domingo, 17 de janeiro de 2010

Ora pro nobis

Pajín tenía razón. Obama y Zapatero iban a protagonizar en 2010 un acontecimiento auténticamente planetario. Pero no por la circunstancia mundana de que presidan a los Estados Unidos de América y la Unión Europea. La noticia es que los dos van a rezar juntos, se supone que para rogar al Altísimo que ponga fin a la depresión económica que nos asedia. Bienvenido sea. No por inesperado debe dejar de ser bienvenido. Ciertamente que por mucho que pudiéramos imaginar jamás íbamos a llegar a pensar que Obama y Zapatero se reunirían para orar junto a otros tres mil fieles norteamericanos encuadrados en una organización cristiana ultra que defiende el capitalismo bíblico y la cadena perpetua para los homosexuales.

Todo muy acorde con la ideología de Zeta, de quien podíamos esperar cualquier cosa, menos verlo de rodillas elevando plegarias al Cielo y pidiéndole al Espíritu Santo que ruegue por nosotros, los pobres españoles que tenemos la suerte de padecer su gestión, de soportar sus certeros vaticinios, de escuchar cómo dice que la tierra es del viento y otras ocurrencias de su proverbial oratoria. Siempre intuí que en Zapatero había un fondo espiritual, la verdad. Él va de ateo tomando medidas a cuál más hostil hacia el catolicismo, pero en el fondo no puede vivir sin la oración. Y por eso está bien que lo exhiba públicamente. En realidad es como salir del armario.

Toda la vida intentando aparentar facciones laicas, materialismo hegeliano, socialismo marxista, para acabar al final de su mandato arrodillado ante el Altar pidiéndole a Dios que le redima los pecados y le solvente la desgracia de tener la economía en caída libre, el paro más alto de la UE y una banda de ministros que compite en ineficacia. Bien pensado. Cuando uno no tiene forma de arreglar los asuntos terrenos con acciones terrenas, lo mejor es encomendarse a la Divina Providencia.

Cuando los ministros no dan una a derechas y son incapaces de crear algo diferente a desempleo, entonces no queda otra que entregarse a la oración y rezar. Pero rezar mucho, pues los problemas de nuestro país no se solventan con tres Ave Marías. Tendrá que repasar bien el Padre Nuestro y no equivocarse con la Señal de la Cruz, cantar la Salve y entonar El Magnificat, recitar el Credo y recurrir al Yo Confieso, repetir el Rosario y participar en una Novena a Santa Teresa y otra a San Judas Tadeo, implorar favores por Intercesión al Papa y no olvidarse de las plegarias al Ángel de la Guarda. Que no es el Santo Obama, aunque Zapatero piense lo contrario.

ZP cree que Barack es como San Martín de Porres, mulato santificado como Patrón de la Paz, que con una simple escoba obró todo tipo de milagros. Y por eso va detrás de él recogiendo lo que barre a su paso: presos de Guantánamo por aquí, puestos en la Guerra de Afganistán por allí.

Obama ya se ha dado cuenta de que Zeta hace todo lo que le pide, y le ha ordenado ahora que se vaya a rezar con él a Washington, después de aceptar con sumisión la colocación de escáneres en nuestros aeropuertos. O sea, como Aznar con Bush, pero a lo bestia. De manera que ahora sí que podemos empezar los españoles a encomendarnos al Espíritu Santo, pidiéndole que ruegue por nosotros. Ora Pro Nobis.

José Antonio Vera

www.larazon.es

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