terça-feira, 17 de fevereiro de 2009

Chávez se perpetúa

A partir de ahora, Hugo Chávez podrá permanecer en el poder por tiempo indefinido. El enunciado representa en sí mismo una proclamación de la perversidad de lo ocurrido en Venezuela este domingo. De hecho, el caudillo ha dicho -nada más conocer los resultados del referéndum- que tiene planes para seguir al frente del país hasta 2025, por lo menos. Es decir, la democracia como sistema esencial de alternancia y de control de los gobernantes por parte de los ciudadanos ha sido liquidada y, a partir de ahora, los venezolanos sólo tendrán derecho a pasar cada cierto tiempo por las urnas, lo justo para ratificar los planes de un presidente empeñado en llevar el país a la ruina. Ese trámite de votación ficticia se parecerá más a lo que viene sucediendo en la dictadura cubana desde hace medio siglo -donde teóricamente también se vota para elegir a los diputados- que a una democracia efectiva.

Hugo Chávez es un dirigente que se ha situado por encima de la ley: cuando no la incumple, sencillamente la cambia a su antojo. Sólo atento a su voluntad personal, ha conseguido un altísimo grado de eficacia en el manejo de los mecanismos electorales, abusando de los medios del Estado, como ha quedado demostrado en este referéndum. Por eso, que haya construido formalmente y a través de las urnas este régimen siniestro no legitima ni un ápice sus características totalitarias.

Lamentablemente, otro de los aspectos en los que Hugo Chávez ha mostrado una eficacia remarcable ha sido en el proceso de destrucción minuciosa de cualquier tipo de oposición. Hay que decir que, muy frecuentemente, los opositores le han ayudado también con su incapacidad para organizarse y poner por encima de cualquier protagonismo la salvación de una Venezuela que se encamina hacia una dictadura, pero el grueso del mérito hay que atribuírselo al rodillo chavista, que no permite la crítica ni en el seno de sus propias filas. Quedan casi cuatro años hasta la próxima elección presidencial, última oportunidad para salvar al país, si no es ya demasiado tarde. Hasta entonces, resulta esencial que en Venezuela se forme un polo que agrupe a todas las fuerzas democráticas para impedir que se cumplan los ensueños totalitarios de Chávez. El caudillo bolivariano intentará por todos los medios a su alcance, que son muchos, destruir cualquier alternativa, pero eso hace más necesario que nunca construir una fuerza política que pueda librar al país de su destrucción.

Editorial ABC
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