domingo, 27 de junho de 2010

Feminismo de pacotilla

El burka es una prenda que atenta contra la dignidad de la mujer. No se haga líos, señora Aído. Es usted especialista en hacer cuesta arriba la siempre enojosa tarea de defender su presencia en el gobierno de España. Cuando hasta Beatriz Corredor o Cristina Garmendia emprenden una carrera desenfrenada por desbancarla del top-ten de la inutilidad gubernamental, ¡zas! se las ingenia para recuperar el puesto que se ha ganado a pulso a golpe de ocurrencia letal para los ciudadanos. Su última audacia ha sido sostener que «prohibir el burka supondría penalizar aún más a las mujeres». Aquí es donde el maestro Ibáñez dibujaría un bocadillo lleno de letras inconexas en la cabeza de Mortadelo o Filemón para reflejar el desconcierto ante tamaña insensatez. El lenguaje de la ministra de Igualdad es como el look casual, calculadamente desgalichado. Su discurso confuso busca salvar de la hoguera su política errática: manda un mensaje a la progresía dolorosamente afín a un ropaje profundamente machista sin descuidar a las mujeres que utilizan la lógica para desautorizar el uso de esa vestimenta que discrimina a sus congéneres, por más que lo luzcan desde respetables convicciones.

Duele no obstante que tenga que ser un caballero, su compañero el ministro Celestino Corbacho, el que saque la cara por el sentido común y verbalice lo que la mayoría pensamos: que ocultar la cara de la mujer es un retroceso en sí mismo, por no hablar de sus implicaciones en el campo de la seguridad. Ya dijimos algunos que conformar el Consejo de Ministros con la calculadora de la paridad en una mano y el mapa de las Autonomías en otro nos traería algún disgusto. Quizá alguna feminista de pacotilla como Aído debería recordar aquello de que «cuando no sepas a dónde vas, párate, y recuerda de dónde vienes».

Mayte Alcaraz

www.abc.es

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