Vivimos días oscuros. La izquierda manipula las palabras hasta dejarlas sin sentido; la derecha se parapeta ante la nueva ofensiva anti-liberal, alimentada por la actual crisis económica global; sólo unos pocos son capaces de defender con claridad y entusiasmo los viejos principios que dan sentido a lo que hemos sido, lo que somos y lo que debemos ser. |
Uno de ellos es Tony Blankley, antiguo speechwriter de Reagan, antiguo editor de opinión del estupendo, aunque poco introducido en España, The Washington Times y escritor de éxito entre los conservadores americanos.
La claridad expositiva, argumental y moral de esta obra es llamativa. Sólo por ello sería más que suficiente para apremiar a su lectura. Frente al pesimismo de muchos, es un buen catecismo sobre lo que hay que pensar y hacer para combatir el socialismo del siglo XXI, venga de la mano de Chávez, de la de Obama o de la de Rodríguez Zapatero. De hecho, esta es una obra de gran actualidad no sólo para América, sino para España.
La tesis principal puede resumirse así: vivimos una crisis extraordinaria, pues no sólo afecta al sistema financiero y a la economía, sino a los principales órdenes de nuestra vida: a la moral, a la seguridad nacional y a los medios para garantizarla, etcétera. Esta crisis es, también, una crisis de identidad. Para Blankley, harían mal los conservadores en considerar la actual coyuntura como un mero episodio transitorio. "Lo que se necesita en estos tiempos peligrosos son políticas que revitalicen el libre mercado, nos lleven a la victoria en la guerra contra el terrorismo islamista y cimenten la unidad nacional", advierte. A su juicio, Obama viene con muchos cambios… para peor, y ninguna esperanza para América. ¿Les suena? Pongan "Zapatero" donde dice "Obama".
Blankley cree que América (y, por extensión, el mundo occidental) se enfrenta a tres tipos de enemigos, todos ellos en auge: el intervencionismo estatista y antiglobalizador, las grandes potencias –sobre todo las autocráticas Rusia y China– y el radicalismo islámico en su doble vertiente, la iraní y la liderada por Al Qaeda. A esto cabría añadir la confusión moral e intelectual de los occidentales. O sea, nos encontramos con un panorama de claros enemigos externos y debilidad interna. En estas páginas se propone un plan de acción para que los conservadores limiten los daños causados por la izquierda en el poder y consigan poner en pie una agenda de futuro que satisfaga los intereses nacionales de América.
Nuestro autor se define aquí como un nacionalista americano. Va, pues, más allá del patriotismo básico. Lo que quiere es dar con las fórmulas políticas que mejor sirvan a la seguridad, la prosperidad y la libertad de América y los americanos, con independencia de lo que digan las etiquetas ideológicas.
Blankley es plenamente consciente de que Obama –como nuestra izquierda– promueve la debilidad como una virtud cardinal. A su juicio, eso sólo puede llevarnos al desastre. Asimismo, está convencido de que el énfasis en la redistribución de la riqueza, en vez de en su generación, sólo augura más pobreza para todos. Y cree que el pacifismo activo es el mejor camino hacia la derrota. Lo que propone es luchar contra esas premisas con medidas prácticas de diverso alcance; algunas más discutibles que otras, pero todas tienen el mérito de mover al debate: me refiero a cuestiones anatematizadas como la reintroducción del servicio militar obligatorio, las restricciones a la libertad individual en la lucha contra el terror, la censura de los islamistas radicales o la defensa atemperada de la democracia en el mundo.
En realidad, Blankley es lo que podríamos llamar, para entendernos, un neoconservador pragmático. Convencido del papel indispensable de EEUU ("América siempre cometerá errores, pero lo verdaderamente importante es que, en nuestro mundo, sólo América –una América que domine en lo militar, lo económico y lo cultural– es capaz de levantarse y luchar por las cosas que merece la pena luchar. Si América cae de su posición dominante, no habrá poder en el mundo que pueda poner freno al avance de la tiranía, el sufrimiento y la desesperación"), es no obstante consciente de lo difícil que es tratar de mejorar el mundo. Por cierto, a pesar del sufrimiento y el coste de la intervención en Irak, ve con gran esperanza cómo ese país está saliendo del túnel. Sólo los ciegos de la izquierda no pueden alegrarse de que Irak, con el paso de los años, se convierta en la primera democracia del mundo árabe y el mejor aliado de América –con la excepción de Israel– en la zona.
En este libro, claro y muy bien escrito, se recogen medidas para fortalecer el discurso conservador tanto en los asuntos domésticos e ideológicos –más que aplicables a nuestra cotidianeidad– como en política exterior y de seguridad. Muy reveladoras para nosotros son las secciones dedicadas a la independencia energética y la energía nuclear, así como el debate legal sobre la definición de nuestros enemigos y los derechos que les serían aplicables. Se enuncian en ellas principios tan irreprochables como contundentes. También son muy recomendables las páginas dedicadas a la OTAN, ahora que se avecina la celebración de la cumbre del 60º aniversario de la Alianza. Para Blankley, una política de promesas vacías es contraproducente del todo. Véase lo ocurrido en y con Georgia. O se está dispuesto a cumplir las promesas hechas, o mejor no darlas.
En fin, American Grit merece un par de buenas lecturas. Tiene demasiadas perlas escondidas en sus páginas. Si usted es de los que piensa que el mejor garante de la democracia y el libre comercio no es la ONU sino el Ejército de los Estados Unidos de América, éste es su libro. No busque, de momento, más.
Rafael L. Bardají
http://libros.libertaddigital.com
TONY BLANKLEY: AMERICAN GRIT. WHAT IT WILL TAKE TO SURVIVE AND WIN IN THE 21ST CENTURY. Regnery (Washington DC), 2009. 215 páginas.
Nenhum comentário:
Postar um comentário