sexta-feira, 15 de fevereiro de 2008

La verdad sobre Zapatero

Siempre me ha parecido un error de bulto considerar «buenista» a este consumado estratega de la tensión que es Zapatero y que lo es de forma tan abierta. Desde que se hizo con la dirección del partido socialista, nunca ha dejado de cabalgar sobre la provocación, al tiempo que trataba de atribuírsela al «enemigo». ¿Por qué, entonces, algunos se han empeñado en pintarnos un «buenista»? ¿Tal cosa podría haberse predicado de él si hubiera tratado de ocultar su vocación por la confrontación? Porque la verdad es que él ha sido el dirigente que pasó de la teoría de «las dos orillas» de la izquierda a la del frente popular. González nunca salió a la calle de la mano de Carrillo o de Anguita. Él, sin embargo, colocó a su lado a Llamazares desde el comienzo de su mandato y, por supuesto, a comunistas, republicanos y separatistas vascos, gallegos y catalanes... El bloque de 1936. Él tuvo la idea de excavar en las fosas comunes para actualizar los odios de la guerra civil y él ha sido el que ha denunciado la «reconciliación nacional» que permitió la transición para reclamar una segunda versión de esta. Ha reivindicado la paz en Irak para hacer la guerra en casa. Así consiguió ir calentando los ánimos hasta el 11 de marzo. Hay testimonios gráficos y literarios de los doscientos asaltos a sedes del PP y las agresiones físicas a dirigentes «populares». La violencia desatada el miércoles contra María San Gil, justificada por la dirección del PS de Galicia, nos ha remitido a aquellos días terribles de 2004. Los comecuras de hoy se ampararon en los mensajes de paz del Papa para calificar de «asesinos» a los diputados del PP. Son los «ilustrados», agnósticos y laicistas que ahora reclaman la normalización de la eutanasia y el aborto...

¿Cómo se ha podido llamar «buenista» al conductor de tanto energumenismo?

Es lógico que los seguidores de Zapatero nunca hayan querido rebatir la versión «buenista» de Zapatero. Les ha venido bien. ¿Por qué podría perjudicarles que se tomara a Zapatero por una Alicia socialdemócrata? De este modo se disimulaba la figura de este terrible estratega de la tensión.

César Alonso de los Ríos
www.abc.es

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