sexta-feira, 4 de junho de 2010

Flotilla - Preguntas

Un periodista norteamericano ha apuntado la velocidad de la reacción suscitada por el trágico incidente de la flotilla pro Hamas. La actuación de las fuerzas armadas de Israel, y el propio gobierno israelí, han sido condenados por los gobiernos y las organizaciones políticas e humanitarias de casi todo el mundo en cuestión de horas, a veces minutos, antes de cualquier investigación. La última vez que hubo algo parecido fue cuando las autoridades hondureñas impidieron que un peón de Hugo Chávez se hiciera con el país. En los dos casos se trata de incidentes protagonizados por países pequeños. Con ellos, nuestros gobiernos pueden mostrar una valentía que no demuestran nunca en casos como Irak, Venezuela, no digamos ya China o Rusia... Como suele pasar ya desde hace tiempo, nuestros gobiernos, de una cobardía suprema, se ríen de nosotros.

Por otra parte, nuestros gobiernos sacan pecho para condenar la acción de gobiernos democráticos: lo que no se atreven a hacer con los autoritarios, lo hacen con quienes intentan defender sistemas liberales. En esto el esperpéntico gobierno de Rodríguez Zapatero no se distingue demasiado de los aparentemente más serios de Dinamarca, Suecia y Gran Bretaña, entre otros muchos. ¿Qué necesita demostrar toda esta gente?

Uno de los posibles objetivos estratégicos de la flotilla de paz y buen rollito, cargada de suicidas islamistas vocacionales, era contribuir a acabar con las relaciones entre Turquía e Israel, que han formado uno de los ejes fundamentales para cualquier posible estabilidad en la zona y llevan deteriorándose hace años, desde que en Turquía ha ido avanzando el islamismo. La diplomacia norteamericana se ha aplicado con urgencia a restañar las heridas. En cambio, ¿qué pretenden nuestros gobiernos europeos adulando a la extrema izquierda filoterrorista? ¿Ayudar a acabar con cualquier rastro de liberalismo democrático en Turquía? ¿Acelerar la islamización de uno de los países más importantes, estratégicamente, del mundo? ¿No hay forma de intentar parar esa deriva en un vecino tan próximo por tantas razones? (En contra de lo que parece, no todos los turcos están de acuerdo con la flotilla pacifista pro Hamas).

Otro aspecto del asunto es el de la presencia de militantes pro Hamas venidos de Europa y Estados Unidos. Personas que en sus países disfrutan de todos los derechos y todas las ventajas derivadas de los sistemas democráticos liberales, al parecer iban a manifestar su simpatía por la acción de Hamas, una organización terrorista que no reconoce el derecho de Israel a existir, ejerce un poder dictatorial sobre Gaza y no ha renunciado a la violencia terrorista y tampoco acepta los acuerdos a los que han llegado previamente otros negociadores y políticos palestinos.

¿Debemos deducir que estas personas y las organizaciones a las que pertenecen comparten estas posiciones? ¿Respaldan a Hamas? ¿Respaldan la violencia terrorista? ¿Cuál es su posición ante el 11-S, los atentados de Bali, del metro de Londres o del 11-M en Madrid? (Eso por no hablar de los miles de muertos, heridos y mutilados en atentados islamistas en India, Pakistán, Irak o Afganistán, países democráticos o que se esfuerzan por establecer regímenes cercanos a la democracia...).

José María Marco

http://www.libertaddigital.com

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