La Mesa del Congreso de España ha resuelto admitir una propuesta parlamentaria de ICV para reprobar al Papa por sus declaraciones sobre el uso del preservativo y la expansión del sida, sobre todo en África. |
Una petición de este jaez, con los problemas que actualmente tiene España, debería haber sido tramitada inmediatamente al cubo de la basura orgánica (ni siquiera a la papelera); pero como aquí somos muy modernos y el partido popular muy progre, gracias a los votos de Ana Pastor y Celia Villalobos los diputados destepaís se enfrascarán próximamente en un sesudo debate sobre si el Papa de Roma ha cometido un delito de lesa modernidad por su manía de ser fiel al magisterio católico. Gracias Ana, gracias Celia: los votantes católicos del PP que van a diario a los comedores sociales por la falta de empleo se sentirán siempre en deuda con vosotras.
Como ni la Pastor ni la Villalobos, convertidas en las Thelma y Louise del progresismo pepero, han leído las declaraciones del Papa sobre el sida que tanto revuelo han provocado entre los marxistas de todos los partidos, incluido el suyo, a continuación me permito incluir el texto íntegro (sin cambiar ni una coma; como Ansón), para ver si entre todos logramos detectar dónde está el delito. Ocurrió en el avión que le transportaba a Camerún para su viaje pastoral a África, cuando un periodista le preguntó durante una rueda de prensa informal sobre la postura de la Iglesia para frenar el sida. Esto es lo que ocurrió:
Pregunta: Santidad, entre los muchos males que afligen a África está, en particular, el de la difusión del sida. La postura de la Iglesia Católica sobre el modo de luchar contra él es considerada a menudo no realista ni eficaz. ¿Usted afrontará este tema durante el viaje? Querido Santo Padre, ¿le sería posible responder en francés a esta pregunta?El Papa: Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la comunidad de San Egidio, que hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el sida, en los camilos, en todas las monjas que están a disposición de los enfermos... Diría que no se puede superar el problema del sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que traiga consigo una nueva forma de comportarse el uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad, incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y ofrece así una contribución grandísima e importante. Damos las gracias a todos los que lo hacen.
Y bien, ¿con qué parte de estas declaraciones se sienten ofendidas Celia y Ana para haber votado a favor de admitir a trámite la condena de quien las hizo? ¿Con las advertencias de que el sida no se frena sólo con anuncios publicitarios? ¿Con su deseo de humanizar la sexualidad para que exista un comportamiento sincero entre la pareja? ¿Con la expresión constante de amor y apoyo hacia los que sufren este flagelo? ¿Han tenido Pastor y Villalobos alguna vez entre los brazos a un moribundo de sida, lo han acompañado en sus últimos instantes de vida? Los empleados del Papa sí, de ahí que su jefe tenga cierta autoridad para expresarse libremente en este tema concreto, aunque a la esposa de Arriola y a su compi les fastidie mogollón.
Pero es que además las recetas del Papa para luchar contra el sida son las únicas que han demostrado efectividad, como en Uganda, país africano de mayoría católica que ha reducido los contagios de forma muy sustancial gracias a campañas oficiales en las que, en lugar de fomentar la promiscuidad con gomita, el mensaje iba dirigido a mantener la fidelidad de la pareja y a retrasar la edad para iniciarse en el sexo. Al mismo tiempo, se concienció a la población de que no sólo era injusto discriminar a los enfermos, sino que obligarlos a permanecer en la marginación contribuía a extender la enfermedad. Ningún país africano puede presentar las cifras de reducción del sida que presenta Uganda. Ni de lejos. Una prueba más de que la doctrina progresista sólo agrava los problemas que pretende resolver y que hacer exactamente lo contrario de lo que pregonan sus altavoces es casi siempre el mejor camino para encontrar la solución.
Sorprende también que, en materia sexual, los progres sólo se fijen en las declaraciones del Papa, naturalmente para deformarlas e iniciar furiosas campañas en su contra. Hombre, entre el clero progresista que abraza las doctrinas de la izquierda en su integridad hay algún enriquecedor ejemplo que también podrían sacar a colación en estos casos. Como el ex obispo de Paraguay, hoy presidente de aquel país, que utilizaba la verborrea absurda de la teología de la liberación para cepillarse a las feligresas menos despabiladas, cosa natural, por otra parte, pues la corrupción del intelecto lleva necesariamente a la depravación moral. El tío éste tampoco se ponía condón (¡oh, reaccionario machista!), así que no dejan de aparecerle hijos ilegítimos, engendrados cuando aún llevaba el solideo enredado en la cornamenta. Pero como este depredador sexual es marxista y muy progre, lo suyo no es más que el triunfo del amor humano y el compromiso social con los más desfavorecidos para hacer un mundo mejor.
Dice Ana Pastor, y lo hace con gran naturalidad, que su obligación era votar a favor de admitir a trámite la chorrada de los comunistas catalanes porque así lo prevé la legislación parlamentaria, y que su decisión no prejuzga la posición final de su grupo cuando el asunto se debata en la cámara. Según la doctrina Pastor, todas las peticiones llegadas al órgano del congreso deberían ser admitidas para su debate, y sin embargo resulta que no es así, como todo el mundo sabe. De hecho, Pastor y Villalobos han votado en contra de admitir algunas propuestas cuando les ha interesado, así que lo de estar sujetas a un imperativo legal no es más que otro insulto a la inteligencia de los ciudadanos que (todavía) votan a su partido.
Así pues, gracias este par de heroínas, el Congreso de los Diputados de España estudiará la posibilidad de condenar al Papa por hablar sobre el sida sin consultar a Zerolo. No llegan a Zapatero, que enmendó la plana al propio Jesucristo diciendo aquello de "La libertad os hará verdaderos" mientras esbozaba su sonrisa más inteligente, pero por ahí andan, siguiendo su estela.
Todo esto nos lleva, una vez más, a la constatación de la existencia de una Ley de Hierro del Centro-Reformismo: "No importa cuán disparatada sea la propuesta de un comunista, siempre habrá un acomplejado del PP dispuesto a apoyarla". Estoy que les voto.
Pablo Molina
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