terça-feira, 12 de janeiro de 2010

Israel y el sueño de Europa

Como español y judío he de trasladarles mi convencimiento de que Israel desea la paz, instrumento imprescindible para la prosperidad de los pueblos. Sin embargo, la opinión pública y los medios de comunicación españoles tienen una visión distorsionada de la realidad de Oriente Medio, creyendo en la fortaleza de un país de seis millones de habitantes frente a la supuesta debilidad de 1.500 millones de musulmanes que nos circundan. ¿Desde cuándo los israelíes vivimos en Israel?, ¿desde cuándo los judíos habitamos Judea? Hace tan sóo 4.000 años nuestro patriarca, Abraham, abandonó Ur Kashdim (Mesopotamia) y asentó nuestro pueblo en Judea y Samaria, y, si no fuera suficiente, se reinstaló hace 3.456 años, regresando a la Tierra Prometida siguiendo los pasos de Moisés.

La destrucción del Templo y la diáspora provocada por los romanos Adriano y Tito en el 70 d.C., así como el aplastamiento de la rebelión Bar Kojba en el 135 d.C., nos llevó a otras tierras, quedando una limitada población judía en el área que convivió secularmente con cristianos y armenios que habían llegado siguiendo la luz de Cristo.

Desde el siglo XIX el regreso a nuestras tierras (aliya), provocó que la mermada población judía en Israel aumentara en número. Sin embargo, la actitud de los británicos, que no han cumplido la promesa de un hogar para el pueblo judío -Declaración Balfour- nov. 1917-, empero, más pendientes del equilibrio petrolífero, supuso una fuerte entrada de árabes en la tierra de Israel que dificultó el proceso. Entre 1928-39 hubo sangrientos enfrentamientos de árabes contra judíos inmigrantes, ocasionándonos una masacre.

En 1939, el Libro Blanco británico impuso restricciones a la inmigración judía, provocando una oposición del sionismo, el Irgun, que consigue la expulsión de los británicos. En 1947, la ONU declara la partición de Palestina en un Estado judío y otro árabe, rechazada por los árabes, no evitando que el 14 de mayo de 1948 Ben Gurión proclamara el Estado de Israel. Al día siguiente, todas las armadas árabes atacaron el recién nacido Estado y, ante la derrota, llamada Nakba , los árabes huyeron a los Estados limítrofes. Ben Gurión consiguió que, en el Estado de Israel, muchos de sus hombres y mujeres se convirtieran en agricultores, obreros profesionales y soldados en la mismísima tierra de sus abuelos. Estamos asentados en 22.000 kilómetros cuadrados, de los cuales tres cuartas partes son desierto, habiendo hecho de la otra parte un auténtico vergel del que estarían muy orgullosos nuestros antepasados, y sobre el que se asienta un pueblo trabajador, diverso, democrático y, como se ve, con escasa capacidad para la propaganda.

Los árabes, sin embargo, poseen veintitrés países en los que disponen de las mayores reservas de petróleo del mundo, disfrutando del mismo idioma y de la misma religión. Sin embargo, es sabida la intención de una gran parte de sus mandatarios de sumir a sus pueblos en dictaduras y a sus habitantes, en ciudadanos sin instrucción y formación. Aún así, el maniqueísmo de sus dirigentes, su potencia financiera y la riqueza petrolífera hacen que los árabes ganen la batalla más sutil: la de los medios de comunicación. ¿Se han dado cuenta de que las mezquitas y los centros culturales árabes no necesitan seguridad alguna y, sin embargo, las sinagogas y los centros judíos han de ser protegidos tanto por la policía nacional como por nuestra propia seguridad?, ¿se han preguntado por qué? Como dijo Golda Meir, primera ministra de Israel, el día que las madres árabes quieran a sus hijos como odian a los judíos, empezará el entendimiento y, posiblemente, la paz. En cualquier caso, el respeto, a pesar de la propaganda del petróleo, de Israel por el pueblo árabe en nuestra propia tierra ha sido infinito. Si Israel hubiera querido hubiera podido arrasar Gaza en cuestión de horas sin arriesgar la vida de sus soldados. Sin embargo, Israel ha hecho una guerra quirúrgica con la intención de no dañar a la población civil ni provocar inocentes, si bien el cobarde empleo de escudos humanos sin ninguna compasión impidió el enfrentamiento con la cúpula de esa organización terrorista llamada Hamás. Recuerden que Tsahal -el Ejército de Defensa de Israel-, nunca ha sido el primero en atacar, pero sí el más presto en defenderse.

¿Cuáles son las intenciones de Bin Laden, Al Zawahiri o del propio Ahmadineyad? Recuerden: Israel es la mejor frontera de Occidente y, sobre todo, para Al Andalus. Sin embargo, ¿en qué profundo sueño se mantiene la vieja Europa? Muchas veces he llegado a pensar que los europeos no están interesados en una paz para el Medio Oriente porque para mediar se necesita un intermediario neutral y ése no es el caso precisamente del ministro de Asuntos Exteriores español, señor Moratinos.

¿Dónde está esa cultura judeocristiana? Es preferible no presumir y actuar en consecuencia, defendiendo las raíces propias. Dice el Talmud que quien se apiada del enemigo termina cavando su propia tumba, y esto es lo que le puede ocurrir al pueblo judío por su cultura y tradiciones como pueblo piadoso (am rahman) que es. Estoy convencido, y no por eso soy profeta, que la paz llegará un día a Israel cuando el coche eléctrico inventado por el ingeniero israelí Shay Agassi triunfe y el petróleo deje de ser una necesidad primordial. Amén, veamén.

Prosper Bensadón

www.abc.es

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