¿Qué habría pasado si Aznar o Rajoy hubieran acudido al Desayuno Nacional de la Oración? Se preguntaba retóricamente nuestro director ayer en su videoblog. Y es que la respuesta es obvia. La izquierda, empezando por Zapatero, los habría descalificado por acudir a un acto ultrarreligioso y ultraconservador, con mucho énfasis en lo de ultra, pues ése es el concepto que el propio Zapatero y los sectores más radicales de su partido tienen, no sólo de los conservadores religiosos americanos, sino de cualquier incursión del cristianismo en la política, empezando por cada una de las opiniones de la Iglesia católica española sobre las decisiones políticas.
De ahí que la consecuencia más negativa de lo que empieza a parecer el gafe internacional de Zapatero sea la que afecta a su imagen entre sus propios votantes. La imagen de la contradicción o la imagen del servilismo hacia Obama. Bastante peor para el presidente que el agravio sobre los católicos españoles, quizá más sorprendidos que otra cosa por la radical diferencia de trato hacia sus actividades y las de los cristianos americanos.
No había más que leer ayer el incendio socialista en uno de los blogs de Público, el diario más cercano a Zapatero. «¿Pero qué mierda de asesores tiene este hombre? Porque una cosa es que él sea un alma cándida y bondadosa y otra que le ponga a huevo una detrás de otra a la Caverna?», escribía uno de los suyos, imagino que conmocionado porque su agnóstico y anticlerical líder se ponga ahora a rezar contraviniendo seis años de beligerancia contra la Iglesia en España?
No han servido las explicaciones de La Moncloa sobre las obligaciones diplomáticas de Zapatero o sobre sus intenciones de hablar de ética y evitar el rezo. Creen los suyos, los mismos que le aplaudieron la sentada frente a la bandera americana, que esto es puro servilismo hacia Obama.
Edurne Uriarte - Catedrática de Cinecia Política de la Universidad del País Vasco
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