Resulta curioso ver cómo mientras la canciller alemana Angela Merkel se resiste con uñas y dientes a prestar dinero a Grecia, España compromete su parte con inusual entusiasmo, y es que para un Gobierno de retórica tan hostil contra los especuladores, sus acciones resultan de los más rentables para los mismos.
¿Quién si no creen que compra ahora los bonos basura griegos? Seguramente algunos de los mismos que compraban los de Caja Castilla-La Mancha.
No me cabe duda de que, en su decisión de prestar como mínimo 3.700 millones de euros al Tesoro Griego, el Gobierno tiene en mente el mejor interés de España, lo que resulta difícil de digerir es que nos lo vendan como una operación de gran rentabilidad para nuestras maltrechas arcas públicas. De acuerdo a los términos que se conocen sobre el rescate heleno, el préstamo a Grecia sería por tres años al 5% de interés.
Dado que España se financia en el mismo plazo a algo más del 2% (de momento), el beneficio anual sería de aproximadamente 111 millones de euros, exiguo si tenemos en cuenta que asegurar la totalidad del préstamo por riesgo de impago cuesta cerca de 230 millones de euros.
La operación, que difícilmente pasaría el comité de riesgo de una entidad de crédito, de resultar exitosa sería espectacular para los especuladores, que el pasado viernes compraban los bonos griegos a tres años a una rentabilidad algo superior al 12%.
De hecho si estos bonos convergiesen a la tasa de interés a la que la comunidad internacional prestará dinero a Grecia, sólo el primer año ganarían un 35%.
La mayoría de los españoles nos tendremos que conformar con arriesgar 3.700 millones de euros para ganar en el mejor de los casos un total de 111.
La buena noticia es que mientras el presidente del Gobierno español lo siga siendo, no podrá presidir ninguna caja.
José María Aznar Botella
www.larazon.es
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