La escritora cubana Zoe Valdés ha relatado que su abuela denunció a su propio hijo al régimen cubano. El padre de Zoe Valdés pasó dos años en la cárcel por sus actividades culturales e ideológicas contra la dictadura castrista. Por la delación de una colaboradora del régimen que era su propia madre y a la que, a pesar de todo, abrazó y perdonó cuando dejó atrás los barrotes de la cárcel y volvió a los de la sociedad cubana.
Hombres y mujeres como la abuela de Zoe Valdés, fanáticos imbuidos de la ideología totalitaria, explican la persistencia de dictaduras como la cubana. Quizá más que el propio miedo. Son ellos quienes vigilan, marcan y reprimen con más eficacia que la propia policía, quienes construyen cada nuevo día de oscuridad y opresión.
Hombres y mujeres como la abuela de Zoe Valdés, fanáticos imbuidos de la ideología totalitaria, explican la persistencia de dictaduras como la cubana. Quizá más que el propio miedo. Son ellos quienes vigilan, marcan y reprimen con más eficacia que la propia policía, quienes construyen cada nuevo día de oscuridad y opresión.
Y son ellos los que se disponen a reelegir al dictador. Porque al jefe de la represión le gusta ser reelegido cada cierto tiempo y a los esclavos felices complacer a su amo. La pantomima de elecciones concluye invariablemente con el mismo resultado, un 99 por ciento de votos a su favor. La próxima, en enero. Los esclavos fanáticos estarán allí para contribuir a la gloria del dictador y para justificar su propia vida de mentiras y delación.
Casi todos los medios de comunicación españoles titularon ayer que «Castro se presentará a la reelección». No quisieron editorializar en la información y les salió el humor negro. Castro aspira a un nuevo mandato. Todos aquellos que no cumplan con el deber de elegirle sabrán de lo que es capaz la dictadura. Delatores eficaces vigilarán que todos los cubanos vayan a votar al dictador. Incluidos sus padres, hijos y demás parientes.
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