sábado, 18 de outubro de 2008

Justicia a lo Garzón


Lo que está haciendo el juez Garzón es justicia ad hoc, adaptarla a los hechos, en vez de adaptar los hechos a la justicia, que es uno de sus pilares según los expertos. Ninguna de las objeciones que le han hecho sus colegas ni la determinación de la fiscalía de atajar un proceso que ve defectuoso de forma han detenido al magistrado en su afán justiciero, aunque en su marcha deje la ley de enjuiciamiento hecha unos zorros. ¿Qué la Ley de Amnistía de 1977 impide perseguir delitos cometidos al socaire de la guerra civil? Ningún problema, Garzón atribuye a Franco un plan de exterminio sistemático de los republicanos, esto es, un delito de genocidio, incluido en los crímenes contra la humanidad, que no prescriben. ¿Qué la Audiencia Nacional tan sólo es competente para juzgar delitos de terrorismo? No importa. Franco encabezó un golpe de Estado contra el gobierno legítimo de la República, violando la Constitución de 1932 y cometiendo un delito que, según él, entra en las atribuciones de la Audiencia Nacional, aunque entonces no existiera. ¿Qué prácticamente todos los encartados han muerto, lo que le obliga a remitir sus causas a los juzgados territoriales? Garzón pide sus actas de defunción, lo que le permite seguir con la causa hasta que se las remitan. ¿Qué su instrucción se limita a los delitos cometidos en el «bando nacional», cuando los hubo también en el republicano? Los «nacionales» ya honraron a sus víctimas y castigaron a sus verdugos, por lo que no es necesario investigar esos casos. Como ven, es una interpretación muy personal de la justicia, cuando tengo entendido que los personalismos no caben es ella, excepto para hacer jurisprudencia, algo que corresponde a los tribunales superiores, no a los jueces por su cuenta y riesgo. Si los jueces se pusieran a adaptar las leyes a los delitos en vez de los delitos a las leyes, pronto acabaríamos con éstas, al haber una ley para cada delito, e incluso para cada supuesto delito, al depender de la apreciación del juez que lo fuera o no.

En el mejor de los casos, lo que Baltasar Garzón está buscando es justicia poética para los perdedores de la guerra civil y reparación moral para las víctimas del franquismo. En el peor, aparecer de nuevo en telediarios y titulares. Los jueces están para hacer justicia sin adjetivos, ya que en el momento que empieza a ser adjetivada, deja de ser justicia para convertirse en poesía, en política, en moral, en espectáculo, en cualquier cosa menos justicia. Ese tipo de reparaciones tienen que hacerlas los políticos, los historiadores, la sociedad en general, que fue la causante y la víctima de la tragedia. La Ley de la Memoria Histórica trataba de cerrar este triste capítulo, pero tiene tantos agujeros que lo que está haciendo es reabrirlo. Una oportunidad que no podía desaprovechar un juez estrella. En Estados Unidos, tendría uno de esos programas de juicios por televisión de máxima audiencia. Tal vez lo que haya que hacer con él es sacarlo de la Audiencia Nacional y darle ese programa.

José María Carrascal
www.abc.es

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