Helen Thomas, corresponsal del grupo Hearst asignada a la Casa Blanca desde la presidencia de Dwight Eisenhower, se vio forzada a renunciar al puesto después de unos comentarios antisemitas, debidamente grabados y filmados, en los que dijo que los judíos debían salir de Israel y volver a Polonia, Alemania, los Estados Unidos. Según la Thomas, Israel pertenece a los árabes palestinos. |
El comentario de la racista reportera izquierdista que durante más de medio siglo criticó a Israel fue la gota que hizo rebalsar el vaso. Ahora que tiene cerca de 90 años, tal vez debería pensar en retirarse en el Líbano, de donde salieron sus padres. Si cada uno debe volver a su lugar de origen, ése es el que a ella le corresponde. Muchos tal vez recién logren comprender por qué sentía tan particular afecto por los musulmanes cada vez que escribía una nota o hacía una pregunta.
Según su visión, los negros deberían retornar a África; los latinos, a América del Sur; los descendientes de irlandeses, italianos, alemanes, holandeses, etc., a Irlanda, Italia, Alemania, Holanda, etc., y dejar Estados Unidos y Sudamérica en manos de los indios, que son los originarios del lugar.
Los originarios de Israel son los judíos. Todos los demás, particularmente los árabes palestinos, son invasores que quisieron y quieren, hoy más que nunca, apropiarse del lugar. La corroboración histórica y arqueológica de ese hecho parece no ser tomado en cuenta por los detractores del pueblo judío, que se sentirían más felices si los judíos desapareciesen del planeta. Veríamos entonces adónde llegaría el desarrollo de la humanidad con el gran aporte científico e intelectual de los árabes.
La caída de Thomas está entre las notas más refrescantes en este ambiente periodístico dominado por la progresía, que con su doble discurso se ha convertido en el principal enemigo de la libertad y la seguridad del mundo democrático. Es ella la que defiende a los totalitaristas y a los fanáticos religiosos. La izquierda de hoy es la más reaccionaria, falsa, oportunista y burguesa que haya existido jamás.
El caso Thomas muestra que cuando la desfachatez progresista llega a su límite, el mundo reacciona; en este caso, la sociedad estadounidense, que sigue siendo la que posee el más elevado nivel de conciencia. Si cayó la arpía decana de la prensa progre, pueden caer los demás, cosa que deja un resquicio a la esperanza en lo relacionado con el futuro de la libertad y la ecuanimidad en las noticias.
No existe la menor duda de que los medios son los responsables del 90 por ciento de las tergiversaciones ideológicas... y de las consecuencias políticas que acarrean. Si los editores de hoy se deshacen de aquellos periodistas que reciben dádivas de los árabes, y adicionalmente marginan a los extremistas que quieren retornar al absolutismo estalinista o hitleriano, automáticamente el mundo reencontrará su cauce de prudencia y tolerancia.
JOSÉ BRECHNER, ex diputado boliviano.
http://revista.libertaddigital.com
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