Esto de ver sólo la paja en el ojo ajeno y obviar la viga en el propio es intrínsecamente político. A ver si no cómo se explica que a los buenos de IU les moleste tanto que el FBI haya utilizado la imagen de Gaspar Llamazares para perfilar un retrato-robot de Bin Laden talludito y no hayan levantado la voz (bueno sí la levantaron, pero para jalearlo) cada vez que a algún iluminado se le ha ocurrido jugar con la foto de Aznar para equipararla a cualquier asesino, a vueltas con la guerra de Irak. Es llamativo comprobar el poco sentido del humor, o de la autocrítica, o de la cintura política que tienen estos caballeros cuando lo que se ridiculiza es a un propio y no a un ajeno. Claro que cuando de destruir al enemigo se trata no hay reglas del juego, ni siquiera caridad, aunque sea laica.
Es lo mismo que le ocurre al presidente Zapatero, tan crítico él con el ideario cristiano, con la liturgia católica, con las manifestaciones espirituales, sobre todo si son de la Iglesia absolutamente mayoritaria en España. No le gusta nada un cura español... pero ¡ay! si de lo que se trata es de conseguir una foto en el nuevo encuentro planetario al que estamos a punto de asistir en Washington. Ahí, si hace falta, Zapatero administra él mismo la comunión. Una foto con el otro líder de masas del planeta bien vale una misa y lo que haga falta. Al desayuno de oración al que va a asistir nuestro ínclito presidente ya acudió el entonces representante de AP, Antonio Hernández Mancha, para conseguir una instantánea con Ronald Reagan, y le cayeron encima los chuzos de la izquierda. Ahora, al inquilino de la Moncloa le van a amenizar con una plegaria, invocaciones al Señor y promesas de no apartarse nunca de las Sagradas Escrituras. Hay quien dice en su entorno que no le vendrá nada mal un baño de espiritualidad aunque se haya colado en un acto donde sólo acuden presidentes con convicciones religiosas. Pero todo es empezar.
Mayte Alzaraz
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