardá y Gaspar Llamazares.

En una versión actual de «Los grandes cementerios bajo la luna», el Bernanos de turno tendría que inundar el paisaje de fetos descuartizados, sin que por ello la izquierda acusara mínimamente tan macabra realidad. La naturalidad con la que va a sacar adelante esta ley da la medida de su insensibilidad ante lo monstruoso.

César Alonso de los Ríos
www.abc.es

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