segunda-feira, 16 de fevereiro de 2009

Chávez, deja en paz a Bolívar

A Hugo Chávez no se le cae el nombre de Simón Bolívar de la boca. Denomina “bolivariana” a su pretendida “revolución” con una imprecisión conceptual que debe más al pastiche intelectual que al rigor en los términos. Porque si de verdad fuera “bolivariano”, Chávez nunca habría convocado el referéndum de ayer en virtud del cual podrá presentarse indefinidamente a unas elecciones. “Nada es tan peligroso –escribía el Libertador–, como dejar permanecer a una misma persona en el poder”. Hay un Bolívar que Chávez no ha querido leer y al que jamás citará en público. Como aquél que recuerda: “Huid del país donde uno solo ejerza todo el poder. Es un país de esclavos”.

Y, sin embargo, un 54 por ciento de los venezolanos ha votado sí en el referéndum del domingo. Chávez es de esos personajes estrafalarios que ocupan momentáneamente el vacío de poder dejado por unos partidos tradicionales corrompidos y a los que después resulta prácticamente imposible desalojar del poder porque, para cuando aquellos partidos “resucitan”, esos personajes a los que se juzgaba esperpénticos y pasajeros han tejido con los dineros públicos una red de intereses y de clientelismo tan poderosa que mantienen cautivo una parte sustancial del voto. Lo más parecido que hemos tenido en España es a Jesús Gil, quién llegó al poder a hombros de sus ciudadanos por el fracaso de los partidos convencionales, no perdió desde entonces ninguna votación, vació las arcas del ayuntamiento de Marbella y sólo se le pudo arrebatar la alcaldía cuando le condenaron y metieron en la cárcel.

No son nada tontos. Al contrario, son sumamente astutos y sobreviven porque las elites políticas tradicionales cometen el error de menospreciarlos por arribistas. Las prisas de Chávez por convocar este referéndum (las próximas elecciones no tendrán lugar hasta 2012) responden a esa astucia. El presidente venezolano sabe que los tiempos del dispendio petrolero (en los que ha utilizado los inmensos beneficios provocados por unos precios estratosféricos para comprar voluntades) se acaban. El gobierno calcula unos precios de 60 dólares para sostener los presupuestos, pero el crudo anda ahora por los 40 y no parece que vaya a subir mientras la demanda mundial sigue con encefalograma plano. Los estudiantes lideran por ahora la revuelta contra el “caudillo” (todo un símbolo). Pero probablemente, si siguen así las cosas, no tarden mucho en echarse a las calles muchos de los que auparon a Chávez al poder y le han mantenido mientras la vaca del poder les seguía dando de mamar.

Eduardo San Martín

www.abc.es 

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