sábado, 12 de junho de 2010

Diplomacia celestial

José Luis Rodríguez Zapatero con el Papa Benedicto XVI. Se le habrá rasgado las vestiduras. Pero sedicente presidente semestral de la UE le correspondía visitar a Su Santidad. Benito Mussolini reconoció al Estado Vaticano tras el atropello de Garibaldi, y no es correcto visitar la sede de San Pedro e irse de inmediato a saludar a Berlusconi. Se ignora para qué le sirven a ZP los 666 asesores que tiene contratados. Al Papa le ha elogiado su buen español y le ha introducido su teoría sobre la Alianza de las Civilizaciones como si el Pontífice fuera un talibán. Berlusconi lo ha dejado colgado en la rueda de prensa porque es infinitamente más listo y, por supuesto, más golfo y casi seguro tenía una cita con alguna jovenzuela. El presidente Zapatero queda bien cuando no se mueve, pero en cuanto empieza a desplazarse parece Mister Bean, ese cómico inglés que siempre nos ponen en los aviones, o a Chaucey Gardiner, el jardinero de Jerzy Kosinsky, quien a base de solecismos se erigió en un gurú cuando no sabía hacer la letra O con el canuto de las oes. Supongo que el Papa habrá encargado un exorcismo tras la visita de ZP y que Berlusconi habrá signado con los dedos encornados al pesado que no lleva nada en la cartera. Zapatero es experto en ir por el mundo vendiendo humo; será por el desconocimiento de idiomas y que sólo lee los papeles que le pasa Leire Pajín. Triste destino. El cielo puede esperar.

Martín Prieto

www.larazon.es

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