terça-feira, 11 de novembro de 2008

Carta abierta a José Blanco


Evidentemente «Cuba es mucho más», como titulaba, señor Blanco, uno de sus recientes comentarios en su blog. Cuba es mucho más que esa miopía que asumen para verla. Es mucho más que el empeño que ponen en ver donde nadie cambios o aperturas. Señor Blanco: por suerte para los cubanos, Cuba es más de lo que quieren ver. Es mucho más que los millones de euros que defienden empresarios o gobiernos de otros países. Cuba es más que el tercer cliente de España en Iberoamérica, como recuerda en su bitácora.

Cuba son casi trece millones de cubanos olvidados en sus derechos, relegados a la condición de no personas. Cubanos a los que usted no vio y de los que no puede hablar porque no les conoce. Cubanos a los que ese Gobierno con el que ha mantenido «entrevistas francas y sinceras» paga salarios de miseria.

«De Cuba sólo hablamos del monotema que oculta otras realidades muy importantes», escribió el pasado día 6. Puede que el asunto cubano se torne monotemático: pero es que lo primero es lo primero. Primero tienen que ser los derechos, y luego todo lo demás. Si quieren hablar de justicia social, empiecen por hablar de los derechos que pueden ser soslayados en su nombre.

¿Cómo intentar comprender que la intercesión del Gobierno español en el problema cubano es un genuino ejercicio de solidaridad, cuando no reivindica en voz alta el derecho de mis compatriotas a ejercer sus derechos? Su Gobierno ha demostrado un desconocimiento total de los más de doscientos prisioneros políticos que habitan las cárceles cubanas. Eso es lo que cuenta para el gran público en la isla, donde aún está reciente el desatino de Moratinos ante las inmaduras declaraciones de Maduro. Pero evidentemente usted nada sabe de esto y, por lo tanto, tampoco tendrá nada que decir. Usted ha dicho una gran verdad. Cuba es mucho más. Y es cierto. Cuba es mucho más que una ambición siniestra o diestra. Cuba somos sus hijos, los de dentro y los que andamos dispersos por el mundo, Y hemos decidido vivir en libertad, a pesar de sus supuestos defensores. Y aún en contra de ellos.

Alejandro González Raga, periodista cubano
www.abc.es

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