quinta-feira, 6 de novembro de 2008

Elogio de la democracia americana

Claro que pudo. El grito de guerra de «Yes we can» resonó el martes con fuerza en todo Estados Unidos. La victoria de Barack Obama fue aplastante y, por ello, la Historia le tiene reservado un brillante capítulo en el que ha entrado ya por la puerta grande.

Tras una agotadora contienda electoral, asistimos a dos discursos que van a tener un efecto muy positivo en la democracia de Estados Unidos. Obama lo expresó de manera muy clara: «Nuestra fortaleza radica en el poder de nuestras ideas: democracia, libertad, oportunidad y esperanza». Y anoche quedó claro que no son sólo palabras bonitas.

Primero lo demostró John McCain, el candidato republicano que ha peleado, una vez más, hasta el final. Su discurso ilustró a la perfección la grandeza y la talla de este hombre. Con elegancia, señorío y humildad asumió su derrota, se responsabilizó de los errores y agradeció a su familia y sus colaboradores el apoyo en esta vertiginosa campaña. Desde Europa muchos líderes políticos deberían guardar este discurso y tenerlo a mano en los momentos difíciles.

Uno de sus mensajes más repetidos en los últimos meses por el republicano fue el de «Country first» -el país lo primero-, y ese ha sido el espíritu que ha demostrado a lo largo de su vida. Y anoche no fue una excepción. Lo primero que hizo fue felicitar a Obama, al que se refirió como «mi presidente» y animó a los suyos a apoyar al nuevo comandante en jefe.

Ese instante condensa la fortaleza de la democracia americana a la que se refería Obama. Un país, donde la figura del presidente está por encima de las luchas partidistas y en el que los símbolos son de todos y sirven para unir y no para dividir.

Obama, por su parte, demostró una vez más ser consciente de que la figura presidencial ha de servir para integrar a todos, a republicanos, demócratas e independientes.

Estados Unidos tiene mucho que aportar al mundo. Por ello, uno de los grandes retos de la nueva Administración será en el terreno internacional: mejorar la imagen del país más allá de sus fronteras. En unos momentos históricos convulsos, el mundo sigue necesitando a Estados Unidos.
Por ello, la promoción de los valores que nutren la democracia americana puede ser el bálsamo para muchos de los conflictos globales de nuestro tiempo.

Daniel Ureña
www.abc.es

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