En España, «El libro negro del comunismo» estaba olvidado, como quizás los crímenes que cuenta en su inventario.
Acaba de ser reeditado «El libro negro del comunismo» (Ediciones B). Un libro originalmente editado en francés por Éditions Robert Laffont, en 1997. Sus autores son profesores universitarios, investigadores e intelectuales de primera fila, entre ellos el compilador y encargado de la edición, Sthéphane Courtois, editor de la revista «Communisme» y director del «Centre nacional de la recherche scientifique» (CNRS). Es extraño lo que ha ocurrido en España con este libro –un ensayo riguroso, impresionante, imprescindible, extraordinario–: el libro estaba descatalogado y había desaparecido. No se podía encontrar en ningún sitio, ni siquiera existían ejemplares «de viejo» que pudiesen ser localizados en librerías de segunda mano por Internet. No quedaba ni rastro de un libro que, en su momento, pasó discretamente por las librerías para, al poco, esfumarse por completo. El original francés se titula: «Le livre noir du communisme: Crimes, terreur, represión». Y de eso es precisamente de lo que habla: de los crímenes, el terror y la represión del comunismo. Courtois encabeza su capítulo introductorio con una cita estremecedora de Tzvetan Todorov, que conoció bien la Bulgaria comunista: «La vida ha perdido contra la muerte, pero la memoria gana en su combate contra la nada».
En España, sin embargo, la nada había vencido a la memoria hasta ahora, y «El libro negro del comunismo» estaba olvidado, como quizás lo están los crímenes que cuenta en su inventario. Dice Courtois que el siglo XX fue la centuria de la violencia y del crimen, y repasa la lista: dos guerras mundiales, nazismo, Biafra, Ruanda, el imperio otomano y el genocidio armenio, la Italia de Mussolini que asesinó a los etíopes… Una retahíla monstruosa. Sin embargo, ¿quién ha enjuiciado los crímenes del comunismo? Como recuerda el autor, ésos no han sido sometidos a evaluación legítima, ni mucho menos moral. Los archivos y los testimonios abrumadores muestran que «el terror fue desde sus orígenes una de las dimensiones fundamentales del comunismo moderno». El comunismo, continúa Courtois, ha cometido innumerables crímenes contra el espíritu y contra la cultura universal, pero este ensayo se centra en los crímenes contra la vida de las personas, lo que constituye «la esencia del terror».
La aproximación numérica, siendo mínima, se acerca a los cien millones de muertos. Lenin y sus camaradas –según Courtois– se situaron en el marco de una «guerra de clases» sin compasión en la que el adversario político, el ideológico o incluso la población recalcitrante eran considerados y tratados como enemigos y debían ser exterminados. Un hijo de kulak ucraniano deliberadamente entregado al hambre por el régimen estalinista «equivale» a la muerte por inanición de un niño judío en el gueto de Varsovia entregado al hambre por el régimen nazi… Este libro es demoledor: enfrenta al lector con el sufrimiento de millones de seres humanos y, curiosamente, está escrito por algunos intelectuales que, en su momento, se dejaron atrapar por «la fascinación del comunismo». Un comunismo que no es tan rojo como siempre suponemos, sino negro. Del color de la sangre derramada, reseca.
Ángela Vallvey
www.larazon.es
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