En la política contra el terrorismo islamista, a Zapatero le pasa lo mismo que en la política contra ETA. Que en ambas parcelas se ha equivocado profundamente y en ambas se ha visto obligado a rectificar. De la negociación al Pacto Antiterrorista con ETA y de la Alianza de Civilizaciones a un nuevo envío de tropas a Afganistán con el terrorismo islamista.
Con una llamativa incongruencia en las dos rectificaciones, la del mantenimiento del viejo discurso de la negociación y de la Alianza. El discurso con el que censuró el uso de la fuerza en la lucha antiterrorista por parte de la derecha y el discurso que ahora se niega a transformar aunque se haya avenido a aceptar la misma política de fuerza. Con el resultado de que las palabras pasadas se convierten en un estrambótico torpedo contra si mismo.
El torpedo del odio, por ejemplo, aquello que aplicó a las políticas antiterroristas de Aznar y de Bush y ahora tendría que atribuírselo a sí mismo. Lo explicó en un mitin en Valladolid justamente al día siguiente de los atentados islamistas de Casablanca de 2003. Cambie usted la estrategia en la lucha contra el terrorismo internacional pues el odio es la peor arma de destrucción masiva, le dijo a Aznar. La guerra de Irak fue un error claro y ayer lo vimos en Casablanca, prosiguió. Y para rematar, aquello de que el seguimiento de la estrategia de Bush ha logrado que España esté en la lista del terrorismo internacional.
Seis años después, enviamos nuevas tropas a Afganistán para hacer la guerra al fundamentalismo islamista, somos víctimas del terrorismo islamista en el secuestro de Mauritania, estamos en posición preferente en la lista de Al Qaeda e Interior se las ve y se las desea para neutralizar sus asentadas en España.
Y vuelven aquellas palabras de Zapatero en 2003 en Valladolid, esto nos pasa por nuestra estrategia de odio en Afganistán.
Edurne Uriarte - Catedrática de Ciencia Política de la Universidad del País Vasco
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