La imagen de Rodríguez Zapatero en Europa es para salir huyendo de este país. Es difícil hallar un político en la UE con tan poco sentido del ridículo. Su carencia de argumentación es patética. El problema no es, sin embargo, Rodríguez Zapatero, sino la falta casi absoluta de voces críticas en los ámbitos intelectuales que levanten acta de este desastre. España está hundida, pero la obsesión de los "nuevos ricos" es ocultar lo que saben todas las agencias solventes de evaluación económica y política de las naciones. Sé, cómo desconocerlo, de la existencia de voces críticas, pero, en verdad, son sólo relevantes desde el punto de vista de la moral individual, pues que apenas tienen efectos, desde el punto de vista político y económico, sobre el Gobierno, la oposición y, por supuesto, son incapaces de remover la conciencia colectiva de una sociedad que parece haberse acostumbrando al engaño y la mentira.
Reflejo de esa situación de quiebra moral era el grito que ayer entonaba una periodista en esRadio: "España no está en quiebra". Pobre. Está peor que en quiebra. No tiene una sola idea y carece de líderes. España sufre la mayor crisis moral de su historia. Estamos alcanzando tal grado de bajeza moral que cada vez cuesta más reconocer lo evidente: España no tiene credibilidad económica en Europa. Ni ofrece ninguna garantía política. Europa entera conoce que este país tiene su mayor cáncer en el llamado "Estado de las Autonomías"; mientras no se desmonte ese engendro, y sospecho que eso es algo que no entra en la agenda de Zapatero y Rajoy, será imposible salir de ese fiasco económico y moral.
El grito de esa periodista es una prueba más de que inteligencia ha abdicado de su tarea crítica. Educativa. Ha sucumbido al "espíritu de partido", a las guías de una miserable clase política, que niega lo evidente. Estamos en la ruina económica, pero nos afanamos por ocultar que la crisis económica nos hará perder como mínimo un 15% de nuestro poder adquisitivo. Tampoco hacen demasiado por educar a la población cientos de profesores, intelectuales, artistas, periodistas y gentes que prefieren dejarse llevar por el "espíritu de partido", o sea, por la clase política antes que mostrar las miserias reales. Si nos fijamos en los razonamientos infantiles y, sobre todo, inmorales de nuestra inteligencia, España es, seguramente, el país más indecente de toda Europa. No sólo tenemos la peor clase política de toda Europa, sino que la inteligencia ha desaparecido.
Nuestra inteligencia, especialmente la considerada de izquierdas, está lejos de sufrir una crisis de conciencia, o sea, sentir esa especie de vértigo ante las inmoralidades, o mejor, la moral de partido que ha impuesto Zapatero. En efecto, el presidente del Gobierno, desde el mismo día que llegó a La Moncloa, impuso la única "ley moral" aún vigente: "Moral es todo aquello que mantiene en el poder a Zapatero e inmoral es quien lo combate a los socialistas". He ahí el libro famoso de Trotsky, Su moral y la nuestra, puesto al servicio de la causa de Zapatero. La bancarrota es total. La esterilidad intelectual del Gobierno es tan grande como su incapacidad para crear un mínimo de confianza en los mercados. Pero, por otro lado, el Gobierno ha conseguido que la mayoría de los agentes intelectuales se abandonen a sus consignas infames y razonamientos infantiles.
La inmoralidad reinante induce a "pensar" que los enemigos de España son todos externos. Otra vez el nacionalismo de cartón piedra viene en auxilio la casta política... ¿Qué cabe hacer sin Gobierno y sin oposición, sin sindicatos y sin intelectuales críticos, sin sociedad civil y sin referentes de sentido histórico? Lo de siempre: culpar a los otros, a los del exterior, de nuestras propias culpas vuelve a ser la "solución".
Agapito Maestre
http://www.libertaddigital.com
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