La mayoría de académicos consideran que la condición mínima para calificar como "fascista" un particular régimen político es la instauración de un gobierno autoritario, en donde las libertades y derechos básicos del individuo, tales como la propiedad privada, el derecho a la vida o la libertad de expresión, son intensamente limitados o eliminados en base a la persecución de un particular fin superior definido por el poder estatal, ya sea de carácter racial, económico, social o... ¿medioambiental?
Partiendo de este enfoque, el ecologismo más radical podría enmarcarse dentro de esta definición, ya que la elite verde defiende la imposición al resto de individuos de una economía planificada, dirigida desde los poderes públicos, la instauración de un régimen autoritario mediante la "suspensión de la democracia" y la creación de un gobierno mundial, así como la eliminación de población por causas medioambientales (la exterminación de los judíos efectuada por los nazis se efectuó por motivos raciales).
La obra A Little Green Book: of Environmental Quotes and Comments resume a la perfección algunas de las principales aspiraciones de la elite ecologista internacional, muchas de las cuales constituyen la mayor amenaza para la vida y libertad de los individuos desde el derrumbe del comunismo con la caída del Muro de Berlín en 1989. La obra condensa las metas y medios a emplear para la implantación de un régimen ecológico, en el que la energía nunca será barata (impidiendo así el desarrollo económico), la población mundial será reducida de los casi 6.000 millones de personas a apenas unos cientos y el libre mercado desaparecerá por ser perjudicial para la Madre Tierra.
Stephen Schneider, Stanford Profesor of Climatology, autor de muchos de los informes del IPCC.
M. Llamas
http://www.libertaddigital.com
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