Más allá de ideas, estética o religión, la actuación de Patrimonio en el Valle de los Caídos levanta no pocas suspicacias. Hablamos de ello con Pablo Linares, de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos, que nos ha transmitido sus temores y desmonta alguno de los mitos respecto al lugar.
Probablemente muchos esperarían que Pablo Linares, presidente de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos (ADVC), fuese un personaje poco menos que caricaturesco al estilo del famoso Martínez el Facha de El Jueves, pero en realidad se trata de una persona seria, tranquila y muy alejada de los tópicos que rodean a ese monumento, por el que tiene un gran interés que casi podríamos calificar como propio de un coleccionista y que le viene casi en la sangre: uno de sus abuelos trabajó en la construcción del Valle.
En el mismo caso se encuentran muchos de sus compañeros en la ADVC, "de distintas posiciones ideológicas, incluso tenemos gente abiertamente de izquierdas" que, simplemente, están interesados por la historia de España y por un monumento que era de los más visitados de nuestro país. "También hay gente que tiene un interés religioso por el lugar, que no en vano es de culto", nos dice Pablo, "pero ni siquiera eso es común a todos los miembros".
Quizá el primer tópico desmontado por una asociación cuya intención inicial era, precisamente, desmentir alguna de las grandes falsedades que, según ellos, son más lugares comunes que verdades históricas. "Por ejemplo – nos dice Pablo – la cifra de 20.000 presos penados que nos suelen dar es completamente falsa, puedo demostrar documentalmente que sólo hubo 787 presos trabajando en el Valle".
Linares ha estudiado detenidamente, y durante años, el archivo del Consejo de Obras, "extremadamente minucioso" según nos dice y en el que tampoco se refleja otro de los mitos de la "leyenda negra" del Valle: "No aparece registrado ni un sólo obrero muerto durante la construcción".
"Despolitizar el Valle"
Uno de los objetivos principales de la ADVC es "despolitizar el Valle", una tarea que el propio Pablo Linares reconoce complicada porque tiene unas "implicaciones político – religiosas de las que es difícil despojarlo", pero él cree que puede y debe rescatarse su significado como monumento reconciliador: "El hecho de que estén enterrados muertos de ambos bandos, y probablemente más del republicano, le da ese carácter reconciliador".
Además, contra lo que suele decirse y todo el mundo cree Pablo Linares defiende que el complejo no fue construido para mausoleo de Franco, de hecho en un documento del Ministerio de Turismo del año 59 que explicaba el Valle a los diplomáticos extranjeros se decía explícitamente que "en ningún caso" se iba a usar el Valle como lugar de enterramiento "del actual Jefe del Estado".
Tampoco en los planos se incluye un lugar para la sepultura, según Pablo Linares, "mientras sí hay una en el Palacio del Pardo, en la que ahora está enterrado el Marqués de Villaverde y que está junto a la de Carmen Polo pero que estaba destinada para Franco". Por tanto, la decisión no fue tanto de Franco como "del Rey y Arias Navarro" en los últimos días de vida del dictador.
En definitiva, en la ADVC piensan que el Valle "no debe convertirse en un memorial del Franquismo porque es mucho más", y en este sentido y en busca de esa despolitización, a Pablo Linares no le duelen prendas en reconocer que "no nos gusta ver allí manifestaciones políticas el los 20N".
Contra el acoso al Valle
Como contamos, la ADVC nació hace un año aproximadamente con una intención genérica de "defender el Valle", pero su tarea ha cobrado mayor protagonismo y más urgencia ante lo que no pocos consideran un acoso directo emprendido por Patrimonio Nacional contra el monumento.
De hecho, lleva meses cerrado a los turistas por razones que Pablo Linares describe como peregrinas: "Se cerró la Basílica por un riesgo de colapso que, según algunos expertos, es inexistente, del 0% cuando en túneles de carretera o similares se admite como normal un riesgo del 1 ó el 2%".
Además se ha negado financiación para varios arreglos e incluso se ponen trabas para que se aborden obras financiadas con donaciones privadas. Además, según Linares muchas de las actuaciones se han llevado a cabo sin el permiso del Padre Abad, que según la Ley debería autorizar cualquier intervención en un lugar en el que, en teoría, es la máxima autoridad.
El caso de La Piedad
La polémica surgida con la restauración de La Piedad de Juan de Ávalos que está sobre la entrada de la Basílica es el último capítulo de este acoso. Para empezar porque incomprensiblemente se cierra el templo, lo que según Linares la convierte en "la única iglesia del mundo cerrada por orden gubernamental", ya que aunque se permita la celebración de una misa diaria, "una iglesia es mucho más que eso".
La retirada de la estatua está teniendo muchos aspectos polémicos: los primeros pasos de la restauración parecían más una agresión (tanto que, al parecer, ahora se ha cambiado el método); tampoco hay, o no se conoce, un proyecto para la reposición de la escultura, en definitiva, la ADVC que ha presentado incluso un recurso judicial al respecto, lo tiene claro: "No nos oponemos a la restauración y al desmontaje, sino al destrozo".
En definitiva, Pablo Linares y su asociación quieren que el Valle de los Caídos vuelva a reabrirse como lugar de culto y como la atracción turística de primera que siempre ha sido (antes de los cierres recibía entre 400 y 500.000 visitantes al año). Y, por supuesto, que ese lugar que es un monumento y una parte de la historia de España, no sea destrozado o se le deje arruinar por una concepción política totalmente equivocada y, todo hay que decirlo, interesada.
C. Jordá
http://www.libertaddigital.com
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