En esta España tan dada al antiamericanismo, pertenezco a esa minoría admiradora de las grandes cualidades de los Estados Unidos. De su creatividad, de su curiosidad, de su empuje, de su pasión por la educación y el conocimiento, de su apertura a la innovación y al mestizaje, de tantas cosas.
Por eso me siguen sorprendiendo algunos de sus tics más reaccionarios. Que ocurren, casi siempre, en el terreno de la moral. Como la discriminación de los homosexuales en el Ejército que sólo ahora, ¡en 2010!, se va a eliminar, como acaba de anunciar Robert Gates, el secretario de Defensa. Es una de las mejores iniciativas del Gobierno de Obama.
Eso sí, resulta que para hacer lo que es de tan elemental justicia, Robert Gates va a crear un grupo de trabajo. Porque tiene que estudiar el impacto de este cambio. Que es como estudiar el impacto del fin de las leyes discriminatorias contra las mujeres. Entre los que se oponen, claro está, que son bastantes en el Ejército norteamericano. A estas alturas.
Con todas mis críticas al papel de nuestro Ejército en los conflictos exteriores, tengo que volver a reconocer que, en estos asuntos, igualdad de las mujeres o de los homosexuales, vamos unos cuantos años por delante de los americanos.
Edurne Uriarte
http://www.abc.es/blogs/edurne-uriarte
Postdata: Recomiendo un interesante editorial de ayer del The New York Times sobre la cuestión
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