Un grupo musulmán bajo el nombre de «Iniciativa Córdoba» y apoyo financiero saudí pretende construir una gran mezquita en Nueva York, justo a escasos metros de donde fueron destruidas las Torres gemelas el 11-S, la llamada «zona cero». Dicen que quieren incitar la tolerancia y el diálogo interreligioso. Si los promotores actúan de buena fe, hay que reconocer que son o idotas o insensibles al dolor de las víctimas del terror yihadista y de cuantos estamos con ellas; y si no es así, que son unos mentirosos que sólo pretenden medir nuestra capacidad de aguante o nuestra debilidad.
De hecho no es ya altamente sospechoso que escojan la proximidad a la zona cero como ubicación ideal para sus fines, sino que el propio nombre de la iniciativa, Córdoba, ya dice más que suficiente de sus ideales. Que las tres religiones, musulmana, judaica y cristiana convivieran en paz en la España islámica es un mito insostenible. Pero que Córdoba siga siendo un lugar con el que fantasear y rememorar los buenos tiempos del Islam es, diez años después de los ataques de Bin Laden, algo más que preocupante.
Para muchas personas, cuando Al Qaida llama a España Al Andalus y claman por la reconstrucción del califato no pasa de ser un calentón ideológico y una retórica imposible de creer. Pero a Bin Laden y sus seguidores lo que nosotros creamos o no les trae sin cuidado. Y ellos sí creen. Y mucho.
Que un grupo de musulmanes austriacos intenten tomar la catedral de Córdoba para devolverla al islam como mezquita que fue en su día no está vinculado a que otros correligionarios suyos americanos quieran implantarse en el sur de Manhattan. No directamente, pero sí indirectamente porque ambos hechos tienen la misma lógica: imponer al islam en nuestro suelo. Córdoba en Manhattan, ni más ni menos.
Rafael L. Bardají
www.abc.es
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