Hoy, en El economista
Cuando investigaba sobre los mitos de la guerra civil, pude sorprenderme de la enorme cantidad de falsedades divulgadas en estos años sobre aquel pasado. Muchas de ellas no precisaban investigación, pues contradecían el sentido común más elemental. Por ejemplo la pretensión de que el Frente Popular o Stalin defendían la libertad, aserto no menos absurdo que hacer de Hitler un protector de los judíos. Y sin embargo ese absurdo fundamenta el discurso histórico hoy prevaleciente en España al respecto.
He tenido la misma experiencia al preparar Franco para antifranquistas. Casi todas las acusaciones a Franco pueden refutarse con datos y sin mucha dificultad: o son falsedades o, en el mejor de los casos, exageraciones y distorsiones. Se insiste mucho sobre la brutal represión de postguerra, como si fuera el único aspecto significativo de su régimen. Pero no se puede juzgar al personaje solo por eso, como no se puede juzgar a Churchill o a Roosevelt solo por los espeluznantes bombardeos sobre la población civil alemana o japonesa. Como es fácil observar, Franco resulta, por comparación, muchísimo menos cruel que los dos políticos anglosajones. Y resulta grotesco que quienes más juzgan de ese modo sean personas influidas por la propaganda comunista, es decir, defensoras directas o indirectas de crímenes mucho mayores. Dejo aparte a esa mezcla de vanidosos e ingenuos que juzgan con dureza olvidando las circunstancias históricas, según principios abstractos que ellos mismos, desde luego, no cumplen.
El liberal Marañón dijo: "lo más irritante de los rojos es esa constante mentira". Y Besteiro se refirió al "Himalaya de embustes" de la propaganda del Frente Popular. Hoy vuelve ese irritante Himalaya, pagado con dinero de todos por un gobierno que se identifica, y no es casual, con aquel Frente al que imperdonablemente derrotó Franco. No les falta osadía. Ni corrupción.
Pío Moa
http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado
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