domingo, 16 de novembro de 2008

Relato de una perplejidad


Ella está a punto de concluir tres años de trabajo en el Departamento de Estado. Su puesto de confianza cerca de Condi Rice le ha permitido ver de todo. Hace años que somos amigos y la confianza fluye en el diálogo que es casi monólogo porque todas las citas que siguen salen de su boca.

«Pues claro que cuando se escoge un fomato se hace con la intención de incluir y de excluir. Eso es el pan nuestro de cada día en la diplomacia. Este Gobierno español estuvo fuera desde el primer momento. Lo que no podíamos imaginar era que el jefe del Gobierno de un país como España estuviera dispuesto a suplicar un sitio hasta el punto de hacerse prestar el sillón de otra nación. Hace casi dos semanas que nos llegó de París el aviso. El presidente Sarkozy ha recibido el recado de que puede pedir al presidente Zapatero lo que quiera a cambio de un sitio en la cumbre. Y, como es normal, en interés de Francia, cederá al presidente del Gobierno español un sitio. No puede haber operación más rentable para Francia. Cuenta con un apoyo cautivo en la cumbre de Washington y en el futuro previsible, en el que España está casi más sometida a Francia que con Napoleón».

Mi interlocutora contempla su vaso de escocés y pregunta «¿Los españoles creen que merece la pena someter su dignidad a estas pruebas? Durante cinco años de esta Administración hemos recibido constantes desprecios por parte del Gobierno español después de haber dado a España una posición que ningún Gobierno norteamericano le había otorgado desde 1776. Y hace sólo unas semanas todavía teníamos que aguantar a un ministro suyo decir que a Bush le quedaban «trece días y eso pasa rápido». Menos mal que a Obama le hacen más caso y ha tenido que ser él el que les diga que sólo hay un presidente de los Estados Unidos. Y que durante todavía más de dos meses ése es George W. Bush.»

Y mientras su perplejidad se acrecienta, insiste en su pregunta que no soy capaz de responder. «¿Por qué creen los españoles que es tan importante colarte en un sitio en el que no se te esperaba? ¿No se han dado cuenta de que después ha habido que meter a Holanda para disimular?»

Ramón Pérez Maura
www.abc.es

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