domingo, 31 de agosto de 2008

Gracias a Rusia, vuelve la OTAN

El secretario general de la OTAN debe de estar dando las gracias a Rusia. Desde el final de la Guerra Fría y el desmantelamiento del Pacto de Varsovia, los aliados nunca habían sido capaces de trabajar codo con codo de la forma en que lo están haciendo como consecuencia de la invasión de Georgia por parte de Rusia.

En una reunión de emergencia, la primera en mucho tiempo, los ministros de Asuntos Exteriores de los 26 estados miembro de la OTAN no llegaron a reclamar el fin del pacto entre la OTAN y Rusia, pero su tono fue claro. Como secretario general de la OTAN, el general Jaap de Hoop Scheffer afirmaba: «No podemos seguir como si no pasara nada». Ahora, la Alianza va a poner en marcha una comisión OTAN-Georgia, enviará expertos para evaluar los daños ocasionados a las infraestructuras del país y revisará la situación de las fuerzas de seguridad de Georgia, presumiblemente con vistas a reconstruirlas.

A pesar de que es fácil poner en evidencia la existencia de grietas dentro de la alianza (Alemania y Francia siguen mostrándose más escépticas respecto al ingreso de Georgia en la OTAN que EE.UU. y Gran Bretaña) y el desenlace de la cumbre de la OTAN en diciembre de 2008 es aún difícil de predecir, por primera vez en décadas todos los aliados están de acuerdo en que la OTAN no debería ser sólo un nicho que proporciona estabilidad (como parecía desear EE.UU.), sino un foro para el debate político trasatlántico y las operaciones de amplio espectro, desde la estabilidad hasta la disuasión, pasando por las acciones de guerra convencionales.

Aunque la decisión de la OTAN de enviar un equipo de 15 civiles expertos en planes de emergencia para ayudar a Georgia a evaluar los daños de su infraestructura civil pueda parecer insignificante, representa una ruptura básica con la postura exclusivamente militar de la Alianza.

Hasta ahora, la OTAN siempre se ha apresurado a asegurar que el desarrollo y la seguridad son interdependientes y que la organización debe adoptar, por utilizar su expresión, un «planteamiento integral» para sus operaciones, por ejemplo, en Afganistán. Pero muchos aliados han manifestado sus reservas ante esta iniciativa por temor a que la OTAN invada el territorio de la Unión Europea. Pero si el equipo enviado por la OTAN se contempla como un éxito, puede augurar el desarrollo de nuevas posibilidades civiles y militares. Dentro de la OTAN, la práctica rige el desarrollo doctrinal, el cual rige a su vez la práctica futura.

De nuevo gracias a Rusia, es probable que esta OTAN de aspecto renovado siga teniendo buenas relaciones con el nuevo gobierno de EE. UU. Aunque se ha pensado durante mucho tiempo que el nuevo presidente de EE.UU., ya sea Barack Obama o John McCain, concedería a la Alianza el beneficio de la duda, la mayoría de los analistas creían hasta hace poco que el multilateralismo defensivo de EE.UU. estaría condicionado al apoyo europeo de la misión de la OTAN en Afganistán. Cuando habló en Berlín, Barack Obama pidió que los aliados europeos de la OTAN enviasen allí más tropas, y su contrincante presidencial, John McCain, ha hecho declaraciones similares. Pero con los tanques rusos en Georgia y las amenazas nucleares sobre Polonia, hoy nadie cree que el regreso de EE.UU. a la OTAN vaya a depender del envío de más tropas europeas al Hindukush.

Por último, aunque es posible que Rusia pretendiera establecer un límite y detener la aparentemente infinita expansión de la OTAN, puede que sus actos hayan aumentado en vez de disminuir la probabilidad de que Occidente termine por abrazar tanto a Georgia como a Ucrania.

Sin embargo, la unidad y los objetivos recién estrenados de la OTAN también presentan sus dificultades. La Alianza todavía se enfrenta a un gran número de pruebas en sus operaciones, como ha demostrado la muerte de 10 soldados franceses en Afganistán. También es necesario que se renueve para mejorar sus operaciones. Las reformas incluyen reajustes en las estructuras de mando de la OTAN, cambios en la forma de financiación de las misiones de la OTAN y mejoras en su capacidad para establecer fuerzas de seguridad locales durante y antes del combate.

Es posible que la unidad se vaya desvaneciendo a medida que las fuerzas rusas empiecen a retirarse de Georgia. Pero, incluso así, gracias a Moscú, el 60.º aniversario de la OTAN en 2009 brinda una oportunidad para revitalizarla. y, aprovechando las elecciones en EE.UU., restablecer el consenso sobre la seguridad euroatlántica. Nada podría estar más lejos de las ambiciones de Rusia ni ser mejor para Europa y EE.UU.

Daniel Korski
Analista del European Council on Foreign Relations
www.ecfr.eu

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