terça-feira, 4 de dezembro de 2007

Venezuela contra Hugo Chávez

No hay dictadura que resista un referéndum, y lo que ha pasado en Venezuela no ha sido una excepción. Hugo Chávez ha preguntado a los venezolanos si querían que fuera su dictador perpetuo y la respuesta ha sido que no. En estos casos, lo lógico sería que el caudillo comprendiese que, después de una desautorización tan relevante, su única opción honorable es la dimisión, no sólo por higiene ética, sino también porque, puesto que presentó su propuesta de reforma constitucional como un instrumento imprescindible para sus planes políticos, se entiende que estos resultan ahora imposibles. Un presidente censurado por los ciudadanos en una votación que había convertido en plebiscitaria, no puede seguir en el cargo más que lo imprescindible para permitir que sea elegido un sustituto. Después del incidente de Santiago de Chile, Chávez pretendía ofender al Rey de España poniendo en duda su legitimidad con argumentos torticeros, pero ha sido la figura de Su Majestad la que ha catalizado el hartazgo de buena parte de la sociedad venezolana.

Lamentablemente, Chávez está dirigiendo los acontecimientos en la peor dirección. Según la actual constitución -tan chavista como la que pretendía implantar- a Chávez le quedan aún cinco años de mandato, y aunque algunos de sus opositores se consuelen pensando que ya no podrá presentarse a la reelección, no será cosa fácil que tras la grave polarización que el «socialismo del siglo XXI» ha inoculado en la sociedad venezolana, la legislatura pueda continuar como si no hubiera pasado nada. Después de la deserción del general Baduel, Chávez ya no puede fiarse de los militares -cuyo papel en las operaciones de recuento de votos deja abiertas algunas incógnitas-, mientras que en las filas de la «revolución bolivariana» se van a abrir hondas grietas y en la sociedad se le ha perdido el miedo, incluso en los barrios más humildes, a los que su gestión ha llevado de la pobreza a la miseria. Decir que pese a todo no piensa retirar sus propuestas sólo puede interpretarse como una provocación y una ofensa a la democracia.

Aun cuando mientan profanando el significado de las palabras, otro efecto de las dictaduras suele ser que, muy a su pesar, acaban abonando el surgimiento de movimientos democráticos. En Venezuela, el cierre despótico e ilegal de una cadena de televisión -Radio Caracas TV- abrió los ojos a una sociedad a la que el régimen quería poner unas burdas orejeras. No es casual que el núcleo de la resistencia haya sido protagonizado por una generación de estudiantes a los que nadie puede reprocharles ninguna vinculación con el turbio periodo político anterior a Chávez, lo cual es también una señal de que el primer objetivo de la oposición debe ser ahora mantener la calma y buscar un candidato de consenso que pueda restaurar un país políticamente en ruinas. Si volviesen a fallar en esta misión, sería la peor catástrofe para Venezuela.

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