sexta-feira, 17 de outubro de 2008

Lula, el mejor

Brasil es el primero de los BRIC, acrónimo de Brasil, Rusia, India y China. Cuatro estados que jugarán quizás un papel estabilizador en momentos extremadamente críticos, como los de hoy. La crisis financiera podrá arrastrar a la economía real, es decir, al mundo. En el Manhattan de 1929, un hierático conserje de hotel de rascacielos, preguntaba al cliente que pedía habitación: ¿El señor la desea para dormir o para tirarse por la ventana?

Brasil, India y China han dado ejemplo de estabilidad. Brasil e India son democracias. China se gobierna por un partido único. Brasileños e indios aspiran a meter algo de tranquilidad, al menos un poquito, en el panorama. Rusia es otra cuestión. Los BRIC suman 2.830 millones de habitantes en un mundo de 6.477 millones.

Luiz Inácio Lula da Silva ha venido a Madrid a saludar a Cervantes y al Rey. La fotografía publicada en los periódicos del martes no era propagandística: el Rey abraza a Lula y apoya la mejilla en su frente. «Cervantes luchó por ideales que consideraba vigentes y nobles. Su idealismo, distante de la realidad, acabó por trasformarlo en una referencia para la cultura del mundo en estos últimos siglos. Don Quijote pone de relieve, con su aparente locura, la importancia de la audacia y de la imaginación en la construcción de otro mundo. Sólo con la imaginación no cambiamos la realidad. Sin ella, corremos el riesgo de quedar presos de un conformismo ceniciento. De ahí la función de la cultura... La cultura ilumina».

¿Quién nos habla así? Lula llegó al poder hace seis años. Ha introducido en la vida pública de Brasil un elemento determinante, la tranquilidad, la amabilidad, la alegría de estar en el mundo, todo en uno: no sabemos cómo se llama eso. A eso hay que añadir la intuición y la determinación. La generosidad y el valor. Sobre una población de 190 millones de habitantes, Lula ha rescatado a 15,5 millones, salidos de la absoluta pobreza para entrar en la economía de mercado. Es un milagro, pero es así. La pacífica distribución de la renta, en un país de delincuencia complicada, se ha logrado en parte gracias a la personalidad de Lula. Sin falsas sonrisas. Con deseo de ayudar. Con la puesta en práctica de políticas concretas. Un presidente intachable con algunos nombres dudosos alrededor. Pero nadie ha puesto en tela de juicio el nombre de Lula. ¿Por qué hacemos este panegírico entre San Francisco de Asís y el Cid Campeador? Las ayudas directas al Brasil más deprimido han sacado del inframundo a casi la mitad de quienes sobrevivían en él, 38 millones de no-ciudadanos.

Tres grandes colaboradores: el ministro de Asuntos Exteriores, Celso Amorim; el gobernador del banco emisor, Henrique Meirelles, y el ministro de Finanzas, Guido Mantega. El equipo de Lula ha logrado, entre otros, cinco históricos pero frágiles avances: 1, diversificación de los mercados, con gigantescas compras chinas en 2007, acero y soja sobre todo: Brasil tiene hoy una respetable reserva de 230.000 millones de dólares. 2, desde 2002, llegada de Lula al poder, se han creado 2.4 millones de puestos de trabajo. 3, Petrobras, primera compañía del mundo en capacidad de extracción en aguas profundas, podrá convertir a Brasil, en los próximos 4/5 años, en gran potencia petrolera, quizá séptima del mundo. 4, Lula ha favorecido, regulado y vigilado la campaña de créditos de la banca a la clase media. 5, Lula lanza ahora su proyecto de extensión de la lengua española en Brasil, un país rodeado por hispanohablantes; todo centro secundario tendrá enseñanza de español, optativa para el alumno.

En un mundo de tensión y ansiedad, Lula ha sido un político tranquilo, capaz de meter algunas patas, sacadas horas después, con garbo y con medida sonrisa. De todos los líderes de hoy, Lula es quizás el menos sospechoso. El mejor. En el otro extremo hay gentes terribles, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, o el aparentemente bueno Tony Blair, boda de El Escorial. Pero hay jefes de estado o algunos reyes de calidad: Reino Unido, España, Japón, Holanda, junto al primer ministro chino, Wen Jiabao, reconozcámoslo mal que nos pese, o el presidente de Colombia, Álvaro Uribe. En 2008, sobresale Lula, antiguo fresador, «mi primer título universitario es el de presidente». Hombre de corazón. Tenaz. Prodigiosamente inteligente. Su cuota de popularidad oscila hoy entre 79 y 81 por cien.

Darío Valcárcel
www.abc.es

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