****”Compromiso”. Políticamente, Saramago no pasó de ser un ablandabrevas animado por la habitual legión de memos progres, y eso me ha desanimado de leerle. Muerto, todo el golferío progre pospone su faceta de escritor para insistir en lo que les gusta, el “compromiso”. Compromiso, directo o indirecto, con el Gulag, por supuesto. Lo que haya sido como escritor, ya se irá decantando, aunque eso importa muy poco a los progres, enamorados de ese tipo de “compromisos”. Hace algunas semanas, en VEO7, un periodista exhortaba al respeto por el "compromiso” de los titiriteros, a quienes tampoco había que llamar así, despectivamente, pues eran "artistas". Su compromiso, señalé, es con el castrismo, con el prevaricador Garzón y con cosas semejantes. Comprometerse con la libertad lo consideran "de extrema derecha". Y como artistas son francamente mediocres o peor que mediocres.
**** Blog: Cuándo surge el capitalismo: Marx no inventó el término “capitalismo”, pero fue quien le dio un significado amplio y explicativo. Para él, se trataba del régimen de producción masiva de mercancías y explotación generalizada del proletariado mediante la plusvalía. Por tanto, su origen está en la Revolución industrial. Antes, el sistema sería feudal. Claro está que estamos utilizando un concepto equívoco, pues generalmente se da al término capitalismo un significado distinto y mucho más vago que en Marx. Y lo mismo ocurre cuando hablamos del término “economía”. Hayek proponía que ambos términos fueran sustituidos por otros, dada su equivocidad y ambigüedad.
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Marxismo (IV) Formulación de la Ley
La ganancia capitalista, pues, consiste en la plusvalía, es decir, en la diferencia entre el salario pagado al obrero y el valor total de la producción de ese obrero, diferencia que se apropia el patrón. Así, la tasa de ganancia parecería equivaler a la relación entre plusvalía y salario, pero no es así, porque esa relación solo expresa la tasa de explotación. La tasa de ganancia debe tener en cuenta, además de los salarios, la suma invertida en maquinaria, materias primas, instalaciones, etc. Por tanto se manifiesta en la relación entre plusvalía e inversión total (salarios más maquinaria, materias primas, etc.) A los salarios los llama Marx capital variable, y a las demás inversiones capital constante, y de ahí la fórmula de la tasa de ganancia: TG =Pl / (C+V), donde Pl es plusvalía, C capital constante y V capital variable o salarios.
Si la plusvalía permanece estable, pero aumenta la suma de capital constante y variable, entonces la tasa de ganancia baja, como exige la teoría. Ese descenso podría deberse a una tendencia al aumento de los salarios, V, lo cual significaría a su vez una baja en la tasa de explotación, al aumentar los salarios frente a la plusvalía. Pero eso no ocurre, en general. El capital marxiano no tiene la menor veleidad de disminuir la explotación. Muy al contrario.
La tendencia real es al aumento de C, es decir, del gasto en maquinaria etc., el cual crece mucho más que los salarios. La relación entre capital constante y variable se llama “Composición orgánica del capital” (CO), con lo que CO= C/V. Tenemos entonces que la Ley (del descenso de la tasa de ganancia) descansa en la tendencia a incrementar la CO, la composición orgánica, o sea, la cantidad de maquinaria y demás capital constante por cada obrero. Para contrarrestar esa tendencia al gasto creciente en C, que deprime la tasa de ganancia, el capitalista puede aumentar la tasa de explotación, bajando los salarios, por ejemplo. Pero eso a la larga no le vale, porque dicha explotación encuentra límites naturales (el obrero no rinde si no come), mientras que la expansión de C no encuentra límites en principio.
Podría pensarse que el aumento del capital constante debiera redundar en un aumento de la plusvalía pero, según Marx, eso no es así. La plusvalía proviene exclusivamente de la fuerza de trabajo humano empleada, y no de la maquinaria y demás. Esta se limita a transmitir su propio valor al producto final, pero sin aportarle valor nuevo como hace, en cambio, el obrero. Por eso Marx llama a C “trabajo muerto”, y al esfuerzo del obrero “trabajo vivo”. La pregunta es: si el aumento de C deprime la tasa de ganancia, ¿por qué lo emplea el capitalista en cantidad creciente? Pues porque el aumento de C, al aportar al producto final su propio valor, le permite aumentar la masa de ganancia. Así, un burgués pequeño puede sacar beneficios muy altos por relación a su pequeña inversión, pero un gran burgués, con una ganancia inferior por capital invertido, obtendrá sin embargo una mayor ganancia total.
Ello permite que “en determinadas circunstancias el gran capitalista, cuando quiere desplazar a sus competidores de menor importancia, en período de crisis, por ejemplo, pone en práctica la Ley: voluntariamente reduce su tasa de ganancia para eliminar a las empresas de menor envergadura”. Cada empresario, presionado por la competencia y el afán de beneficios, emplea más y más capital constante, sin reparar en que la masa de ganancia así obtenida hace disminuir la tasa, dado que la plusvalía extraída a los obreros no puede aumentar indefinidamente, y ello a la larga tendrá consecuencias desastrosas, hasta impedir toda ganancia.
Y así, la carrera por una mayor masa de beneficios acrecienta la composición orgánica del capital y la correspondiente baja en la tasa de ganancia, hasta destruirla y empujar al sistema a la crisis y, finalmente, al derrumbe. Esa tendencia, por su carácter ineluctable en el largo plazo, se formula como la Ley del descenso de la tasa de ganancia, según vimos.
La Ley expresa la compulsión del capitalismo por acumular capital. La acumulación consiste, por tanto, en la sustitución creciente de trabajo vivo por trabajo muerto, de V por C. Conforme se acumula, disminuye la proporción de trabajadores empleados y con ella la base y fuente de la plusvalía, es decir, de la ganancia capitalista. “Los muertos matan a los vivos”, como en la obra clásica.
Pío Moa
http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado
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