«Si gana McCain, no te imaginas cuántas horas lloraré", gemía Penélope Cruz días antes de las elecciones americanas. Tan ridículo, tan papanatas, pero tan inocuo en comparación con lo que ha venido después. Porque están desatados estos actores, escritores y artistas de la progresía extremista. Como si me hubieran extirpado un tumor, dice Antonio Banderas, tras el triunfo de Obama. Y que tiemblen los poderosos, chulea el millonario desde sus mansiones de Hollywood y de Marbella.
Me pregunto si Bush era un ser humano, enloquece el escritor Lorenzo Silva. Y lo más salvaje, lo más delirante, la ineptitud de tus servicios de inteligencia, Bush, es la responsable de los asesinados del 11-S. Que se prepare Zapatero, que Lorenzo Silva debe de estar imputándole a estas horas los soldados muertos y heridos en Herat, que ya se sabe dónde radica la responsabilidad de los crímenes terroristas desde el triunfo de Obama.
¡Obama, ven! le escribe Jesús Ruiz Mantilla, eres mi héroe anti-neocon, los has extirpado para siempre, se regocija con lenguaje de tumores y bisturís a lo Banderas. Eres un patán, un tipo bajito y ridículo, trona, energúmeno, contra Aznar. Y, tú, una Cruella de Vil, una fundamentalista, una cacique y una mafiosa, estalla, no menos desaforado, contra Esperanza Aguirre. Obama, extírpalos, ven a Madrid a acabar con ellos, la bilis desparramada sin control por cada línea.
¡Obama, escóndete! Nuestros extremistas están completamente desatados. Como te descuides por España, estos te hacen un roto aún más grande que tu reverendo Wright. Y no son unos locos sueltos, como aquel, están por todas partes y aquí se les considera muy respetables.
Edurne Uriarte
Catedrática de Ciencia Política en la Universidad del País Vasco
Nenhum comentário:
Postar um comentário