terça-feira, 21 de abril de 2009

Paciencia

Con los gestos públicos del presidente venezolano Hugo Chávez hay que tener mucha paciencia. Maleducado, bocón y militarote, lejos de todo protocolo, sus salida de pata de banco merecen ser recogidas en un libro que regalaríamos (para que no hicieran nunca lo mismo que él) a todos los presidentes de América, incluido Obama. Hace unas horas, en Trinidad, «una excrecencia venezolana en la desembocadura del Orinoco» -según el Nobel V.S. Naipaul, su ciudadano más importante-, Chávez, ejerciendo de rey del mambo, le ha regalado a Obama un libro único: «Las venas abiertas de América Latina», de Eduardo Galeano. Es un best-seller demagógico que actuó de «canción-libro-protesta» en los más altivos momentos de la superstición del guevarismo. 

Cierto que los Estados Unidos no son precisamente inocentes en el atraso y subdesarrollo de América Latina. Son muy responsables de esas venas abiertas, pero los verdaderos culpables del desaguisado histórico son las clases dirigentes de esos países sometidos a sus robos continuos, a sus abusos, a sus asesinatos. Clases dirigentes que incluyen a las clases políticas, cuyos jefes ríen en público y a carcajada limpia «las bromas» del bocón de Chávez con una insolvencia moral que clama al cielo. El militarote posa de «nuevo Bolívar» y su país, la gran Venezuela, se hunde económicamente. Mientras se disimula con Cuba y sus ausencias de bolero, Venezuela cae en picado en manos de un presidente que abusa de los procedimientos democráticos para acabar con la democracia. Bolívar, en sus postrimerías y refiriéndose a América Latina: «Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos colores y razas».

J. J. Armas Marcelo
www.abc.es

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